«Petrobras salva megaleilão do pré-sal«. «La estatal Petrobras salva la megasubasta de los yacimientos petrolíferos submarinos», es el título en los medios brasileños.
La petrolera estatal Petrobras, con participación de las empresas chinas CNODC y CNOOC, ganó la concesión del gigantesco campo petrolero de Buzios, en la plataforma continental brasileña el más prometedor de los que se pusieron en oferta.
Los miembros del consorcio ganador ofrecieron 106 mil millones de reales -con parte a pagar en el petróleo a extraer- en la subasta de áreas de producción de hidrocarburos en aguas profundas lanzada por el gobierno de Jair Bolsonaro. Según el cálculo de Isto é, la licitación dejará al gobierno unos 17.000 millones de dólares por la venta de la licencia de explotación, un resultado menor a los 26.500 esperados.
La rivalidad futbolera, además de la «mala onda» con Bolsonaro, puede hacer que muchos argentinos lean esta noticia con una sonrisa. Pero esto también es una muestra que las reglas de juego del negocio petrolero ya no son las mismas desde que EE.UU. empezó con el «fracking» y ya no es el gran importador. Nuestras expectativas acerca de Vaca Muerta deben ser examinadas con realismo.