En AgendAR habíamos mencionado los «movimientos anti vacunación» que han aparecido en Europa y en algunas comunidades en los EE.UU. Y, detrás del dato periodístico, había un poco de sorna argenta «¡Estos gringos…!». Nuestra preocupación, avalada por sociedades médicas muy serias, era la deficiencia en la provisión de algunas vacunas por parte del Estado. Pero ahora la advertencia sobre estas actitudes la hace una autoridad sanitaria de nuestra provincia de Santa Fe.
«Las objeciones a vacunarse aparecen cada vez más en consultorios y vacunatorios. Si bien la tendencia es difícil de cuantificar, «con diferentes argumentos, la prevalencia de estas actitudes es cada vez más mayor«, admitió la coordinadora de vacunación de la región sur santafesina, Soledad Guerrero. La resistencia no es sólo de los pacientes, sino incluso de profesionales.
«La inoculación es una herramienta fundamental para evitar la reintroducción de una enfermedad a una región», señaló la especialista y puso como claro ejemplo el actual brote de sarampión.
Es más, la ministra de Salud, Andrea Uboldi, recordó que «en 2010, luego de brote de gripe A, no alcanzaban las vacunas»; sin embargo, desde entonces el número de personas que se colocan la dosis cada temporada descendió drásticamente, incluso entre quienes la tienen indicada por ser población de riesgo.
«Cuando disminuye el miedo, cae la vacunación«, aseguró Uboldi ayer tras presentar una nueva propuesta para captar a la población adolescente.
La información en redes sociales, posturas filosóficas y religiosas, argumentos poco científicos, efectos adversos, el querer «evitar elementos extraños al organismo» y el pensar que «vivir en un ambiente saludable» es suficiente, son algunas de las posturas que tanto Guerrero como Uboldi admitieron que se escuchan cada vez más, incluso cuando se trata de dosis del calendario oficial y por tanto, obligatorias.
La ministra aclaró que «Argentina no tiene, como sucede en Europa, fuertes movimientos antivacunas, grupos muy fundamentalistas y generalmente de un alto nivel educativo y socioeconómico», y rescató «el vínculo de confianza que hay en la población que se relaciona con los centros de salud».
Lo que sí apuntó como un factor a atender es «la incorporación a partir de 2000 de muchas vacunas al calendario, como la del rotavirus y el neumococo, lo que diversificó el panorama de vacunas a nivel nacional y en un corto período de tiempo hizo que la población no pudiera asimilarlas».
Baja cobertura
«La información en las redes sociales tiene tremendo alcance y muchas veces es irreal«, señaló Guerrero y apuntó que en algunos casos genera «niveles de coberturas muy bajos».
«Sabemos que a medida que el niño se aleja de los controles habituales que corresponden a un niño sano, cae el nivel de cobertura y es durante el primer año de vida cuando se logran los mejores resultados; pero eso decae más al momento de los refuerzos, ingreso escolar y peor aún a los 11, y en los adultos sanos», detalló.
Para graficarlo, puso como ejemplo la indicación de vacunarse contra la gripe A para los grupos de riesgo, lo que incluye pacientes crónicos, menores de dos años, puérperas y embarazadas. «A nivel nacional y en Santa Fe, se logró en las embarazadas una cobertura de apenas el 65 por ciento, un indicador muy bajo», explicó; y a eso se sumó el informe de la propia ministra de Salud.
«El 85 por ciento de los pacientes fallecidos o internados con gripe A fueron personas que tenían uno o más factores de riesgo y pese a eso, no se habían vacunado», dijo.
El miedo a enfermarse
Para Uboldi, «la percepción del riesgo a enfermarse» marca la adhesión a las vacunas. «Al año siguiente del brote de gripe, no alcanzaban las dosis; del mismo modo que casi no hay resistencia a la vacuna contra el meningococo, porque es una enfermedad que genera conmoción entre los padres y comunidades educativas cuando hay un caso», señaló. Sin embargo, indicaron que los nichos de resistencia no están sólo en la población, sino también en profesionales. «A muchos especialistas hubo que convencerlos de vacunar a las embarazadas», añadió Uboldi. Guerrero aclaró que «las buenas coberturas son la herramienta para evitar la reintroducción de enfermedades» y agregó: «La muestra de ello es el brote de sarampión, eliminado en 2016 y que sin embargo, se reintrodujo. Ante la conectividad actual que permite estar en Japón en apenas horas, las vacunas son la principal herramienta de protección».