Próximo escándalo: la extraña pareja de Hughes y ARSAT

El predio de Arsat
Arsat (Gta Wikimedia)

(Las privatizaciones de las empresas públicas tuvieron un cierto consenso social en los ´90 -su autor, el presidente Menem fue reelecto después- porque demasiadas de ellas habían caído en garras de arreglos informales que las usaban para negocios privados. Tengamos presente esa historia).

«El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) aprobó el 22 de julio -resolución 2861/19- un proyecto para instalar Internet satelital en 5 mil hogares de la zona cordillerana que no tengan cobertura terrestre. El organismo le encomendó a ARSAT la ejecución del plan y destinó 239,5 millones de pesos del Fondo Fiduciario del Servicio Universal para garantizar su financiamiento.

En los considerandos, se afirma que fue la propia ARSAT quien presentó la propuesta a través de la nota 669/19, pero sucede que la compañía estatal no cuenta con capacidad HTS (gestión veloz de gran ancho de banda) en su flota para brindar ese servicio porque la construcción del Arsat-3 fue interrumpida por este gobierno.

Así, lo que hizo Arsat fue contratar a la estadounidense Hughes Communications, compañía que brinda el servicio en banda Ka sobre el satélite Telstar-19 Vantage de Telesat. En los hechos, la intervención de Arsat sólo sirvió para evitar la licitación que hubiera correspondido si la contratación hubiera sido realizada directamente por Enacom.

En el proyecto que acompaña la resolución de Enacom, se dice que ARSAT afirmó que es capaz de dar conectividad a población ubicada en la zona cordillerana a través de su red satelital. La compañía estatal se comprometió a proveer el equipamiento necesario para el establecimiento de radioenlaces satelitales que permitan la conexión de 5000 domicilios en un plazo de 24 meses. El cronograma inicial contempla entre 200 y 240 instalaciones mensuales. En el proyecto se especifica además que ARSAT percibirá 39.899,50 pesos en concepto de equipamiento y 8020 pesos en concepto de instalación, por única vez por cada antena instalada.

Pero, más allá de lo que diga el proyecto, ARSAT hoy no está en condiciones de brindar ese servicio. Por eso, solicitó autorización para incorporar mejoras al Sistema Satelital Argentino mediante la incorporación de capacidad satelital del satélite Telstar-19 Vantage del operador satelital canadiense Telesat. La secretaria de Gobierno de Modernización le otorgó esa autorización el 19 de junio -resolución 1103/19- un mes antes de que se aprobara el plan para instalar Internet satelital en la cordillera.

La capacidad en banda Ka del satélite HTS de Telesat fue adquirida por Hughes Network Systems, subsidiaria del operador estadounidense Echostar, y denominada Hughes-63 West. Lo que habría hecho ARSAT es contratar el servicio de conectividad VSAT a Hughes. De hecho, en el proyecto se detallan las especificaciones técnicas de las antenas satelitales VSATS y los parámetros coinciden con las que viene utilizando Hughes en distintos países de la región, como Chile, Ecuador, Perú y Colombia, a través de Hughesnet, su servicio de internet de alta velocidad.

Incluso las antenas que ha comenzado a instalar ARSAT dicen Hughes, aunque la marca de la compañía estadounidense es tapada con una calcomanía. En los contratos de comodato que firman los beneficiarios del servicio se aclara que las antenas son Hughes modelo HT2010W. Es permisible sospechar que lo que Enacom presentó como un plan de ARSAT en realidad era el plan de Hughes».

Los datos de este negocio acaban de ser detallados en el entrecomillado anterior y con la habitual precisión del periodista Fernando Krakowiak. Pero hay mucho más en este asunto. La dirección de ARSAT desde 2016 ha venido haciendo cosas muy raras con Hughes.

Tras interrumpir la construcción programada de los ARSAT 3, 4, 5, 6, 7 y 8, es decir de la primera flota de satélites geoestacionarios argentinos, ARSAT pretendió armar una compañía llamada Newcom en la cual Hughes ponía el 5% del capital (U$ 15 millones en antenas domiciliarias) y con ello se hacía del 51% de la compañía, creada con un 95% de dinero de ARSAT, que debía pagar la construcción del ARSAT-3, valuada entonces en U$ 300 millones. Éste subiría al espacio bajo administración y manejo efectivos de la firma aeroespacial estadounidense. Este tema fue parte de una nota de AgendAR de febrero ´19 Los costos del ajuste: el abandono del Arsat-3.

Este arreglo tan inexplicable en términos societarios y contables fracasó porque se armó un escándalo de medios, que explotó en la Cámara de Diputados.

Lo que están tratando de hacer Hughes y la administración probablemente saliente de ARSAT es dejar a la empresa estatal «colonizada» con contratos onerosos de servicios satelitales y de segmento terrestre con la Hughes. Si pasa éste, de aquí a diciembre, habrá otros y no sólo para la zona cordillerana. Lo esencial es que ARSAT tendrá problemas para retomar sus planes anteriores de una flota nacional de 8 satélites, y deberá despilfarrar las ganancias legítimas generadas por los ARSAT-1 y 2 en pagarle compras de antenas a Hughes y alquiler de capacidad satelital a esta multinacional, y a otras. En el programa original de 8 satélites, cada aparato nuevo tendría capacidades mayores y se pagaba con las ganancias de los anteriores.

Nos interesa agregar que el por ahora difunto ARSAT-3 sería un satélite clonado de los exitosos 1 y 2, construídos por INVAP, en lo que respecta a su plataforma de servicios de navegación, posicionamiento, mantenimiento de apuntamiento de antenas, generación de electricidad para comunicaciones y control de estado funcional.de toda la misión. Pero su carga útil, la parte específicamente comunicacional, operaría en una banda cada vez más importante, la Ka, PARA DAR INTERNET GRATIS Y DE BANDA ANCHA A TODAS LAS ESCUELAS RURALES, MUNICIPALIDADES Y DEPENDENCIAS ESTATALES FEDERALES Y PROVINCIALES DEL PAÍS. El sector terrestre, en los planes de ARSAT anteriores a 2016, se cubriría con antenas fabricadas en el país.

En suma, el ARSAT-3 en su planteamiento original daba servicio público gratis al sistema educativo y a la administración públicas. Ahora del ARSAT-3 no se habla más, Hughes usa a ARSAT SA para vendernos capacidad satelital que se alquila a sí misma, y además también sus antenas V-SAT, y todo a costo muy oneroso para el usuario final, y financiando la operación con plata de los jubilados argentinos.

Las antenas son de Hughes, pero tapan la marca con una calcomanía de Arsat

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