La temporada de vacaciones comenzó, para todos los argentinos que se las pueden permitir. Y el periodismo se vuelca a los destinos clásicos, en busca de notas, y también para decir que «las playas están llenas» o que «esta temporada está por debajo de las anteriores«. Es un año electoral, después de todo…
Lo cierto es que todavía es temprano para dar números significativos de la cantidad de turistas y las estadías. Lo que nos parece interesante es un cálculo que publica la periodista María del Pilar Ayuso, porque muestra uno de los problemas de la industria turística nacional:
«Viajar ida y vuelta en auto desde la Ciudad de Buenos Aires hacia Mar del Plata cuesta $ 4.268 para un vehículo naftero. Este cálculo tiene en cuenta el combustible que se necesitan para cubrir los 810 kilómetros ida y vuelta, más los peajes, en hora pico, en Dock Sud, Berazategui, Samborombón y Dolores.
Si el auto va completo, el tramo ida y vuelta cuesta $ 853,60 por persona y es el transporte más económico para llegar a La Feliz. Si en el auto viaja el piloto con un acompañante, el gasto es de $ 2.134 por cabeza. En ese caso, es más accesible viajar en micro.
El pasaje de ómnibus a Mar del Plata en enero se vende a partir de los $ 799 por tramo, por lo que se puede ir y volver con un presupuesto de $ 1.598. Esto es un 63% más barato que viajar solo en auto.
En cambio, ir en avión sale un 239% más que viajar en micro. El valor promedio de un pasaje para este mes que recién comienza es de $ 3.823, según el promedio de Viajala. El precio no incluye los traslados, sobretodo en la ciudad costera, en donde el aeropuerto se encuentra lejos del centro. No obstante, y a pesar de ser el medio de transporte más caro, para el que viaja solo es más económico el avión que el auto«.
Por supuesto, estas cifras varían de acuerdo a las fechas de traslado, las distintas empresas de transporte y, sobre todo, las circunstancias personales. Pensemos, por ejemplo, en el que sale de vacaciones con su familia, pero debe volver, solo, durante la semana a su trabajo o su negocio.
El dato general confiable es que el turismo al exterior se ha hecho considerablemente más caro. Y los números del endeudamiento hacen muy probable que no sea una situación pasajera.
Punta del Este seguirá siendo el escaparate. Para los que no tienen problemas de dinero, y quieren mostrar que no los tienen. Y en Brasil, para los que pueden permitirse el costo y el tiempo del viaje, encontrarán que la estadía, en la mayoría de sus destinos, es más económica que en la costa atlántica.
Porque ese es el problema de la industria turística nacional. En especial de Mar del Plata. Deben cubrir los costos de todo el año, y esperan obtener beneficio, en una temporada de vacaciones demasiado corta. Hay que tener presente que los peajes y los combustibles no son sólo gastos para los viajeros, sino que también caen sobre muchos de los insumos que necesitan.
La práctica ya aceptada de los días puente para crear feriados largos, ayuda. Y en la costa atlántica surgen, año a año, nuevos destinos con menos recursos pero más accesibles que La Feliz. Pero la industria turística nacional necesita un plan. El Estado debe involucrarse en serio. Porque, como pasa con otras industrias, un turismo nacional próspero es la base necesaria para que exista una infraestructura adecuada para el turismo receptivo internacional. Un peso barato no alcanza.