YPF encara junto a la CNEA un polo para la explotación de uranio en Chubut

Durante su presentación en el Foro Energía Chubut 2050, Horacio Marín detalló que YPF colaborará con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el gobierno de Chubut en el desarrollo de un polo industrial orientado a la explotación de uranio, un mineral estratégico para la transición energética. “Vamos a trabajar con la CNEA y el gobierno provincial para aportar eficiencia empresarial y obtener la licencia social necesaria”, afirmó el CEO. El proyecto apunta a posicionar a Chubut como un actor clave en la producción de uranio, con miras a exportarlo para aplicaciones como la inteligencia artificial hacia 2030.

Este anuncio responde a la creciente demanda global de minerales críticos y busca diversificar la matriz productiva de la provincia, en un contexto donde los yacimientos petroleros convencionales muestran signos de declinación. El desarrollo del polo industrial también plantea desafíos, como garantizar la aceptación de las comunidades locales y cumplir con estrictos estándares ambientales.

Venta de Manantiales Behr

En paralelo, Marín confirmó que YPF propondrá formalmente la venta del yacimiento Manantiales Behr, ubicado en la Cuenca del Golfo San Jorge. Un anuncio que es una confirmación de lo adelantado en otros foros realizados el año anterior. Esta decisión forma parte de la estrategia de la compañía de desinvertir en activos convencionales para concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de Vaca Muerta, el megayacimiento no convencional de Neuquén. “Queremos que empresas medianas con capacidad de inversión tomen estos activos y los potencien”, explicó Marín.

Manantiales Behr es considerado un símbolo de la actividad petrolera actual, ya que ha sido el yacimiento de mayor productividad a partir de la aplicación de la recuperación terciaria en la CGSJ.

Contexto y perspectivas

Estas decisiones reflejan la reorientación estratégica de YPF hacia proyectos de mayor rentabilidad y relevancia en el contexto global de descarbonización. Mientras el foco en Vaca Muerta promete consolidar a la compañía como líder en hidrocarburos no convencionales, la incursión en el uranio posiciona a YPF en un mercado emergente de minerales estratégicos.

En Chubut, el anuncio del polo industrial ha despertado expectativas, pero también interrogantes sobre su implementación y los beneficios para las comunidades locales. Por su parte, la venta de Manantiales Behr abre un debate sobre el futuro de la actividad petrolera tradicional en la región.

Desde YPF, Marín subrayó el compromiso de trabajar con transparencia y en alianza con los actores locales para garantizar el éxito de ambos proyectos. “Chubut tiene un enorme potencial, y queremos ser parte de su transformación hacia una economía más diversificada y sostenible”, concluyó.

Comentario de AgendAR:

Qué típico de Marín, vicecacique de Paolo Rocca, y de la actual cúpula nuclear argentina, el abrir una mina para EXPORTAR uranio.

Mire, lector: Argentina IMPORTA uranio de Kazajstán. No tiene mucho; más o menos el justo para desarrollar un programa nuclear de 10 centrales. La diferencia en valor agregado entre la tonelada de mena de uranio natural como octóxido y la tonelada de un elemento combustible con pastillas de cerámica de dióxido de uranio encapsuladas en barras de circaloy, lista para ser quemada en una central nuclear es grande. A precios promedios, U$ 75.000 y U$ 260.000.

La diferencia es que el primero es el precio de un producto minero. El segundo es el precio de un producto muy industrial con una cadena larga de valor agregado, 3,5 veces más alto. Si ése valor agregado se hace «en casa», la diferencia queda en el país.

Es como comparar precios finales del carbonato de litio, un polvo blanquecino de U$ 14.000 la tonelada, y las enormes baterías de litio de un Tesla (andan por U$ 71.000 dólares la tonelada), es 5 veces mayor. En ambos casos, la diferencia es básicamente de añadido de otros metales caros (cobalto), la mano de obra calificada, y el costo de la tecnología de producción.

YPF y la cúpula nuclear mileísta van de cabeza a vender uranio a precio minero, y que el valor agregado, los puestos de trabajo y la tecnología se sumen afuera. Más o menos como se hace hoy los salares del NOA, que venden básicamente carbonato de litio.

No nos sobra uranio. Nuestros yacimientos suelen ser de baja concentración, no más de 333 partes por millón en peso. Para recuperar 3,33 kg. de octóxido de uranio hay que descartar 3300 kg. de «colas» como se llama a la roca estéril y al resto de minerales acompañantes. Con las 2 centrales hoy en marcha, en 20 años nos quedábamos sin uranio argentino. Hasta 1993, lo minería local alimentaba 2 centrales de potencia de uranio natural, una chica (Atucha 1) y otra mediana (Embalse).

Se suponía que añadiendo una tercera (Atucha 2), el uranio de Sierra Pïntada, nuestro último yacimiento en explotación, nos quedábamos sin uranio nativo en dos décadas, y luego a importar, mi amor, vamos a importar mi amor.

Pero ese adelantado al futuro, Carlos Menem, cerró Sierra Pintada a media explotación en 1993. Era el último en línea. Los demás, son proyectos que durmieron 23 años a espera de un alza del precio mundial del uranio, de un gobierno nacional y de una administración nuclear lo suficientemente vendepatrias. Este 2025 se alinearon los tres planetas.

Entre tanto, y desde entonces, sí señor, importamos octóxido de uranio de Kazajstán. El resto de la cadena de valor químico, metalúrgico y tecnológico de los elementos combustibles quedó aquí. Pero sin uranio propio.

Como la molienda, extracción y refinado de cada tonelada de octóxido, salen del país hasta 300 kg. de vanadio. Por eso la primera explotación concedida a la canadiense Blue Sky y Corporación América, de Eurnekián, se llama Ivana. Ésta es una concesión de apenas 280.000 hectáreas, un Tucumán y monedas.

Cada kilo de vanadio cuesta hasta U$ 35. Es decir, la tonelada de este metal crítico para la industria de los aceros especiales, la química de procesos y la de almacenamiento eléctrico en baterías anda por los US 35.000. Sería milagro que el vanadio quedara con las colas, aquí en Argentina, porque esas colas en realidad son minas de vanadio. Pero como siguen perteneciendo a Blue Sky y a Eurnekián, el estado argentino, representado por la CNEA e YPF, mirarán pasar la pelota.

Hay un país inventa las reglas del Organismo Internacional de Energía Atómica y luego las rompe (EEUU). Si la Tierra de los Valientes y Hogar de los Libres aprieta a Kazajistán para que no nos venda más uranio, nos jodemos. Si nos quedamos sin vanadio, también nos jodemos. La solución en curso es quedarnos sin centrales nucleares y sin industrias químicas y metalúrgicas que puedan utilizar el uranio y el vanadio.

Rocca y Eurnekián son rivales. Así las cosas, si YPF (es decir, Rocca) le da baratita a la Corporación América (es decir Eurnekián) las tierras de Manantiales Behr, se empardan un poco las cosas.

Qué lindo es dar buenas noticias, como dijo uno.

Daniel E. Arias

VIAMil Patagonias