La Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) recibirá este jueves a los cinco gobernadores rebeldes que se negaron a firmar el Pacto de Mayo y a adherir al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
El espacio sindical que encabeza Ricardo Pignanelli del SMATA se ofrecerá como trinchera de guerra a los mandatarios provinciales que se oponen a los programas del gobierno de Javier Milei, que ya cuenta con el apoyo de otros 18 gobernadores.
El grupo de los cinco díscolos estará encabezado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Secundarán al bonaerense los jefes provinciales de Formosa, Gildo Insfrán; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Tierra del Fuego, Gustavo Melella; y de La Pampa, Sergio Ziliotto.
Además del SMATA, forman parte de la CSIRA la UOM de Abel Furlán y los gremios textiles, del calzado y otros del ámbito industrial, todas actividades amenazadas por las desregulación de los mercados y la apertura de las importaciones.
En este contexto, la confederación gremial de los industriales dará marco para un acto político en rechazo a la Ley Bases, la vuelta de Ganancias y el RIGI, sumándose al esquema opositor al gobierno de Milei.
La CSIRA se convierte en la primera gran facción del sindicalismo en jugar una carta fuerte en medio del proceso de reacomodamiento de las fuerzas gremiales tras el triunfo de Milei en el Congreso.
El alineamiento de los industriales con Kicillof, líder del G5 de los gobernadores, será la continuidad de un primer paso que ya dieron en la previa al debate en el Senado cuando Pignanelli reunió en SMATA a Pablo Moyano, a los referentes del sindicalismo kirchneristas, a los líderes de las CTA y a las Madres de Plazo de Mayo.
El espacio pasa sin escalas de un pasado silencioso y de gestiones subterráneas a un presente como escenario político de un sector de una oposición en formación.