En estos días se está discutiendo el apoyo que el Estado le da a la ciencia argentina, o más precisamente el que no le da. En realidad, esa discusión es ya antigua, y amarga, entre los científicos. Es que recién ahora está llegando a la atención de muchos ciudadanos.
También, hay que decirlo, la industria argentina, con pocas y brillantes excepciones, no ha mostrado dinamismo en incorporar tecnología. Ahora, el capital privado parece haber encontrado mecanismos adecuados para invertir, minimizando los riesgos que siempre acompañan los nuevos desarrollos. Los fondos de inversión y las plataformas de «crowdfunding» son los protagonistas.
El fondo de inversión Centro de Innovación Tecnológica y Empresarial (Cites), propiedad de Sancor Seguros, destinará u$s 30 millones a 32 proyectos diferentes basados en ciencias disruptivas, y que requieren de un período de incubación de al menos dos años. «La economía del conocimiento no es un privilegio», sostuvo en diálogo con la prensa, Nicolás Tognalli, gerente de Cites.
A diferencia de otros aceleradores o incubadoras de proyectos, Cites selecciona sólo aquellos que tengan como base las ciencias duras o disruptivas. En los últimos años, invirtieron u$s 6 millones en doce startups tales como Ardan, que desarrolló moléculas coadyuvantes para mejorar las inmunoterapias oncológicas y que tiene un mercado potencial de u$s 100.000 millones.
También apostaron por Eolo Pharma, que produce nuevas drogas que tratan enfermedades metabólicas como Diabetes Tipo II. En breve, cerrarán una ronda de inversión de entre u$s 1,5 millón y u$s 3 millones.
Otros proyectos ya convertidos en empresas son ViewMind, que desarrolló un dispositivo médico para detección temprana de Alzheimer, e iMvalv que logró el primer implante activo para el ojo basado en tecnología MEMs (sistemas micro electro mecánicos) para tratar glaucoma.
Este fondo tiene alianzas estratégicas con el Conicet, la Universidad Tecnológica Nacional, la universidad del Litoral, el ITBA, la universidad Católica de Córdoba, así como con la empresa INVAP, la CNEA y una variedad de empresas.
Plataformas
Hace dos años el Gobierno lanzó en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires la plataforma Mercado de Innovación Argentina (MIA). Esa página permite impulsar mediante el crowdfunding -financiamiento colectivo- proyectos científicos y tecnológicos. Además, desde la cartera de Ciencia impulsan una ley de mecenazgo, para que empresas y fondos privados constribuyan a investigaciones y, a cambio, reciban beneficios impositivos.
Muchos científicos cuestionan estas medidas, a las que califican de «cosméticas». Dicen que es una forma de eludir la responsabilidad del Estado de promover la ciencia y la técnica. Y es cierto. Pero aún cuando y si el Estado vuelva a cumplir con su papel básico, sería positivo que estos mecanismos se mantengan. La sociedad, y las empresas, deben involucrarse con la ciencia, o ésta no cumplirá su papel transformador.