«Estar quemado» y adicción a los videojuegos: dos nuevas patologías se suman a la lista de trastornos de salud

Expertos médicos de todo el mundo agregaron dos perturbaciones de la vida moderna como enfermedades en la lista reconocida por la Organización Mundial de la Salud, que sirve para establecer las tendencias y estadísticas sanitarias.

Con base en las observaciones y conclusiones de expertos médicos de todo el mundo, los especialistas reunidos desde el 20 de mayo en la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra en la localidad suiza de Ginebra, incorporaron a la Clasificación Internacional de Enfermedades dos trastornos comunes de la época en que vivimos: el desgaste profesional o burn-out y la adicción a los videojuegos.

La lista de la Organización Mundial de la Salud es una referencia de las tendencias y estadísticas sanitarias utilizada por los profesionales y las autoridades sanitarias de todos los países que, además, facilita intercambio de información, entre otras ventajas. La nueva clasificación entrará en vigor en 2022.

El desgaste profesional se suma al apartado de problemas relacionados con el empleo o desempleo y se define como un síndrome que resulta del estrés crónico y gestionado sin éxito en el lugar de trabajo.

El trastorno se caracteriza por tres dimensiones: sensación de cansancio extremo o agotamiento físico y emocional; distancia mental creciente, sentimientos negativos o cinismo con respecto al trabajo y reducción de la eficacia profesional.

Adicción a los videojuegos
Los expertos participantes en la Asamblea clasificaron el trastorno por videojuegos en la categoría de comportamientos adictivos o de dependencia. La OMS explicó que sufren esta enfermedad las personas con un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente tanto en línea como fuera de línea.

Los síntomas incluyen deterioro en el control sobre el juego (desde el inicio hasta el final, pasando por la frecuencia, intensidad, duración y contexto), incremento de la prioridad prestada al juego, que se antepone a otros intereses y actividades cotidianos y persistencia o aumento del tiempo dedicado al juego pese a que tenga consecuencias negativas.

La adicción a los juegos digitales supone un riesgo alto para la salud física y mental de la persona afectada o de quienes la rodean toda vez que el patrón de comportamiento del jugador genera un deterioro personal, familiar, social, educativo u ocupacional, además de incidir en otras áreas importantes de funcionamiento del individuo.

Entre los daños a la salud derivados de la afición a los videojuegos destacan la falta de actividad física, la dieta poco saludable, los problemas visuales o auditivos, las complicaciones musculoesqueléticas, la falta de sueño, el comportamiento agresivo y la depresión.

VIAONU