Todo Marcha Acorde al Plan es una de las frases de cabecera de los funcionarios del Gobierno. El tema es que suena más un latiguillo para tratar de traer calma a los mercados que otra cosa. Porque parece difícil sostener que en los últimos meses todo marchó de acuerdo al plan si se advierte que la inflación se incrementó, el Banco Central perdió más de USD 5.000 millones de reservas y el riesgo país se incrementó casi 400 puntos.
La respuesta del Gobierno es que el proceso no es lineal y reconoce que hay momentos de tensión y momentos de tranquilidad, lo cual es cierto. Muchas veces esos momentos de tensión son el resultado de la propia dinámica de la economía argentina, pero otras veces son provocados por shocks externos. El tema es que, por definición, el Gobierno no puede saber con precisión cuándo se producirán esos shocks ni su magnitud, porque justamente se le llama shock a un evento atípico e impredecible que es lo suficientemente relevante como para tener un impacto en las economías de los países. Estamos en presencia de uno de los shocks más grandes de la historia, al que vamos a denominar “Trumpazo”.
Santiago Bulat explicó muy bien acá todo el trasfondo del aumento de aranceles por parte de los Estados Unidos. Yo solo quisiera agregar dos gráficos para poner en perspectiva la magnitud del asunto. Primero, el impactante incremento de las tarifas efectivas que ahora pasa a cobrarle Estados Unidos al resto del mundo. Aun teniendo en cuenta la marcha atrás que anunció Donald Trump el miércoles (solo se mantiene el aumento base del 10% de aranceles aplicados a todos los países, salvo China, y el 25% para rubros puntuales, mientras que los incrementos restantes que se habían anunciado el 2 de abril se postergan por 90 días), la tarifa efectiva se multiplicó por seis, siendo la más elevada en casi 100 años.
Arancel efectivo promedio (en %)

El impacto que esto va a tener en el comercio internacional es sumamente relevante. Como referencia, Estados Unidos representa el 25% del PIB mundial y 15% del comercio internacional. Y si bien las negociaciones continúan y es probable que su efecto en la producción y el comercio tarden unos meses en materializarse, su impacto en los mercados financieros fue inmediato y sumamente brusco. Ahí aparece el segundo gráfico, que muestra la evolución del Índice Vix (que mide el grado de volatilidad y de incertidumbre que hay en los mercados financieros). Como pueden apreciar, los anuncios –y sus contramarchas- generaron un pánico en los mercados similar al de los shocks más grandes de la historia reciente (el Covid-19 y la Crisis Subprime).
Índice VIX

¿Qué tanto puede afectar a la economía argentina? Si miramos nuestra relación comercial con Estados Unidos (representa solo el 8% del comercio total), uno podría pensar que sus consecuencias serían leves. Sin embargo, eso pierde de vista los impactos más relevantes, que son los efectos indirectos que todo shock económico –y más uno de esta envergadura– generan.
Esto está bastante estudiado en la literatura. Por ejemplo, este trabajo del FMI estudia los efectos de los shocks que se produjeron entre 1990 y 2011 y encuentra varios patrones que se repitieron en todos los eventos. Los shocks provocan, por un lado, un aumento del riesgo país para las economías emergentes (lo que encarece el acceso a financiamiento externo) y una salida neta de capitales desde estos países hacia los más avanzados y, por otro, la caída de la actividad industrial en los países más desarrollados y de los precios internacionales de las materias primas (ambos elementos se traducen en una caída de las exportaciones de los países emergentes). Todo esto lleva a una fuerte pérdida de divisas, provocando una depreciación del tipo de cambio (o una importante caída de reservas del Banco Central, si es que decide absorber la presión desprendiéndose de parte de las mismas).
Mecanismos de transmisión de un shock externo combinado

Un comportamiento muy similar se observó acá desde el anuncio de las medidas. Dada la velocidad con la que se mueven las variables financieras, allí estuvieron los primeros efectos palpables. El dólar financiero aumentó 4% en una semana (podría haber sido más, pero el Banco Central lo contuvo interviniendo) y el riesgo país saltó 100 p.b. (de 823 a 927). Si bien la cotización oficial no tuvo sobresaltos (obviamente porque el BCRA lo administra en función del crawling peg del 1% mensual), la presión vino por el lado del tipo de cambio real (la depreciación generalizada de las monedas del resto de los países se traduce automáticamente en una mayor apreciación de nuestra moneda).
Si bien todavía es temprano para que se materialicen los efectos comerciales, el economista Damián Pierri analizó los shocks de este tipo que tuvo Argentina anteriormente y muestra que el PIB se contrajo 4,9% en el primer año y que los términos de intercambio se redujeron 10% al momento del shock (en promedio). A partir de eso, estima que en el corto plazo eso implicaría una pérdida de USD 10.000 millones de dólares por el canal comercial (que es similar al monto que va a ingresar de financiamiento neto por el acuerdo con el Fondo).
Sumado a eso, otro canal que podría complicarse mucho es el de las colocaciones y las refinanciaciones de deuda de empresas privadas. Como mostramos en esta nota anterior, la emisión de Obligaciones Negociables (ONs) por parte de empresas privadas argentinas aportaron más de USD 16.000 millones netos en el último semestre, transformándose en la principal fuente proveedora de divisas del mercado cambiario oficial. Esto sin dudas se verá afectado, tal como reconoció el presidente de YPF en una entrevista reciente.
Si bien nunca es un buen momento para que aparezcan cisnes negros de esta magnitud, la realidad es que se produjo justo cuando la economía argentina ya venía tensionada por cuestiones domésticas (freno en el proceso de desinflación, dudas respecto del esquema cambiario, aumento en las expectativas de devaluación, caída de reservas, entre otras). Las ironías del destino hicieron que Trump, principal aliado y referente de Milei, no solo aplicara medidas ultra proteccionistas que van totalmente a contramano de lo que pregona el manual libertario, sino que al hacerlo le asestó un golpe durísimo a la economía argentina.
Juan Manuel Telechea