La Argentina inició los contactos diplomáticos en el hemisferio para que el actual secretario de Planeamiento Estratégico, Gustavo Béliz, sea electo en septiembre próximo como presidente del BID, una institución que maneja US$ 150.000 millones y tiene un peso simbólico importante.
Será una tarea compleja de final incierto. Hasta el año pasado otro argentino era candidato para el puesto. Era el entonces ministro del Interior Rogelio Frigerio, que ya había decidido dejar el gabinete si Mauricio Macri ganaba las elecciones.
Macri consideraba que contaba con el apoyo de EE.UU., socio mayoritario del BID con el 30% y una capacidad de decisión casi cercana al veto. Alberto Fernández no cuenta con eso, pero el gobierno argentino espera que haya un espacio de negociación, por diversos motivos.
En enero pasado, Estados Unidos le dio su apoyo a Brasil para que ingrese a la OCDE, el «club de los prósperos». Fue un cambio de rumbo con respecto a octubre del año pasado, cuando el titular del Departamento de Estado, Mike Pompeo , le había sugerido por carta al secretario general de la entidad, Angel Gurria, que uno de los candidatos debía ser la Argentina.
Ahora Béliz compite con el brasileño Marco Troijo, funcionario del Ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes. En las comunicaciones que se cruzan entre la representación argentina en el BID, a cargo de Guillermo Francos, y Buenos Aires, sobresale una pregunta: ¿Trump volverá a darle algo a Jair Bolsonaro o empezará a equilibrar las cosas en la región? La gestión republicana prefería a Macri -evidentemente-, pero también le importa reconstruir la relación con la Argentina. Y cree ver en Fernández un interés similar.
Hoy mismo, sábado 7 de marzo, Bolsonaro visita a Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, y es posible que uno de los temas sea su candidato para el BID.
Por el lado argentino, el gobierno de Fernández votó a favor de un latinoamericano sin chances de ganar y luego por el candidato de Estados Unidos para conducir la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). La noticia no trascendió en Buenos Aires, pero fue bien recibida por la Casa Blanca.
El propio Alberto Fernández se puso el tema al hombro. Fuentes al tanto de las discusiones sostienen que mencionó el interés por la postulación argentina en los encuentros que mantuvo con líderes internacionales. Y el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, mencionó el tema a los departamentos de Estado y del Tesoro. México le envió una carta al gobierno de EE.UU. a través de su embajada en ese país apoyando la candidatura argentina.
El Frente de Todos también inició los contactos con la oposición política en la Argentina. Una comitiva de distinto color político, pero un objetivo común irá a la reunión anual del BID en Barranquilla (Colombia), del 18 al 22 de marzo próximos. Estarán Béliz, gobernadores y también el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
La elección del presidente del BID es compleja. Si no aparece un candidato que le saque ventaja al otro podría resolverse todo en una persona de consenso o en un desempate entre los dos más votados en una cuarta ronda electoral. Todo será a través de voto electrónico y ninguno de los casi 30 países que eligen tiene necesidad de decir a quién eligió.
La Argentina tiene fondos a desembolsar por parte del BID por US$ 6000 millones. Y se le podrían sumar otros US$ 1000 millones este año.