Nos parece oportuno -en especial porque como se dice en la nota, en muy pocas semanas cambiamos de gobierno- compartir esta columna de Mariano Turzi, profesor de Relaciones Internacionales en la UCEMA:
«Greta Thunberg parecía representar todo lo bueno en el mundo. Niña, autónoma, ecologista. Su sola presencia presentaba un contraste e impugnación a la sociedad global: su inocencia idealista frente a la corrupción consumista, su pedido de responsabilidad intergeneracional por sobre la inmediatez de la producción, su apelación trasnacional superadora de los “egoísmos” nacionales.
Pues bien, esta pequeña “valquiria verde” siglo XXI y quince aliaditos han presentado una demanda contra la Argentina (y contra Brasil, Turquía, Alemania y Francia). Para un país como el nuestro que cambiará de gobierno en un mes, este hecho es revelador de tres niveles de disrupción que crecientemente acecharán a nuestra política exterior.
Uno: Actores. La globalización ha causado que los estados-nación pierdan parte de su soberanía frente a las actividades de actores no gubernamentales transnacionales, sean sociales como las ONG´s, económicos como las compañías multinacionales o militares como el crimen organizado internacional.
Incluso pareciera que una niña nórdica ha cuestionado la validez moral y la autoridad política de cinco de las economías más grandes del planeta. Por todos los conflictos que los gobiernos de esos cinco estados puedan tener, ellos fueron elegidos. Nadie –ni en los cinco países demandados ni en el mundo- eligió a Greta Thunberg.
Dos: Arenas. Los intereses nacionales de los Estados se manifiestan por canales diversos. La diplomacia tradicional ya no puede abarcar exclusivamente el conjunto de los intereses externos de un país.
Las Cancillerías se han diversificado, coordinando con otros ministerios, sumando unidades subnacionales, teniendo en cuenta intereses privados y anticipando reacciones de la sociedad civil global. La demanda de Greta afecta a nuestro país porque es signatario de la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas.
Tres. Agenda. Ninguna persona de buena voluntad o pensamiento serio puede dudar de que el reclamo por el cambio climático es científicamente válido y humanitariamente legítimo. Pero imponerlo de modo maniqueo no auspicia buenos resultados.
La niña sueca que supuestamente está “por encima” de los estados nación ha elegido a cinco de ellos en su demanda. Pero no son los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo (India, Estados Unidos y China). Greta no es una niña solitaria luchando: está patrocinada por uno de los 100 estudios de abogados más influyentes de Estados Unidos. Greta es un producto del sistema que critica.
El cuerpo diplomático argentino debe prepararse para una era de riesgo político global imprevisto, que trasciende las dicotomías ecología-economía, individuo-estado o soberanía nacional-bien público global. Imprevisto pero no imprevisible.»