CONUAR fabricará componentes de un micro reactor nuclear que se construirá en EE.UU.

La empresa CONUAR, controlada por el grupo Perez Companc, rubricó esta semana un acuerdo con la firma europea Terra Innovatum para fabricar componentes críticos del reactor micro modular SOLO. Terra Innovatum comenzó a tramitar el licenciamiento para la construcción de una primera unidad prototipo en los Estados Unidos.

La empresa Combustibles Nucleares Argentina (CONUAR) podría fabricar componentes para un micro reactor atómico diseñado por una firma europea. La compañía, que es controlada por el grupo Perez Companc y tiene a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) como accionista minoritario, firmó en Viena un acuerdo con la firma Terra Innovatum que involucra al reactor micromodular SOLO. El acuerdo también abre la puerta a establecer en la Argentina un hub de ensamblaje y cadena de valor para Latinoamérica relacionado con este reactor.

El convenio suscrito establece que Conuar diseñará y fabricará componentes críticos para el SOLO Micro-Modular Reactor (MMR) de Terra Innovatum, una compañía europea enfocada en el desarrollo de soluciones nucleares innovadoras.

El CEO de CONUAR, Rodolfo Kramer, celebró la firma del convenio. “Este acuerdo representa una oportunidad única para demostrar cómo la capacidad industrial argentina puede integrarse a proyectos internacionales de vanguardia. En Conuar nos sentimos orgullosos de aportar nuestra experiencia y know-how para hacer realidad un diseño que promete energía limpia y accesible para futuras generaciones”, dijo.

El micro reactor modular SOLO esta diseñado para generar aproximadamente 1 MW. Por su diseño modular, el producto es escalable hasta generar la potencia necesitada por cada cliente, por lo que está orientado a cubrir necesidades energéticas en sectores industriales de gran consumo, así como en regiones con infraestructura limitada.

Diseño y fabricación de componentes

Según el acuerdo, Conuar diseñará y fabricará componentes esenciales del reactor, aportando su experiencia de más de 40 años en la producción de elementos combustibles y en la integración de componentes de alta exigencia para la industria nuclear.

El listado de componentes incluye la fabricación de tubos y placas de circonio para sistemas de refrigeración y mecanismos de barras de control. También de componentes de aceros inoxidables y aleaciones especiales (IRC, piping, estructuras internas), fabricados mediante procesos de soldadura y ensamble certificados bajo estándares ASME III, superando incluso exigencias de industrias como Oil&Gas y aeroespacial.

Conuar también fabricará los conjuntos combustibles, desde la fabricación integral de varillas combustibles hasta las herramientas de inspección y manipulación remota. La empresa tiene una larga trayectoria fabricando los elementos combustibles para las centrales nucleares argentinas.

Otro punto importante del convenio es que abre la posibilidad de establecer en la Argentina un hub de ensamblaje y cadena de valor para Latinoamérica, desde donde se podrían distribuir los reactores micromodulares SOLO hacia Sudamérica y Centroamérica, lo que constituiría un paso importante en el proceso de internacionalización de Conuar, cuyo paquete accionario se reparte entre el grupo Perez Companc (67%) y la CNEA (33%.

Reactor

Terra Innovatum está desarrollando el diseño de su microrreactor modular SOLO, que servirá de base para una plataforma energética modular escalable de MW a GW. Cada unidad SOLO está diseñada para generar aproximadamente 1 MW.

La compañía comenzó este año a tramitar con la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de los Estados Unidos la presolicitud de licenciamiento del diseño y construcción de una primera unidad prototipo con el propósito de realizar pruebas, investigación y entrenamiento.

El reactor SOLO es un reactor refrigerado por gas cuyo diseño aprovecha los sistemas y componentes autorizados y comercialmente disponibles, incluido el combustible. El núcleo del reactor incluye un moderador sólido y un reflector hechos de grafito.

Cada unidad estará diseñada para proporcionar energía eléctrica y/o térmica para sitios industriales. También puede emplearse para otros usos, como la desalinización de agua y la producción de radioisótopos médicos.

El combustible empleado es el combustible tradicional que se utiliza en la flota de reactores de agua ligera (LWR), que emplean pastillas de dióxido de uranio en tubos revestidos a base de circonio. El uranio es de bajo enriquecimiento (LEU), a un nivel por debajo del 4,95%.

