En el Centro Cultural de la Ciencia (C3) se presentaron los primeros biocontroladores argentinos, creados por la empresa nacional Agro Advance Technology a partir de los trabajos de Yamila Cutraro y María Laura del Valle Marcos, investigadoras del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de UNSAM-CONICET. Los productos son un biofungicida foliar, un bioinsecticida foliar y un cebo de hormigas, que aplican mecanismos biológicos para reducir e inhibir patógenos e insectos sin desmedro del medioambiente.
El titular de Agro Advance Technology, Juan Pablo Brichta, explicó: «Yo vengo de la investigación en la Facultad de Agronomía donde trabajé siete años en Química Analítica, específicamente en Biorremediación. Lo que veía en la Universidad es que están los especialistas en las aristas de la tuerca, en la tuerca y en el tornillo, pero nadie le da el torque. Y nosotros como empresa vinimos a darle el torque mediante la vinculación, con el objetivo de llevar la idea desde el tubo de ensayo hasta las manos del productor. Se trata de un largo proceso que demanda tiempo y conlleva muchas pruebas y errores, pero que es absolutamente necesario».
El fungicida foliar de Agro Advance Technology posee como principio activo el hongo antagonista Trichoderma harzianum, que emplea numerosos mecanismos para atacar y destruir a otros hongos fitopatógenos. Esto permite proteger a los cultivos antes de ser afectados por enfermedades tales como Fusarium y Sclerotinia, entre otras.
El bioinsecticida foliar contiene una suspensión concentrada de esporas del hongo entomopatógeno Beuveria bassiana. El microorganismo puede ingresar en los insectos por los espiráculos ‒orificios asociados al sistema respiratorio‒, por vía oral o adhiriéndose a su superficie, para luego germinar sobre su cutícula mediante diversos procesos enzimáticos. Una vez en el organismo, el hongo puede colonizar los tejidos, generando toxinas y desecando al insecto hasta su muerte al cabo de dos a cinco días.
El cebo de hormigas está destinado al control de los géneros de cortadoras Atta y Acromyrmex. Este hormiguicida biológico consta de un cebo atrayente con esporas del hongo Bauveria bassiana, que una vez en contacto con los insectos afecta sus órganos y genera toxinas que les impiden alimentarse, reproducirse y aletarga sus movimientos. Cuando el hongo es alojado en el hormiguero induce un efecto cascada que termina por controlar de forma eficiente la totalidad de la colonia.
Los biocontroladores destacan por tratarse de herramientas inocuas y eficientes que no contaminan, no son tóxicas para ningún mamífero, ave o pez; a la vez que tienen un amplio espectro de alcance, y no generan resistencia de los fitopatógenos.