China fijó ayer martes 6 la paridad de referencia dólar-yuan en 6.9683 yuanes por dólar. El terremoto del lunes se desató cuando el yuan se devaluó hasta 7.05, el valor más alto desde 2008, y cruzó la «barrera sicológica» de 7 yuanes por dólar.
Al mismo tiempo, el Banco Central de China anunció que no utilizará la manipulación de su moneda como herramienta para enfrentar los aumentos arancelarios a los productos chinos que impuso el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Es evidente – basta mirar esas cifras- que la movida china ha sido sólo un medio paso atrás. O tal vez un cuarto. Pero ha servido para que los mercados financieros revertieran en parte el sofocón de ayer.
La actitud prudente es prever un largo período de incertidumbre en esos mercados financieros, y también en los de divisas. Y confiar más en la producción y en la incorporación de tecnología que en los movimientos del gran casino global.