Elecciones en 127 localidades cordobesas. Este anticipo de la batalla central en la provincia del 12 de mayo tiene un sesgo especial: la mayoría de las administraciones que se ponen en juego son de signo radical y en muchas se materializó, por primera vez, la fractura que impidió una lista de consenso para la fórmula a gobernador.
A la hora que estamos actualizando esta nota, no podemos brindar un detalle de los resultados. Pero ya podemos decir que ayer el radicalismo logró retener la mayoría de sus intendencias en Córdoba -con ese objetivo adelantaron las elecciones esos 127 municipios-, pero el peronismo cordobés triunfó en 28 de esas localidades donde no era gobierno.
Así, a continuación reiteramos el cuadro que habíamos anticipado ayer: los resultados de los principales socios del PRO en un distrito clave como Córdoba puede convertirse en un argumento para sumar en la próxima convención en la que la UCR deberá ratificar o romper su alianza con el macrismo.
El resto de los municipios y comunas cordobesas bajo dominio peronista pegó su elección a la provincial y proyecta de ese modo hilvanar su victoria a una casi asegurada reelección de Juan Schiaretti.
La atención se concentró en la zona de las Sierras Chicas, la región de mayor crecimiento poblacional de los últimos 20 años y epicentro en 2015 de violentas y trágicas inundaciones que castigaron fuertemente la economía de ese cordón integrado, entre otras, por localidades como Mendiolaza, Saldán, Salsipuedes, Agua de Oro, Estación General Paz, Estación Juárez Celman y Villa Allende.
En esta última, precisamente, el propio Macri hizo su apuesta por el actual intendente, Eduardo “El Gato” Romero, quien, en alianza con el Frente Cívico que lidera Juez y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, buscó su reelección en una compulsa en la que los dirigentes alineados con el radicalismo orgánico que responde a Mestre armaron su propia lista y postulan al ex intendente Martín Ambort; casi en espejo con el esquema de la elección provincial que enfrentará a Negri con el actual intendente de la capital mediterránea.
El caso de Villa Allende expone y anticipa una dispersión del voto que, como también podría ocurrir a nivel de la gobernación, terminará favoreciendo las chances del candidato del peronismo, Héctor Colombo, quien sueña con recuperar el poder que perdió en 2015 por el golpe que le asestó el golfista y amigo personal de la familia Macri.
En esa línea, la Casa Rosada no disimula el especial interés por asegurar la continuidad del “Gato” Romero. Fue, precisamente, la embajadora itinerante de Macri, la gobernadora María Eugenia Vidal, una de las primeras en salir a pedir el voto para el candidato del PRO a través de un video en la redes.
“Quiero transmitirle todo mi apoyo al Gato Romero. Creo que puede hacer, como ya viene haciendo, una excelente gestión. Apuesto por él y espero que cada uno de ustedes le dé su voto de confianza”, pidió Vidal.
La otra parada ineludible es Mendiolaza. El fuerte crecimiento demográfico de este punto en la serranía cordobesa la posicionó en los últimos años como un bastión político por demás atractivo. Desde 1999 la localidad es gobernada por el radical Daniel Salibi, quien el domingo irá por su sexta reelección. Del otro lado asoma con más que digno protagonismo el actual subsecretario pyme del Ministerio de Industria provincial, Tomás Grunhaut, que representa al PJ y sustenta parte de su escalada en las encuestas en el impulso al desarrollo del sector de la micro, pequeña y mediana empresa que en Mendiolaza constituye, en rigor, una parte clave de la economía local.
Por el lado de Cambiemos de nuevo la diáspora. El PRO juega todas sus fichas a la empresaria del rubro gastronómico y hotelero Adela Arning, que llega a las urnas como cabeza de lista de una coalición que incluye a distintas fuerzas, pero excluye al radicalismo que el domingo no tendrá representante propio. Y, como en Villa Allende, el macrismo también pone aquí toda la energía para ubicarse en alguno de los tres primeros puestos del casillero final. Envió en los últimos días a distintos funcionarios, entre ellos el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.
El último caso para mirar de cerca el domingo es Saldán. Allí el peronismo se entusiasma con la posibilidad de asegurar la reelección de Cayetano Saldán, un hombre de extrema confianza de Schiaretti: no sólo los une la misma vocación política, sino que ambos comparten la pasión por Racing Club. La oposición aquí también redujo sus chances a partir de la implosión mayor de Cambiemos y llega a esta instancia con dos listas diferentes: una encabezada por el radical Bernabé Gallego, y otra liderada por Alejandro Santolaya (PRO-Frente Cívico).
El inmenso atractivo político de las elecciones municipales de este domingo incluye, finalmente, un ítem curioso. En Pilar y Deán Funes tendrán su protagonismo dos candidatos con prontuario. El primero, Diego Bechis, acumula dos prisiones preventivas en su contra en causas por corrupción y hace campaña desde la cárcel; el segundo, el ex intendente de origen radical Alejandro Teijero, busca recuperar la intendencia después de haber permanecido a la sombra por una causa por supuestos actos de corrupción durante su gestión.
Un superdomingo electoral cordobés que sumó atractivo no sólo por la prueba de fuego para el PRO y la UCR tras la implosión de la alianza que compartían hasta hace un mes, sino por las particularidades electorales de una provincia que resulta especialmente gravitante para el mapa político nacional.