Tras el anuncio hecho por el presidente Mauricio Macri respecto a la intención de pedir un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI), se escucharon algunos, pocos, respaldos y -muchas- críticas y dudas.
En realidad, el cuestionamiento es a las -previsibles- condiciones que impondrá el FMI para brindar su apoyo: ajustes en los gastos públicos; en particular, en las jubilaciones.
La defensora inmediata fue Elisa Carrió, que expresó por Twitter el «total aval» de su fuerza al Gobierno y afirmó que «ir al FMI con 4% de interés es ahorrar la mitad de los intereses, estar cubiertos hasta el 2019».
En cambio, los socios radicales de la coalición oficialista mantuvieron en las primeras horas un riguroso silencio. Sólo se hizo oír el moderadamente disidente Ricardo Alfonsín: consideró que «más que un acuerdo con el FMI, se necesita un acuerdo entre las principales fuerzas políticas del país, el capital y el trabajo».
En el peronismo, como era de esperar, sonaron de inmediato las críticas: El bloque de diputados del FPV-PJ se expresó en un duro comunicado, como asimismo lo hizo la conducción del peronismo bonaerense.
El presidente del Partido Socialista, Antonio Bonfatti, sostuvo que la vuelta al FMI significará un «retroceso» y un «ajuste» que afectará «especialmente a los que menos tienen».
En el mismo sentido se pronunció, naturalmente, el Frente de Izquierda. El legislador del FIT Gabriel Solano, aseguró que «el FMI equivale al ajuste: o sea, más tarifazos, despidos y reducción del gasto social».
El dirigente de Camioneros, Hugo Moyano fue contundente: «Era lo previsible, pero nunca pensé que se iba a hacer de la forma en que se hizo. Es una entrega total del país».
Luis D Elía, líder de MILES, sostuvo que la convocatoria al organismo internacional de crédito es «la Doctrina del shock de Milton Friedman aplicada a fondo» y agregó: «sólo millones de argentinos en las calles pueden poner final a esta situación generada intencionalmente por la mafia ladrona que nos gobierna».
También el Movimiento Evita llamó a «resistir en la calle».
Por su lado, Guillermo Moreno volvió a referirse al gobierno como «estos descerebrados» y advirtió que se está destruyendo el sistema de pagos. «Los camiones de alimentos para la Patagonia hoy no salieron, tienen q garantizar el abastecimiento del pueblo, faltará mercadería y no hay que llegar a eso»
Hasta el ex presidente del BCRA Martín Redrado afirmó que «ir al FMI muestra que se busca la credibilidad perdida fuera del país. Es un paso atrás. Atención a las condicionalidades».
Todo esto significa que el oficialismo deberá negociar apoyos o -por lo menos no hostilidad abierta- con los gobernadores y también con el sector del sindicalismo menos militante. Lo que va a condicionar su política.
De todos modos, el factor decisivo es si el gobierno se muestra capaz de manejar las variables de la economía con más acierto que lo ha hecho en el último tiempo. Si no, ningún arreglo, ni tampoco el eventual préstamo del F.M.I. le servirán de nada.