La función Ciencia y Tecnología (CyT) del Presupuesto nacional se redujo un 35% en promedio en últimos dos años, aunque con muchas diferencias dentro del país. En algunas provincias, el presupuesto cayó un 54%, mientras que en otras “solo” un 31%. El dato proviene de los informes que elabora periódicamente el Grupo EPC-CIICTI. Nicolás Lavagnino, su director, explicó: “En la Argentina, es muy preponderante la presencia del sector público en investigación. El 70% de la inversión se explica por la función Ciencia del Presupuesto y la Ley de Financiamiento de la Ciencia proponía que esta función representase el 1% del PBI. Para eso fue necesario crear herramientas de seguimiento. Cuando esto quedó vacante porque desapareció el MINCYT y se suspendió la ley, yo tomé la decisión de seguir adelante y se armó un espacio que continúe con ese seguimiento”.
El grupo EPC es un grupo de análisis del sistema científico-tecnológico formado por especialistas que trabajaron en el exMINCYT durante diferentes gestiones y que Impulsan investigaciones en el marco del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia y Tecnología (CIICTI), dirigido por Daniel Filmus.
Los datos que proveen son de gran relevancia en un momento de desinversión en ciencia que es único en la historia del país. “Hasta ahora, el punto mínimo de inversión en ciencia había sido en el año 2002 (0,17% del PBI) y su punto máximo en 2015, cuando llegó al 0,35% del PBI. La inversión cayó de 2015 a 2019 y después subió hasta 0,302 en 2023. La caída que estamos viendo desde ese momento no tiene antecedentes en la Argentina y tampoco hubo un momento en el que se previera que fuera a seguir cayendo como se estima que pasará. Este año creemos que va a terminar en 0,15%, se reduce a la mitad en dos años como porcentaje, además de la caída del PBI”, explicó Lavagnino. En tanto, la medición en el sector privado es más difícil de conocer pero se puede inferir por la inversión y por el índice de empleo, y en ambas también hay una baja importante.
La Ley de Financiamiento de la Ciencia está suspendida por la Ley de Emergencia declarada por el Gobierno. De todas maneras, esta era una ley de objetivo, en la que las fuerzas políticas habían acordado un camino a futuro, como sí sucedió con la ley objetivo de inversión educativa, que sí pudo llevarse a cabo y en 2013 la Función Educación llegó al 6% del PBI. “Por supuesto que si vos pensás que la inversión estatal en ciencia es mala y querés destruir el sistema no habrá ninguna ley que te pueda obligar a invertir en ciencia”, dijo Lavagnino.
Otro de los análisis que se puede ver en el presupuesto es que la caída ha sido muy desigual en diferentes partes del país. Las caídas de presupuesto fueron más importantes en provincias con poco desarrollo de instituciones científicas que en las provincias centrales. El sistema científico históricamente ha estado muy concentrado en cinco o seis provincias con un desarrollo institucional marcado, lo que hizo que siempre se concentraran los instrumentos de financiamiento en esos lugares.
Antes de 2023, hubo un proceso de construcción de obras de infraestructura en provincias más periféricas, especialmente en el norte grande, con los programas Construir Ciencia, para hacer edificios, y el EquipAr, para la compra de equipos. Esto hizo que las provincias históricamente menos favorecidas crecieran proporcionalmente más. “Una de las primeras cosas que hizo el nuevo gobierno fue eliminar todo el gasto en infraestructura y bienes de capital. Así como congeló la obra pública, el inciso 5 lo destruyó y, como es proporcionalmente mayor en las provincias más chicas, allí cayó más la inversión. En las provincias más grandes, donde hay un gasto inercial de salarios más grande, cayó menos. Los salarios cayeron un 30% en 2024 pero los bienes de capital cayeron un 80%, por lo tanto ahí se ve por qué las provincias más chicas caen más”, explicó Lavagnino.
De la misma manera, se puede ver que algunas instituciones del sistema científico-tecnológico han tenido una leve suba del financiamiento en 2025, aunque todos caen contra 2023, pero esto también se debe a su componente de salarios y bienes de capital. Algunos organismos que tienen una misión específica, como CNEA y CONAE, que tienen un componente salarial proporcionalmente mayor, cayeron menos. La Agencia I+D+i, que se dedica al financiamiento de proyectos de CyT, acumula una caída del 91,6%, y el exMINCYT del 87,9%.
Otros organismos también sufren las consecuencias. En lo que va de este año, la ejecución del presupuesto del INTI cayó 26,5%, el del INTA un 19% y el del CONICET un 18,7%. Así, los tres organismos acumulan caídas que superan el 33% desde diciembre de 2023.
Esto demuestra que al Gobierno le ha sido más fácil destruir proyectos que grupos de investigación, aunque las carreras de muchos de ellos se están viendo truncadas. Hoy las perspectivas de ingresar a la carrera de investigador científico son en extremo difíciles ya que el CONICET tiene los ingresos cerrados, muchos organismos están reduciendo su planta y el sistema privado de I+D es muy pequeño. Sobre el tema, Lavagnino explicó que “cuesta mucho reconstruir las capacidades en ciencia una vez que se destruyen. Un faltante que vas a tener son las personas formadas que a su vez pueden formar a otros científicos. También los instrumentos de financiamiento y las capacidades de gestionar esos fondos que se van generando. Formar científicos o cualquier personal altamente calificado es algo costoso y lento. En 2007, el objetivo era llegar a tener la capacidad de gestión que había a principios de los ‘90. Recién en 2013 el sistema alcanzó el nivel que había tenido 30 años atrás. El máximo anterior había sido en 1987. Por eso la ley daba un camino de previsibilidad hasta el 2032”, dijo el director del Grupo EPC-CIICTI.

Las universidades también tienen un rol muy importante en la investigación. Ellas se encuentran dentro de la Función Educación y si bien cayó un poco menos que la Función CyT, todo el financiamiento está en descenso y el sistema educativo cayó 57% en dos años. Una parte muy importante de la inversión en función Educación va a la universidades, que atraviesan una crisis de fondos, con sueldos docentes por debajo de la línea de pobreza.
“Las consecuencias se van a medir en el corto plazo y en el muy largo también. En general, el sector público hace investigaciones que generan conocimiento aunque no den un rédito inmediato, en muchos casos se transfieren al sector privado y derivan en desarrollo tecnológico. En la Argentina está siendo imposible generar conocimiento. Si seguimos así, en el futuro el sector privado no va a tener nada de lo que pueda nutrirse para desarrollar capacidades locales en nuestro país. Ahí nos va a pasar que vamos a tener que incorporar tecnología llave en mano, se tiene que comprar el paquete tecnológico sobre el cual no se tiene opción. Un ejemplo claro se dio con la disponibilidad de vacunas, otro es la tecnología nuclear, la posiblidad de radarizar las fronteras gracias al conocimiento de empresas como INVAP. Esas capacidades se van perdiendo rápidamente y luego cuesta muchas recuperarlas”, concluyó Lavagnino.
Matías Alonso