Para llegar a déficit cero equipo económico dejará atrás el gradualismo y cambiará sus promesas de bajar los impuestos por una menos seductora presión tributaria récord que se ubicará en 26,2% del PBI, desandando el camino hacia la baja que había arrancado en 2016. Esta conclusión surge de un informe del IARAF, Instituto Argentino de Análisis Fiscal, que recuerda que en 2015 llegaba al 25,8%.
A simple vista, esto marca una aumento de menos de un punto porcentual respecto del nivel de este año. Pero Nadín Argañaraz, titular del IARAF, detalla que el incremento es incluso mayor. “Hay que tener en cuenta que hasta el año pasado se esperaba que la presión tributaria de 2019 fuera 0,3 y 0,4 puntos porcentuales menor que la de este año, así que ese debe ser el punto desde donde tenemos que medir el aumento, que claramente es superior a un punto del producto”.
La mayor presión impositiva tiene dos pilares:por un lado, las retenciones adicionales a las exportaciones que equivalen al 1,2% del PBI. Por el otro, la “no rebaja” de impuestos a la que hizo referencia el ministro Dujovne, cuando presentó los resultados fiscales del tercer trimestre y ratificó el compromiso de pasar del 1,1% de déficit primario acumulado en lo que va del año a déficit cero en el 2019.
Esa “no rebaja” implica frenar las reducciones impositivas que se habían pactado en la reforma tributaria aprobada por el Congreso en diciembre de 2017.
De aquella reforma se mantienen en pie las rebajas a las contribuciones patronales, la apuesta con la que el Gobierno busca reactivar el deprimido mercado laboral. Y si bien se reduce el impacto del impuesto a las Ganancias porque se permite computar como pago a cuenta una porción del impuesto al cheque, la aridez fiscal se llevó puesta la promesa de aumentar ese porcentaje del 33% actual al 50%. En el camino también quedó la posibilidad de permitirles a las empresas ajustar sus balances por inflación.
Dujovne sostiene que el déficit cero se alcanzará en un 50% por la reducción del gasto público y en otro 50% por más presión tributaria, Argañaraz considera que “el alza de los impuestos aportará al menos un 60% de la eliminación del déficit”.
Para Ricardo Carciofi, del CIPPEC, el objetivo fiscal de 2019 “es una meta ambiciosa en términos de la magnitud del esfuerzo requerido. El proyecto prevé un recorte de gastos equivalente al 1,5% del PBI y un aumento de recursos del 1,2%, es decir mayor presión tributaria, lo que configura un cambio profundo respecto de la estrategia fiscal previa”.
Según los cálculos del CIPPEC, por el lado del gasto las erogaciones corrientes se reducirán en alrededor de 10%. En términos reales, la baja del gasto será del 6% en servicios sociales; del 23% en educación y cultura; del 48% en vivienda y urbanismo; del 20% en promoción y asistencia social; del 8% en salud; del 17% en ciencia y técnica; y del 20% en agua potable y alcantarillado.