La actual ola de promoción minera en la provincia hace retornar una pregunta retórica: ¿Por qué no vuelve a producir Sierra Pintada?
Esta no es sólo una simple pregunta, es un sinsentido. Cuando, en su momento, durante el gobierno de Carlos Menem se justificó su parada, se lo hizo por los costos de producción que no eran competitivos contra la compra de uranio en el exterior; esa situación ya hace rato que no existe.
Si bien hay una ley restrictiva para la minería metalífera, tampoco hoy es un obstáculo para reactivar la minería del uranio. Esta situación resulta realmente inconsistente ya que la subsecuente compra de uranio en el exterior ha ocasionado gastos cuantiosos en dólares; tal vez, cerca de los 1.000 millones de dólares, cuando podríamos producir con moneda nacional. Hoy en día, el comprar el combustible nuclear en otros países significa erogación de dólares que no tenemos y, además, con un costo mayor que si lo hiciéramos en la Argentina, con todo lo que significa el no depender de terceros países en un insumo estratégico como es el nuclear. No hay ninguna justificación por la cual no deberíamos estar produciendo nuestro propio uranio. La independencia geopolítica, la utilización en tiempo y forma de este insumo estratégico, la reactivación de la economía regional y el ingreso de regalías a la provincia son algunas de las razones por las cuales la pregunta sigue resonando.
El Gobierno pregona que el cobre es muy importante para el futuro energético, yo le diría que el uranio también lo es ya que la energía nuclear es la única energía de base que podría suplantar a los combustibles fósiles para la generación de electricidad; las energías renovables son sólo complementarias ya que no pueden mantenerse en funcionamiento bajo cualquier condición.
Es de desear que esta vez no equivoquemos el rumbo y la provincia acierte en ponerse en movimiento en una actividad que es madre de industrias.
Lic. Guillermo E. Rojas
Secretario General Seccional Cuyo-Noroeste. Asociación de Profesionales de la CNEA.