Si el espectro de la política argentina fuera serio, que no lo es, se ocuparía de cuestiones de fondo como la mejora de competitividad, principalmente en eliminar el lastre de infraestructura que encarece costos de modo superlativo, aún donde el Estado no necesita invertir, sino que lo hagan los privados. Tan solo tiene que poner inteligencia, eficiencia en los estudios de factibilidad y normas claras que eviten cualquier tipo de excesos.
Por ejemplo, nuestra troncal fluvial -la llamada Hidrovía Paraguay Paraná-, una de las más importantes del mundo, está siendo parcialmente desaprovechada.
De nada sirve añadir profundidad al canal por encima de los 32 pies si en ningún caso los buques podrían llevar más de 50 mil toneladas, en contraposición con la tendencia mundial de utilizar cargueros de 100 a 300 mil toneladas.
Es posible replicar aquí, Sí, por supuesto, con tan solo permitir que los privados construyan una o varias plataformas de transbordo en las aguas profundas del Río de la Plata, donde arriben buques de hasta 300 mil toneladas. Sin mantenimiento de la troncal utilizando el Paraná Guazú y el Canal Magdalena, aun sin canalizar.
Ejemplo, la flota paraguaya que transporta 30 millones de toneladas anuales haciendo trasbordo de cargas en Nueva Palmira, Uruguay. Las plataformas en las aguas del Río de la Plata permiten el manejo de 200 millones o más de trasbordo de carga anual, acortando caminos y evitando el canal que lleva a costas uruguayas. Quien se puede oponer a esto son los burócratas que miran tan solo las cajas y las terminales que monopolizan las cargas.
Por el contrario, este cambio en la logística fluvial abre la posibilidad de cientos de nuevos puertos a lo largo del Río Paraná. El beneficio se extiende también al acortamiento de los fletes por vía terrestre, de forma que un camión cargado con soja en Salta no necesita ir a Rosario, lo puede descargar en Formosa. Igual a los productos del Chaco en Barranqueras y así todo el resto.
El ahorro que implica este cambio en la infraestructura logística se derrama principalmente en los productores, quienes vienen siendo expoliados por distintos gobiernos y también por el actual. No existe otra forma de salir hacia adelante que no sea producir competitivamente y aquí la infraestructura juega un papel central. La producción del campo se puede duplicar y más, sin inversión del Estado, no necesita como la energía, bienvenida sea, que tiene plazos muchos más largos e inversiones cuantiosas. De lo que se trata es sacarle el pie de encima al productor, establecer reglas claras y mejorar sustancialmente la infraestructura. Solo es suficiente que esta gestión y la que venga, le presten debida atención a las posibilidades que están sobre la mesa. No es magia, es trabajo.
Ricardo Bianchi
Ya habíamos publicado en AgendAR otro desarrollo de esta propuesta de Ricardo Bianchi, aquí.