Los datos son abrumadores. En lo que va del año, los países de la Unión Europea perdieron un millón de hectáreas, equivalente a la mitad de Gales, a causa de los incendios, el peor año desde 2006 cuando comenzaron los registros.
¿Pero qué hay del Amazonas? Las noticias son más escasas, pero los datos son igual de catastróficos. Según el último informe del Monitoring of the Andes Program (MAAP), en 2024 se perdieron 4.5 millones de hectáreas (o sea poco más de dos Gales enteros) entre los 9 países que contienen al Amazonas. Brasil se lleva el podio por lejos: casi 1 millones de hectáreas de pérdida debido a deforestación primaria y casi 2 millones de pérdida de bosque debido a incendios.

El dato
El MAAP, creado por la organización Amazon Conservation en 2015, se convirtió en una de las herramientas más sofisticadas para vigilar la deforestación en la cuenca amazónica. A través de imágenes satelitales de alta resolución, drones, radares y algoritmos de detección temprana, el programa monitorea en tiempo casi real el 100% del bioma amazónico que abarca nueve países. Sus reportes identifican con precisión los focos de pérdida de bosque y las causas detrás de ellos: minería ilegal, expansión agrícola, incendios provocados o infraestructura.
Lo distintivo de MAAP es que no se limita a producir mapas técnicos: sus informes se entregan a gobiernos, comunidades indígenas, periodistas y sociedad civil, funcionando tanto como inteligencia operativa para autoridades como herramienta de presión pública. En Perú, por ejemplo, la información de MAAP permitió coordinar acciones contra la minería ilegal, reduciendo de manera significativa la deforestación en la zona de Madre de Dios.

En un contexto donde la Amazonía enfrenta un punto de no retorno (el riesgo de transformarse en una sabana seca por la combinación de tala e impactos climáticos), MAAP demuestra cómo la tecnología puede acortar la distancia entre el dato científico y la decisión política. Su aporte es doble: generar evidencia inmediata y hacerla accesible para que distintos actores puedan reaccionar antes de que el daño sea irreversible.
Federico Merke