“La disponibilidad de una cadena de suministro establecida permite a TINN mejorar la viabilidad comercial, un cronograma más predictivo y reducir la incertidumbre en la estimación de costos”, dice la compañía en su aplicación a la NRC.

Nicolás Deza

Comentario de AgendAR:

Es un notición y está bien explicado. Pero creo que hace falta hacer una advertencia: algunas centrales nucleares francesas, inglesas e italianas de los años ’50 y ’60 también eran refrigeradas a gas.

En Inglaterra alguna de éstas sigue activa, pero ya tiene fecha de decomisión.

Lo que es un tanto arriesgado es usar grafito como moderador de neutrones, en lugar de agua pesada o liviana. Todo bien con Terra Innovatum, y le deseo el mayor éxito a CONUAR si esta firma logra volverse ladera, de Centroamérica al sur, de otra firma que venda reactorcitos bonsai como quien vende generadores electrógenos diésel.

Sólo tengo una objeción respecto del mercado eléctrico argentino. Está horriblemente desregulado desde tiempos de Menem, y quienes fabrican electricidad se pasan la seguridad operativa por el arco del triunfo. Y un accidente en una central de gas de ciclos combinados no es comparable con el de una centralita bonsai de Terra Innovatum o de cualquier otra marca.

Desde que Menem eliminó a los dos comités internos de la CNEA, el de radioseguridad y el de licenciamiento, la autoridad radiológica recayó en la ARN. Ya en 2014 la ARN estaba colapsada de trabajo, porque Atucha 2 estaba a punto de ponerse crítica, Embalse salía de un proceso de retubado que la transformó a nuevo y la dejó «cero kilómetro», el reactor RA-10 seguía en construcción, y ya había una decena de centros totalmente especializados en medicina nuclear en el país, la mayor parte habilitados y trabajando, algunos en construcción.

La ARN entonces empezó a atajar en un arco demasiado grande, atajando unos tiros libres y unos penales que te la cuento. Y todo por dos pesos.

POR QUÉ NACIÓ LA ARN Y CAMBIÓ DE NOMBRE Y DE FUNCIÓN

Había varios centros de medicina nuclear más planificados alrededor de 2010, con la idea de llegar con al menos uno en cada provincia. Pero esos centros provinciales murieron en tiempos de Macri, Lázaros no resucitaron.

Todo esto exigía un trabajo constante de inspección, revisión y habilitación por la ARN. Se sabe: una unidad de teleterapia de rayos gamma descalibrada quema demasiado tejido sano. Una que haya ingresado de segunda mano (en tiempos de Menem sucedía bastante) probablemente estaba descalibrada, pero además tenía la unidad sellada emisora de rayos gamma vencida.

Con las unidades de irradiación con protones, los aceleradores, lo mismo que con las de teleterapia. Se necesitan inspecciones sorpresa y controles técnicos minuciosos del aparato y de su historial. Son tareas complejas, que exigen mucho conocimiento de dosimetría, radioabsorción y oncología. Y yapa, suponen una cantidad infernal de revistas y de generación emisión de documentos.

La libre importación de sistemas de radioterapia significó cantidad aparatos que daban dosis de rayos gamma inferiores a la nominal, y que a veces no tenían la precisión espacial suficiente. Los tumores suelen tener formas rarísimas, especialmente los infiltrantes, y hay que ser bastante mago para iluminarlo con máximo daño para el tejido canceroso, y la mínima para los circundantes.

Al paciente, en el mejor de los casos, le multiplicaba la cantidad de sesiones de irradiación por fuente agotaba. En el peor de los casos, el de las famosas clínicas del Doctor Cureta de la revista Humor, al paciente lo dejaba con una dosis insuficiente para destruir el tumor, y lo exponía más a rebrotes.

Las fuentes vencidas y los aparatos descalibrados deben haber dejado tendales en el interregno en que la vigilancia e inspección estaba a cargo de la CNEA, y la constitución y puesta en marcha de la ARN. Nunca nos enteraremos. Lo cierto es que la ARN nació bien dirigida, por los viejos inspectores de radioprotección de la CNEA, pero corta de presupuesto y de personal.

