Como en un tobogán, las ventas de autos siguen su tendencia descendente, según los últimos datos difundidos por ACARA, la asociación que agrupa a las concesionarias. La baja a septiembre, en el acumulado anual, es de 45%.
El agravamiento de la situación en septiembre se debe al impacto en los precios como consecuencia de la devaluación, sumado al levantamiento del plan de subsidios que dispuso el Gobierno entre junio y agosto pasado. Con este escenario, el mercado del 2019 cerrará en alrededor de 430.000 unidades. Muy lejos de las 800.000 vendidas un año atrás. O del millón vendido en 2012.
Con estos números, la Argentina queda muy debajo de los niveles de consumos de países de la región y, ni qué hablar de Europa o Estados Unidos. Sin duda, hay otros mercados con peores resultados pero se tomaron estos ejemplos como países representativos. Con el volumen de ventas que se estima alcanzar en diciembre y una población que ronda los 44.500.000 habitantes, en 2019 sólo un argentino de cada 100 puede acceder a un 0 km. Si se toma de referencia a otros países, el contraste es significativo. Incluso, en una comparación con datos propios. El año pasado aún se vendía un 0 km cada 55 habitantes.
En Brasil este año se venderá un vehículo cada 79 habitantes. Hay que destacar que el principal socio del Mercosur tampoco está pasando por su mejor momento: crece pero despacio. De mantenerse la tendencia, la brecha crecerá en 2020, ya que se proyecta que el mercado argentino puede profundizar su caída.
Otros dos ejemplos cercanos son el de Chile y Uruguay que, a diferencia de Brasil, no tienen industria automotriz alguna –el país trasandino- o tienen una muy incipiente -el caso del vecino oriental-. Este último es el que más se aproxima a la realidad argentina aunque está ligeramente mejor. Se están vendiendo autos a un ritmo de un 0 km cada 97 habitantes. En el primer caso, la diferencia es más notoria. Chile vende un vehículo nuevo cada 47 personas. Es decir que duplica el nivel de consumo que en la Argentina. Con una población de sólo 19.000.000 de habitantes, tendrá un mercado similar al argentino, en el orden de las 400.000 unidades.
La comparación con un país como España, con una población ligeramente superior a la Argentina, es preocupante (para nosotros): allá se vende un auto cada 36 personas. Un ejemplo inalcanzable es el de Estados Unidos, un ícono del consumo. En ese caso la diferencia es abismal: una de cada 20 personas accederá a un 0 km este año.
Hay varios motivos – algunos coyunturales, otros estructurales -que explican este derrumbe argentino. En el primer grupo hay que ubicar a la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos como consecuencia de que la inflación corre más rápido que la recomposición salarial. Además, la devaluación encareció abruptamente el valor 0 km en un mercado donde más del 70% de los modelos son importados y el resto – los “nacionales” –tienen mayoría de autopartes que llegan del exterior. Entre las causas de fondo, la principal es que tradicionalmente los autos en el país son caros por distintos motivos: presión fiscal récord, falta de escala, costos de intermediación abusivos y falta de financiación. Este último factor es clave.