El mercado -inversores profesionales, empresas, y ahorristas grandes y chicos- operaron la compra y venta de dólares de ayer viernes pensando en que el lunes el mercado será otro.
En todos los niveles mencionados existe el convencimiento de que se viene una reconfiguración del cepo cambiario. Tanto en el Banco Central como en Hacienda guardaron estricto silencio, pero la dinámica que adquirió «la cuestión dólar”, sobre todo en la última semana, finalmente lleva a los funcionarios actuales a reconocer, también ellos, que algo cambiará el lunes.
La salida de depósitos en dólares -solo 174 millones el miércoles, pero se estiman cifras mayores para jueves y viernes- golpearon el stock de reservas, que ya está en US$ 43.503 millones. El salto del dólar oficial a $ 65 y los paralelos arriba de $ 80 son indicadores claros que esta situación no es sostenible.
En ningún caso, ni entre funcionarios del gobierno ni en el Frente de Todos se mencionó la intención de consultar al Fondo Monetario antes de aplicar estas posibles medidas.
El menú de opciones que estarían sobre la mesa de trabajo del Banco Central, en coordinación con Hacienda y -se dice- con referentes económicos del candidato Alberto Fernández, son éstas:
Tope más bajo. Reducir drásticamente el monto máximo de dólares que puede comprar por mes un ahorrista a título personal. El límite de 10.000 dólares con el que se estrenó el cepo cambiario el 1 de septiembre pasado pasará a la historia. La discusión es si se lo lleva a 5.000 o a 2.000 dólares por mes. Se dirá que es un límite acorde a la capacidad de ahorro del grueso de los asalariados y profesionales argentinos.
Un límite al blue y a los coleros. Restringir las compras de quienes no utilizan las plataformas digitales de los propios bancos (home banking o apps). En este punto, se busca acotar el margen de maniobra de quienes se presentan en los mostradores de casa de cambio con pesos en efectivo. Hasta hoy, este tipo de usuarios puede comprar un máximo de 1.000 dólares por mes. Lo que se observó en estos días es que se armó un verdadero mercado secundario no ya de dólares, sino de DNI. El típico caso de individuos que ponen su documento pero van a la casa de cambio con pesos de otra persona. Esto se volvió atractivo a partir de que se abrió la brecha entre el dólar oficial y el blue, entonces se puede hacer una ganancia rápida del 12%.
Giros al exterior. No se descarta poner límites a las transferencias al exterior de personas particulares que tienen una cuenta bancaria en la Argentina y otra -a su nombre y declarada ante la AFIP- en una entidad bancaria en el exterior. Hoy, esta persona puede girar dólares a dicha cuenta sin ningún tipo de limitación.
Menos rulos y bucles. También se estudia limitar aún más las operaciones para compra de dólares a través de transacciones con títulos públicos. Aunque aquí se busca avanzar con cuidado porque una restricción en este mercado puede ensanchar aún más la brecha entre el dólar oficial y el «dólar-bolsa» o el «dólar contado con liquidación». Sobre el tema brechas, también está en discusión si finalmente se establecen dos tipos de cambio oficiales: uno comercial y otro financiero. Esto equivaldría a desdoblar el mercado para que las operaciones de comercio exterior vayan por un lado y las financieras por el otro.
Feriado cambiario. Es la opción más remota, dada la convulsión que podría generar. Se la ve como una opción lejana, pero no se descarta por completo.
En el Gobierno y también en el mercado se admitía que el menú de opciones dependerá, finalmente, del tono de los discursos que los candidatos realicen el domingo a la noche, cuando se conozcan los resultado. Y de cómo podría interpretar el «mercado» (léase: los grandes operadores) el resultado final de la elección presidencial.