Muchos, ya hartos de pésimos salarios y maltrato de demasiado gobiernos sucesivos a la medicina pública y la CNEA como institución madre, agarraron con las dos manos las jubilaciones adelantadas que inventó Menem para cumplir con el mandato unánime del FMI, el BM y al menos dos cancillerías… sin contar con la de Argentina.

El mandato fue el de siempre: reventar el área nuclear, toda, y dejarla sin RRHH. Pero esta vez a fondo, con toda la fulminante autoridad de Domingo Cavallo desde el estado, y la de la Fundación Mediterránea en las cámaras de industria y comercio y de los medios detrás. Si eso mataba de apagones al país, u obligaba a los pacientes a viajar desde la Patagonia profunda a la Capital para combatir contra un tumor, agua y ajo, Argies idiotas. ¿Para qué se endeudaron con nosotros?

Que la ARN estaba colapsada de trabajo «ab initio» no se notó tanto entre 1983 y 2005, con el viejo Programa Nuclear en coma cuatro, sus obras paradas, sus instalaciones cerradas y sus RRHH con pronóstico de muerte por evaporación y jubilación. Pero entre 2005 y 2006 el peronismo se acordó de que el uranio 235 es peronista, y de que los apagones masivos, muy piantavotos.

Regándolo con unos pocos morlacos, el Programa Nuclear resucitó sorpresivamente, y se relanzó con un rugido a sus grandes obras.

Resucitamiento que duró poco; llegó al 10 de diciembre de 2015. Mientras duró ese renacimiento, la falta de RRHH de la ARN se volvió inmensa. Una explicación posible: inaugurar total o parcialmente una obra o un sistema nuclear, especialmente en países «pipí cucú» como Australia, gana votos. Si hasta Macri se fue a Holanda en 2018 para sacarse la foto con la reina, y explicar «urbi et orbi» que esa venta se debía a él.

Extraño, robarse esa foto, porque cuando INVAP se metió a codazos en la licitación por Holanda, Macri era presidente de Boca. Cuando Macri pasó de presidir Boca a presidir la Argentina, empezó a estafar a INVAP negándose a pagar los radares ya entregados a la Fuerza Aérea y al Ejército, y eso lo hizo no bien asumió, en 2015.

INVAP tardó 12 años en ganar esa licitación, y lo hizo dos veces, en 2008 y en 2017. En general las licitaciones se ganana «de una», pero los holandeses son bastante raros.

Sacarse la foto con la reina que los holandeses supieron conseguir da tapas en revistas como Caras y Hola, y horario central en los medios de aire. Multiplicar la cantidad y calidad de inspectores y de visitas en Argentina, eso no mueve el amperímetro mediático.

Pero sin la ARN, que es respetada «urbi et orbi», la Argentina no habría podido ganar jamás una licitación nuclear en el extranjeros. Tiene 2 reactores en Perú, el primero de la CNEA y el segundo de INVAP, uno en Argelia, uno bastante grande en Egipto, uno en Australia considerado el mejor del mundo mundial, otro en Arabia Saudita, el de Holanda, enorme, el segundo mayor del planeta, y que se ganó sin Macri ni reina alguna, y ahora se viene el de Uganda. Triplete argentino en el continente africano.

INVAP se corre toda la cancha, pero la ARN le certifica los botines. Incluso el Diego no jugaba descalzo.

Es curioso que los medios argentinos no hayan mentado que INVAP impone respeto por sus propios méritos, pero que sin la ARN la tecnología nuclear argentina sería muy difícil de vender. Los entes regulatorios que crearon Menem y Cavallo les salieron muy bien, imposible mejor. Dejaron que las empresas extranjeras concesionarias escribieran las regulaciones, obligaciones e inversiones a las cuales se sometían. Mejor dicho, a las que sometían y someten al tesoro.

La actual ARN fue creada para darle un marco de respetabilidad al intento de privatizar NA-SA. Peor aún, la propia NA-SA fue creada para privatizar las tres centrales nucleares argentinas. En ese cuadro, que al organismo que garantiza la seguridad nuclear lo a llamaran Entre Regulador de la Energía Nuclear, el primer nombre de la ARN era garantizar públicamente una repartición estúpida, complaciente, fofa, atiborrada de ñoquis, sin actividad real y despreocupada de todo accidente nuclear como los de Three Mile Island o Chernobyl, o radiológico grave, como el de Goiania, Brasil.

