Joe Biden, el que fue el vice de Obama, logró revivir su campaña por la candidatura presidencial demócrata. Golpeado luego de tres derrotas consecutivas, Biden, el favorito del establishment, ganó la primaria de Carolina del Sur con autoridad gracias al respaldo de los afroamericanos, y cobró impulso de cara al decisivo «Súpermartes» que terminará de encarrilar la interna que define al rival de Donald Trump.
Biden se impuso con el 48,5% de los votos y logró tejer en una arremetida final una abultada diferencia respecto de Bernie Sanders, quien obtuvo poco menos del 20% de los sufragios en el primer estado donde pisa fuerte el electorado afroamericano, uno de los pilares de la coalición del Partido Demócrata. La victoria de Biden equilibró la interna, al frenar el impulso que había conseguido Sanders tras sus triunfos en Iowa, New Hampshire y Nevada.
«Para todos aquellos que han sido derribados, descontados, abandonados, esta es su campaña», bramó un Biden exultante como nunca antes en la primaria, al hablar ante sus seguidores en un acto en Columbia, Carolina del Sur, luego que las bocas de urna lo señalaron ganador.
Fue la primera vez que Biden logró un triunfo en una interna presidencial, en su tercer intento por obtener la nominación de los demócratas. Biden ya fue precandidato en 1988 y 2008. Luego de su contundente victoria, Biden apuntó directo a Sanders en su discurso, ante una contienda que muchos analistas y expertos en Estados Unidos creen que terminará por definirse entre ellos dos.
«Si los demócratas quieren un candidato que sea un demócrata, un demócrata de toda la vida, un demócrata orgulloso, un demócrata Obama-Biden, únanse a nosotros», dijo, y agregó: «Tenemos la opción de ganar o perder en grande. Esa es la elección».
Luego de más de un año en campaña, y apenas un mes después del caucus de Iowa, la interna demócrata volvió adonde estaba al principio: una pelea voto a voto entre Biden y Sanders, una disputa entre un moderado, figura tradicional del establishment político de Washington, y un «outsider» que se define a si mismo como un «demócrata socialista», y es visto con pánico por el poder político y económico de los EE.UU.