Lanzan en Argentina un nuevo medicamento nacional contra la obesidad

El laboratorio Elea anunció el lanzamiento de la primera semaglutida de producción nacional aprobada para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad, en un contexto en el que los agonistas del receptor GLP-1 se han convertido en uno de los desarrollos farmacológicos más disruptivos de los últimos años.

El nuevo producto ingresa a un mercado que crece a gran velocidad desde la irrupción de Ozempic, pero con una diferencia determinante: está autorizado específicamente para tratar la obesidad y, según la compañía, en su dosis más alta será un 67% más económico que Wegovy, la versión de Novo Nordisk indicada para esta patología.

El lanzamiento se da en un país donde más del 61% de los adultos vive con exceso de peso y donde, hasta ahora, los tratamientos de última generación eran inaccesibles para la mayoría por su elevado costo. La llegada de una opción local podría modificar ese escenario, aunque su impacto dependerá de la distribución, la cobertura y la disponibilidad en el sistema de salud. El auge global de los GLP-1 –que pasaron de ser medicamentos para diabetes a ocupar un rol central en el abordaje de la obesidad– impulsa también la demanda regional, mientras los reguladores comienzan a evaluar nuevas terapias y criterios de acceso.

Obetide, la nueva semaglutida de fabricación nacional, se posiciona como una alternativa más accesible para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en la Argentina
Obetide, la nueva semaglutida de fabricación nacional, se posiciona como una alternativa más accesible para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en la Argentina

El producto de Elea se presentará en jeringas prellenadas de aplicación semanal subcutánea, lo que facilita su uso. La compañía afirma haber desarrollado un proceso de fabricación local que permitiría garantizar disponibilidad sostenida, un punto clave en un país donde la oferta de medicamentos de alto costo suele fluctuar.

Enfermedad crónica

La obesidad es considerada por la OMS una enfermedad crónica, progresiva y multifactorial que aumenta de forma significativa el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hígado graso, hipertensión y múltiples tipos de cáncer. El director de Asuntos Médicos de Elea, Matías Deprati, señaló durante la presentación que la condición “no es un problema estético ni de voluntad”, y que exige estrategias terapéuticas sostenidas. Su comentario se alinea con la discusión internacional que busca separar el tratamiento clínico del estigma social.

La semaglutida es un análogo del GLP-1 que actúa sobre los centros cerebrales relacionados con el apetito, la saciedad y el vaciamiento gástrico. Los ensayos clínicos que respaldan su eficacia muestran reducciones de peso que superan el 18% del peso corporal en los estudios STEP, realizados por Novo Nordisk, la empresa que desarrolló la droga original. A su vez, el ensayo SELECT, con más de 17.000 participantes, demostró que reduce en un 20% el riesgo de muerte cardiovascular, infarto y accidente cerebrovascular en personas con obesidad y enfermedad cardíaca previa. También se observaron mejoras en comorbilidades como hígado graso, hipertensión, perfil lipídico y parámetros metabólicos vinculados al síndrome metabólico.

La cardióloga Roxana Ratto destacó que los GLP-1 cambiaron la forma de abordar clínicamente la obesidad y que la disponibilidad de nuevas alternativas amplía las posibilidades para los equipos de salud. La médica internista y especialista en nutrición Fabiana Vázquez señaló que la semaglutida “no es un método rápido ni reemplaza la alimentación saludable o la actividad física”, y que debe indicarse dentro de un plan supervisado. Según su experiencia, ayuda a los pacientes a “reconocer más claramente la saciedad y sostener cambios que antes eran difíciles de mantener”.

La especialista en obesidad Virginia Busnelli consideró que la evidencia disponible demuestra descensos de peso clínicamente significativos y sostenidos, acompañados de mejoras cardiometabólicas. En su opinión, la versión nacional amplía el acceso a un recurso terapéutico que hasta ahora estaba limitado por cuestiones económicas.

La médica Natalia Nachón, directora del consejo de metabolismo y obesidad de la Sociedad Argentina de Medicina, remarcó por su parte que el descenso de peso inducido por semaglutida mejora la sobrecarga articular, el dolor y la movilidad, y que esas modificaciones se traducen en una mejor calidad de vida. Estudios observacionales también registraron mejoras en la vitalidad, la autopercepción corporal y la capacidad funcional.

Especialistas destacan que estos fármacos no sustituyen los cambios de hábitos, sino que forman parte de un abordaje integral del tratamiento de la obesidad
Especialistas destacan que estos fármacos no sustituyen los cambios de hábitos, sino que forman parte de un abordaje integral del tratamiento de la obesidad

El lanzamiento local se inscribe en un momento de fuerte expansión internacional de estas terapias. Lo que comenzó con el uso extendido de Ozempic para adelgazar, a pesar de ser un fármaco aprobado solo para diabetes, evolucionó hacia medicamentos específicamente diseñados para la obesidad, que hoy concentran una demanda récord. Las proyecciones de mercado estiman que esta clase de fármacos podría superar los 100 mil millones de dólares en ventas globales antes de 2030, impulsada por la aprobación de nuevas moléculas y por la evidencia creciente de reducción de riesgo cardiovascular.

La magnitud del problema da dimensión al desafío. La obesidad aumentó casi un 75% en la Argentina entre 2005 y 2018 y es responsable del 44% de los casos de diabetes tipo 2. A nivel global causa más de 4 millones de muertes por año. En ese contexto, la llegada de una semaglutida nacional abre un nuevo capítulo en el abordaje de una enfermedad que crece sostenidamente y que requiere estrategias integrales de prevención, diagnóstico y tratamiento. La expectativa de los especialistas es que la ampliación del acceso farmacológico sea una herramienta más dentro de ese proceso, no un reemplazo de las intervenciones de largo plazo que definen el éxito terapéutico.

VIALa Nación