La ARN se constituyó en autoridad real en cuanto Menem y Cavallo entendieron que ningún privado asumiría riesgo ni responsabilidad nuclear. Lo que les salió siempre muy bien a los concesionarios de ferrocarriles, autopistas, gasoductos, electroductos, empresas de provisóon de agua, y sigue la lista, fue rascarse el higo y cobrar un 1500% arriba de los precios históricos en dólares.

Pero eso sabemos todos cómo termina en el vidrioso rubro nuclear. Es otro planeta,

Si Edesur te dejaba 15 días uno o dos partidos bonaerenses a oscuras, de las manifestaciones, barricadas y ataques de vecinos a las sucursales de esa empresa no se enteraba nadie. Si los concesionarios de los trenes urbanos estaban matando entre 400 y 500 personas por año en las vías, especialmente en las barreras y en los cruces peatonales, tampoco se enteraba nadie.

La Tribuna de Doctrina y el Gran Diario Argentino ganaban mucho más plata vendiendo silencio que información, y cobrándole al gobierno en forma de cadenas de radio, de TV por cable y por aire, y publicidad.

Pero si generás en la ARN el mismo «vale todo» que los demás entes regulatorios, no tenés ni cuatro años para generar incidentes nucleares, y tres mas en comprarte un accidente que mida alto en la escala INES, esa que cuantifica la gravedad. ¿Quién dijo Three Mile Island, por ahí? Que levante la mano. ¿Quién da más?

De modo que una agencia regulatoria nacida para el descontrol tuvo la puta mala suerte de heredar personal de las dos agencias de control de la vieja CNEA. No iban a poner jugadores de baseball o sociólogos en semejante cargo, no?

La ARN debutó con el nombre erróneo y para la función errónea, pero poblada por energúmenos del control. Gente de la CNEA acostumbrada a controlar con severidad a la misma CNEA, oriunda de dos entidades dedicadas cuantimás a controlarse entre sí.

Más allá de su infinita capacidad de daño, a los liberales graves el átomo los excede. Ponen un circo y les crecen los enanos. Ponen un criadero de hamsters y descubren que son pitbulls. Una vez que Menem y Cavallo asumieron que no podrían venderle NA-SA a nadie, se desinteresaron del tema y dejaron que la ARN hiciera exactamente que antes del decreto que partía la CNEA, cuando eran dos agencias internas. La Gerencia de Radioprotección por una parte, y el Comité de Licenciamiento de la CNEA. Su misión y pasión: no dejarte pasar una.

Es lógico que entre esa ARN y los gobiernos menemistas, aliancistas y duhaldistas e incluso macristas se entablara una coexistencia casi pacífica. Garantizaba que el estado siguiera sosteniendo al Programa Nuclear como la cuerda al ahorcado, pero sin accidentes. Cavallo y Caputo pudieron fundir un país dos veces por gorra, el último fugar U$ 400 millones por día, y no pasa nada.

Pero llega a haber un incidente nuclear por sus recortes, y la patada al mesadinerista lo pone en órbita.

Eso sí, a la ARN la cagaron de hambre siempre y desde el vamos.

Para la ARN lo más trabajoso siempre fue controlar no las grandes o pequeñas instalaciones nucleares, sino el casi centenar de hospitales y de clínicas privadas que usan radioisótopos de diagnóstico o de terapia, con distintos radionucleídos de vida media variable. ¿Se hace una buena contención radiológica de los mismos, especialmente los descartados?

En 75 años de desarrollo nuclear tuvimos un accidente radiológico en una destilería de YPF en La Plata. A un controlador de soldaduras en un tanque muy alto se le cayó una fuente emisora de gamma en un enorme patio. No la pudo encontrar, y allí quedó tal vez una hora o dos. La recogió otro operario, y la pareció un objeto bonito, que lo es. Se la puso en un bolsillo y se la llevó a casa. Hoy no tiene piernas.

