Pese a que la oposición adujo que la ley prácticamente no tuvo debate, la Legislatura porteña aprobó en general, con 36 votos a favor y 22 en contra, la ley que habilitará a la ciudad de Buenos Aires a incinerar residuos urbanos que se generan en el distrito mediante la técnica de termovalorización energética.
Cabe recordar que, en 1976 se prohibió la incineración a los particulares y se clausuró esa actividad, y la disposición final de la basura comenzó a hacerse en rellenos sanitarios como el del CEAMSE.
Pero ahora esos rellenos está «llenos» y cerca del colapso. Y la alternativa que plantea el Gobierno de la ciudad es recurrir a la tecnología de «termovalorización», que son incineradores de alta tecnología y que –si están bien supervisados- deberían quemar los residuos sin emitir toxinas ni partículas dañinas.
Actualmente, esta solución se utiliza en muchas ciudades europeas pero se sabe que los controles ambientales de Europa han sido tradicionalmente más estrictos que los argentinos. Y de allí surgen las dudas que plantean los ambientalistas.
Según el gobierno, la técnica de recuperación de energía por incineración funciona en 2000 plantas en el mundo, 500 de ellas en Europa.
Pero avisa Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), que la recomendación de la Unión Europea es cerrar las plantas que ya están en funcionamiento. «Están yendo hacia un modelo de economía circular y los incineradores compiten contra el material reciclable», explicó.