Ayer casi todo el mundo contuvo el aliento a la espera de las anunciadas declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, luego que Irán atacó con cohetes dos bases norteamericanas en Irak, en represalia por el asesinato del general Qassem Soleimani. Cuando terminó, la reacción inicial fue preguntar «¿Y esto es todo?». Más, en la mayoría, un tentativo suspiro de alivio.
Trump reiteró, en realidad, las posiciones que su gobierno ha mantenido desde hace algo más de dos años. Lo significativo fue, precisamente, que no había nada nuevo en sus anuncios. Los resumimos:
. EE.UU. nunca permitirá que Irán tenga armas nucleares.
▪️ Sin bajas estadounidenses. Los daños fueron minimos.
▪️ Se impondrán nuevas sanciones económicas hasta que Irán cambie su comportamiento.
▪️ Pide a Gran Bretaña, Alemania y Francia que abandonen el JCPOA (el pacto nuclear negociado por Obama y firmado por las otras potencias estableciendo límites al desarrollo nuclear iraní).
Y siguió con algunas afirmaciones sorprendentes:
▪️ «Voy a pedirle a la OTAN que se involucre mucho más en Oriente Medio»
▪️ «Estados Unidos e Irán deberían trabajar juntos para derrotar a ISIS»
▪️ «Al pueblo y los líderes de Irán: Estados Unidos está listo para abrazar la paz con todos los que la busquen.»
No debe suponerse que el Donald haya cambiado su estilo. También dijo que Soleimani, un héroe nacional en Irán, fue «el principal terrorista del mundo» y «debería haber sido liquidado hace mucho tiempo».
De todos modos, ya sea porque Trump se abstuviese de ordenar o amenazar con ataques. O por las intervenciones diplomáticas de líderes europeos -¿junto a alguna menos abierta de Putin?- el hecho es que las autoridades iraníes dejaron saber que no continuarán con los ataques a las fuerzas estadounidenses.
Esta declaración es muy imprecisa. Como también lo de Trump. Ayer cayeron algunos misiles en la Zona Verde de Bagdad, por ejemplo, lo cual puede ser considerado «business as usual».
Pero no puede dejarse de observar que la reacción inicial del Estado iraní ante la muerte de su general fue muy moderada, comparada con la explosión de dolor y afirmación nacional que provocó en su pueblo. Un ataque con misiles a dos bases norteamericanas -aún si se duda que no hayan provocado bajas (?), como afirma Trump- no parece una respuesta proporcionada. Poco más que una «bofetada», como dijeron las autoridades persas.
Considerando la disparidad de poder militar entre EE.UU. e Irán, limitarse así ha sido una decisión razonable. Pero esta demostración de racionalidad simultánea en los dos actores, hace pensar que hay algo que no sabemos sobre las responsabilidades en la acción que terminó en la muerte de Soleimani y de líderes de las fuerzas pro iraníes en Irak.
Cabe mencionar que el New York Times atribuye el hecho a un impulso irresponsable de Trump. Desde otro lado, The American Conservative afirma que fue una información errónea que el Secretario de Estado, Mike Pompeo, le hizo llegar al presidente.
Puede ser que en algunos años tengamos un documental de Netflix sobre el tema.
A. B. F.