Tuvimos también un accidente nuclear en el reactor RA-2, el único de nuestra historia Un operador muy experimentado vació el agua que opera de blindaje radiológico en un modelo de pileta abierta para cambiar la configuración del núcleo, cosa que se hace desacomodando sus placas y rearmándolas de otro modo, como un Lego.

Esa operación sólo puede hacerse con el núcleo cubierto. Pero era viernes, tarde, y el el hombre quería volver a su casa y dejar todo hecho para un nuevo experimento el lunes. Esto sucedía en 1981 en el Centro Atómico Constituyentes, sobre la Gral. Paz, del lado de provincia.

Cuando el técnico se asomó a la pileta para rearmar el núcleo y lo vio descubierto, llegó a ver un fogonazo azul y entendió que había vaciado demasiado la pileta, y que ya estaba muerto. Duró unas 36 horas.

Radioprotección y el CALIN examinaron el accidente, y determinaron que el error operativo no hubiera sido posible si para reconfigurar el reactor hubiera sido imposible vaciarlo por diseño. El nivel de dolor y frustración en la CNEA debe haber sido bravo, porque lejos de hacerle cambios al RA-2, Carlos Castro Madero, presidente de la CNEA, ordenó decomisionarlo y desguazarlo. El error había sido aprobar aquella ingeniería. El diseño mismo debe impedir el error operativo.

Pero en 75 años de actividad nuclear mucho más intensa que la de nuestros primos brasucas, jamás tuvimos un accidente radiológico como el de Goiania, capital del estado de Goiás, 1987. Una fuente de rayos gamma terminó en un patio de chatarra, y las autoridades no se enteraron jamás hasta que se armó quilombo, pero del grave: tras desarmar el considerable armatoste que es una unidad de teleterapia, el propietario llevó ese pequeño y lindo cilindro de acero a su casa, donde en familia procedió a romperlo a mazazos. El cilindro se resistió todo lo que puede el buen acero.

Adentro había un polvo blanco y luminoso. La piba del chatarrero se lo puso en la cara, como brillantina. La familia invitó a vecinos, y probaron usarlo como condimento. 40 manzanas afectadas, 41 casas evacuadas,7 de ellas demolidas, 4 muertos, 249 contaminados, 28 de ellos quemados y 50 con expectativa de vida disminuida por riesgo de cáncer.

Eso es lo que pasa cuando una autoridad regulatoria nuclear está distraída, no tiene plata, no tiene gente, o las tres cosas. Se usan en todos lados en las actividades más variadas, desde la minería a la medicina. Alguien se descuida y alguna queda tirada por ahí, huérfana, hasta que alguno la levanta sin saber qué es y las consecuencias son muy malas.

A las clínicas privadas con unidades de teleterapia no les podés sacar el ojo regulatorio de encima. Y el único modo de impedir que una fuente quede guacha es llevar una contabilidad maniática de cada una, lugar y propietario, hacerle rendir cuentas de su estado y paradero, caerle con inspectores, la cana y orden de juez si no sabe/no responde, y llevársela para disposición final.

Lejos de todo este control burocrático, el propietario de la clínica que había cerrado operaciones en Goiania le vendió por tonelada todo su inventario de muebles y fierros al chatarrero de marras, y dentro de la máquina de radioterapia estuvo aquella unidad de cesio 137 a espera de desastre. Y sucedió nomás.

Es más barato controlar algunos elefantes africanos corteses y bien adiestrados, como nuestras las tres centrales nucleares y tres reactores, que una tropilla de toros cimarrones. Para lo primero, necesitás los mismos mahouts que los criaron y les enseñaron a hacer trabajos humanos pesados. Para lo segundo, no te alcanzan todos los gauchos de las pampas sudamericanas. Son toros, campeón.

Estas son las cosas en las que inevitablemente pienso cuando me entero de que se van a fabricar y vender de a centenares pequeñas centralitas nucleoeléctricas bonsai de 1 megavatio eléctrico de potencia. Es lo que necesita una fábrica metalúrgica chica o la cadena de frío de un hipermercado en una ciudad propensa a apagones, o un un destacamento de gendarmes en un desierto, o un hotel mediano en alta montaña.

¿Quién va a controlar esa inmensa red de unidades de potencia dispersas? ¿La ARN actual?

Nunca le sobró personal, pero en 2024 tenían En eran apenas 368 personas especializadas, hoy quedan 342.

