La inflación de mayo fue del 3,1%, 0,3 puntos por debajo del índice de abril, según informa el INDEC. Así, la inflación de los últimos 12 meses llega al 57,3%, el nivel interanual más alto desde 1991.
Este dato de mayo es inferior al de abril y marzo, pero el 3,1% mensual es una inflación alta que se produce en un mes en que el dólar se mantuvo estable en torno de los $ 46 y continuó la baja del consumo.
En esa medición interanual (57,3%), los alimentos acumulan un alza del 63,5%, el transporte 70,6%, Salud 61,8%, electricidad, gas y combustibles 74,7% y remedios 81,8%.
Los rubros que más impulsaron la inflación de mayo fueron los productos lácteos ( entre 4,9 y 13,2%, en Capital y GBA), harina (4,6%) y sus derivados, como pan de mesa (6,1%), azúcar ( 6,8%), yerba mate (7,8%), arroz (4,9%), grasas y aceites, medicamentos y las cuotas de la prepagas y de educación y los gastos de vivienda y servicios públicos, como gas y agua. En tanto se ubicaron por debajo del promedio la carne, frutas y verduras, bebidas alcohólicas, restaurantes y hoteles y comunicaciones. Bajó el precio de la lechuga ( -9,6%) y tomate redondo (-2,9%), según los registros del INDEC para Capital y GBA.
Así, los productos estacionales vinculados a las frutas y verduras, como batata, lechuga, tomate, naranja, limón y otros, tuvieron un alza en mayo de solo el 0,6% y ayudaron a compensar el alza de los productos regulados, como combustibles, gas y prepagas que en promedio subieron el 3,7% y los aumentos en el resto de los productos y servicios (IPC Núcleo) del 3,2%.
Según la Dirección de Estadísticas y Censos porteña, que también reportó un alza del 3,1%, en los gastos de vivienda impactó «principalmente el incremento en la tarifa residencial del servicio de agua corriente y de gas por red».
Además de la preocupación concreta e inmediata que provoca la inflación, en AgendAR consideramos con algo de preocupación esa «quietud» del dólar, que el gobierno considera su máxima prioridad. La divisa norteamericana no está «barata» hoy. Lejos de eso. Pero mantener su valor fijo, mientras todo lo demás sube, provoca un desequilibrio que tarde o temprano estalla.