El propio proyecto de Presupuesto 2019 elaborado por Hacienda es pesimista, ya que espera otro año recesivo. Luego de la caída de 2,4% de este año, la estimación es que el PBI se volverá a contraer un 0,5% el próximo.
Pero detrás de ese pronóstico negativo, el gobierno confía en una dinámica diferente. Según las proyecciones que hace el ministro Nicolás Dujovne, la economía arrancará mal el 2019 pero terminará muy bien.
El oficialismo reconoce que en el primer trimestre de 2019 continuará la caída, pero espera que a partir del segundo comenzará la recuperación de la mano del campo. Es decir que el piso de la recesión llegaría en febrero o marzo del año próximo y a partir de allí vendría una reactivación.
Tras «la peor sequía de los últimos 50 años», como le gusta repetir a Dujovne, la cosecha de soja debería aportar no solo una gran cantidad adicional de dólares, sino además poner en marcha nuevamente la maquinaria productiva del sector agropecuario. Ese sería el puntapié para ponerle freno a la recesión y empezar la recuperación.
«A partir del segundo trimestre se deberían empezar a notar los primeros signos de recuperación, aunque seguramente será más fuerte en el interior en una primera etapa», reconocen los principales colaboradores de Dujovne.
Además, también debería ayudar una mayor estabilidad del tipo de cambio. Según el proyecto de Presupuesto 2019, el dólar promedio se ubicará en $40,10, muy parecido al nivel actual.
El campo como motor y el dólar más tranquilo serían el gran trampolín para una reactivación que debería tomar impulso desde el segundo trimestre, pero consolidarse a partir de julio.
Vuelve, como ya sucedió en 2016, la gran esperanza de un fuerte repunte en el «segundo semestre». En aquel momento esa mejora llegó tarde y se consolidó justo antes de las elecciones legislativas, que fueron en octubre de 2017. Ahora se apuesta a un comportamiento parecido, aunque ya no se lo haga en forma explícita.
Según las estimaciones que manejan en Hacienda, en el cuarto trimestre de 2019 la economía debería estar creciendo a un tasa anualizada del 5,2%, casi como en el mejor momento que vivió el Gobierno en 2017.
Obviamente, una parte de la recuperación es posible al comparar contra un momento muy malo de la economía, como se espera que sea el último trimestre del año. Además, el consumo también mostraría señales de recuperación muy firmes, con mejoras interanuales que -siempre según los cálculos oficiales- podrían superar con tranquilidad el 15%.