En cuanto a los ingenieros reactoristas de NA-SA, antes de la motosierra eran 3209, y hoy 2962.

Y en cuanto al lugar donde fabricamos los ingenieros nucleares, los «combustibleros», los químicos de reactores, los radioquímicos y los expertos en radioprotección, seguridad de instalaciones, expertos en dosimetría y los medicina nuclear, ésa es la vieja CNEA. Antes de la catástrofe Milei habia 4123 personas, hoy quedan 3862.

Los datos vienen de la ARN, los firma Jeremías Incicco, de la agrupación Rolando García. Si gugleás el nombre de ese García, vas a aprender más historia tecnológica argentina que leyéndome a mí.

El proyecto de miles de centrales bonsai de Terra Innovatum en realidad es gigantesco, sólo que disperso en el mapa, y pensado mayormente para sitios poco poblados y fuera de redes eléctricas. Hasta ahí, todo bien. Prescindimos de miles de kilómetros de torres y cables de alta tensión vulnerables a incendios, nieve y tempestades.

Para para cualquier agencia regulatoria crecientemente despoblada, como siendo lo que queda de la ARN, y de las fábricas de cerebros que la alimentan, todo mal. ¿Cómo podríamos controlar centenares de instalaciones distribuidas en 2,74 millones de km2 continentales? Se repite el problema de las fuentes huérfanas, pero estamos hablando de inventaros de elementos radioactivos incomparablemente mayores. Demasiados perros para un solo dueño, y bravos.

Todo bien con que aquí fabriquemos los combustibles en CONUAR, una empresa sumamente seria, y que sean probados en nuestro futuro reactor RA-10, y que la ARN les ponga el sello de calidad.

Pero con inspectores sin reposición fugándose de la ARN, va a ser difícil licenciar este proyecto. Que tenga un licenciamiento a medio cocinar ante la Nuclear Regulatory Administration (NRA) de EEUU no me dice nada. Si hay que contar las cagadas de ingeniería nuclear de la NRA hay tela para cortar, pero acorto la monserga a las centrales General Electric MK 1. Se licenciaron a la brava, porque sobraban expertos internos que decían que era un diseño de mierda.

Perdón por el vocabulario, pero en 2011 reventaron 4 de estas en Fukushima, Japón, porque las autoridades regulatorias locales son manyaorejas y felpudo de las corporaciones, y en materia de diseño nucleoeléctrico, tanto la eléctrica TEPCO como la General Electric probaron una propensión horrible en ahorrar en seguridad pasiva y activa.

Por lo demás, esta centralita bonsai no es exactamente nuestra. Ponemos la mano en el fuego por CONUAR, pero ¿alquien oyó hablar de Terra Innovatum? Visitá la página aquí. No habrán construido jamás un reactor nuclear, pero tienen una página web diseñada a todo culo.

COSAS DEL GRAFITO QUE ME GENERAN DUDAS

El SOLO, nombre de la centralita de marras, se modera con grafito.

En la crípticajerga del gremio nuclear, «moderar» es bajarle velocidad a los neutrones emergentes de la fisión del uranio 235. Los neutrones lentos son mucho más propensos a romper otros átomos de uranio 235 y generar así una reacción en cadena.

Aquí siempre hemos elegido moderadores líquidos y no combustibles. Por el contrario, el grafito es un combustible perfecto. Cuando el grafito se pega fuego no hay modo de apagarlo con agua, nitrógeno o dióxido de carbono. Se termina apagando sólo muchos días después. Eso ocurre por desaparición física del grafito como matrial sólido, cuando se ha vuelto humo en su totalidad.

Los bomberos nucleares odian el grafito.

Cuando en 1967 hubo que elegir al fabricante de la entonces futura Atucha 1, hubo 17 oferentes. Todos los existentes en el mundo, en realidad, salvo la URSS. Eran tiempos del ceñudo general Juan Carlos Onganía, presidente de la Argentina por obra de Dios y de aquellos golpes de estado tan habituales. Creo que Onganía sospechaba que la URSS estaba infiltrada por comunistas.

El comité experto de la CNEA descartó primero las centrales moderadas con grafito, y ahí murieron las ofertas francesa y británica. Que además eran carísimas y no garantizaban entrega en tiempo y forma.

El criterio de exclusión quedó estampado a fuego en Argentina por el accidentes de Windscale, Escocia. En 1957 uno de los dos reactores plutonígenos allí instalados hizo una recalentada imparable durante dos días y se incendió al tercero.

El fuego ardió tres días más hasta extinguirse solo. La pluma de humo contaminado de iodo 131, cesio 137 y otros productos de fisión contaminó condados enteros del norte de Inglaterra y Gales. El iodo va directo a fijarse en la tiroides, especialmente de los pibes en edad de crecimiento. El cesio es químicamente equivalente del calcio, así que se te fija en el esqueleto.

En el paisaje de lagos y lomas espléndidamente verdes, el pasto se contaminó de iodo 131 y de ceso 137, y en 1957 las vacas todavía comían pasto. De modo que la producción local de lácteos y cárnicos en un área de 500 km2. debió descartarse durante un mes.

Si el gobierno británico se abstuvo de clausurar el complejo nuclear de Windscale y desalojar pueblos y ciudades a sotavento, fue sólo por un arreglo entre tories, laboristas y liberales, que comprometió también a casi toda la prensa y a la BBC.

A la Corona le importó tres cominos el riesgo radiológico de la población. Windscale era imprescindible para acumular el suficiente plutonio 239 con el que el Ministerio de Defensa quería testear las primeras bombas de hidrógeno inglesas.

Bombas que, por las dudas, se ensayaron en l1957 en las islas Maiden y de Navidad, muy aisladas en medio del Pacífico.

El mayor experto en seguridad nuclear de hoy, el argentino Abel González, tuvo una conversación con Tom Tuohy, jefe de operaciones del complejo de Windscale cuando el desastre, el 10 de Octubre de aquel año.

Para entendernos: a Tuohy le sobraban pergaminos y condecoraciones por bravura. Cuando Windscale se prendió fuego, tuvo que juzgar a ojímetro la temperatura del núcleo del reactor. Como la instrumentación estaba derretida o quemada, se subió solo a la vertiginosa chimenea que vomitaba productos de fisión. En la cumbre, se asomó para mirar el color de las llamaradas ahí abajo, y entender que ni niebla, ni espumas ni nitrógeno podrían extinguir aquello. Sin embargo, probó todo.

Apenas 29 años más tarde, en Chernobyl hubo otro incendio de grafito mucho peor: el de la unidad 1 de la central nucleoeléctrica de ese complejo ubicado en Ucrania, entonces una república de la URSS.

Gorbachov se paralizó, al menos en materia de informar al mundo. La pluma de radionucleídos llegó hasta Suecia, donde hizo saltar las alarmas de las centrales locales y sólo ahí se supo que en alguna república soviética había sucedido un accidente de centrales. Los bomberos que intentaron desmontar los bloques de grafito desparramados en los techos del edificio absorbieron dosis letales de rayos gamma, y fueron muriendo de síndrome agudo de radiación entre días y semanas.

Durante semanas, los helicópteros pesados del Ejército Rojo fueron sepultando el destripado edificio 1 en una ducha continua de toneladas de arena para dejar sin oxígeno las llamas y las brasas.

Décadas más tarde, en la conversación referida, González -que tiene opiniones más bien devastadoras sobre la seguridad nuclear británica- le preguntó a Tuohy si desde Chernbyl en más había surgido alguna novedad técnica en cómo sofocar un incendio de grafito.

«Ninguna. El grafito arde hasta que no hay más grafito», contestó, lacónico, el bombero improvisado más famoso del mundo.

Lo que pone de relieve que en 1967 Atucha 1 se eligió bien. Faltaban 19 años para que sucediera el pifostio de Chernobyl, pero habían pasado sólo 10 desde el descalabro ígneo de Windscale.

Aquí el grafito como moderador de neutrones fue «vade retro, Satanás» desde los comienzos mismos. Nuestras centrales núcleoeléctricas se moderan y refrigeran con agua pesada, punto.

Otros países prefieren agua común. Pero en todos los casos, el agua no es incendiable. El grafito sí.

No veo que haber descartado el grafito en centrales nucleoeléctricas sea un criterio revisable.

Daniel E. Arias

VIAEconoJournal