La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) volverá a ser la encargada de gestionar la construcción de proyectos de energía nuclear, tras haber sido desplazada por el Gobierno anterior de su rol como constructora y responsable de las licitaciones en el área.
Para conocer la intención del gobierno nacional al decidir este paso, acercamos este reportaje de Matías Alonso a Lucas Castiglioni, director ejecutivo de NA-SA:
«Durante la gestión de Cambiemos se licitaron dos obras en el Complejo Nuclear Atucha que terminaron siendo adjudicadas a Techint, para la construcción del CAREM, y a la constructora Caputo, para un edificio para el almacenamiento en seco de los elementos combustibles gastados. El argumento esgrimido para realizar este cambio era que se le daría mayor previsibilidad a las obras, con un costo fijo y fecha de finalización, y que el riesgo sería responsabilidad de la empresa y no del Estado. Sin embargo, la crisis macroeconómica que se inició en 2018 cambió las condiciones en que se habían acordado las licitaciones y por lo tanto generó renegociaciones permanentes e incumplimientos, tanto de las empresas como del Estado.
El edificio para almacenamiento de combustible debe completarse de manera urgente, ya que tendrá que albergar los combustibles que se encuentran en las piletas de las centrales nucleares en funcionamiento, y que ya están casi llenas. Si en 2021 no está terminada su construcción, las centrales nucleares no podrán gastar más combustible y, por lo tanto, estarán obligadas a interrumpir la generación de energía eléctrica.
Castiglioni afirma: “Creemos que vamos a llegar a tiempo con la construcción del edificio de almacenamiento en seco para no tener que bajar los rendimientos de las centrales eléctricas. Sabemos que es difícil y vamos a tener que apurarnos todo lo que se pueda. Hemos llegado a esta situación porque la decisión del directorio anterior ha sido sostenerla en el tiempo. Con tres meses en el directorio hemos tomado medidas de alto impacto y que ya veníamos analizando desde antes de asumir, con ganas de encontrar una salida lo antes posible. A esto se le suman las medidas de aislamiento, lo que hace que tengamos que tomar una serie de precauciones para preservar la salud”.
En el caso del CAREM, se trata de un prototipo de central nuclear modular que, de poder exportarse, podría representar un negocio de miles de millones de dólares para la Argentina. Otros países tienen proyectos similares en carpeta pero ninguno ha empezado su construcción, lo que le da una oportunidad a la Argentina para tomar la delantera en este nicho de la industria nuclear.
En el año 2006 se creó en NA-SA la Unidad de Proyectos Nucleares, que tenía como finalidad concluir las obras de Atucha II y encarar nuevos proyectos, entre ellos, la construcción de las nuevas centrales nucleares acordadas con China. Según Castiglioni, “esa unidad de gestión aglutinó una capacidad técnica que permitió, entre otras cosas, capacitar a 5000 trabajadores en distintos oficios relacionados con esta actividad”.
Sin embargo, en diciembre de 2015, a poco de asumir el Gobierno anterior, se produjeron los primeros despidos y posteriormente renunciarían cinco directores de NA-SA. El nuevo directorio decidió dar de baja la Unidad de Proyectos Nucleares y la convirtió en una dirección con menor capacidad y presupuesto, y decidió desligar a 240 trabajadores especializados.
“Gracias al trabajo y a la lucha de muchos gremios hermanos que están dentro del sector energético se pudieron parar esos despidos y evitar otros. Esta herramienta de gestión, al quedar así, nunca más tuvo presupuesto ni capacidad de gestión. Por eso fue que el proyecto del edificio de almacenamiento de combustibles se llevó a cabo de otra manera y las obras quedaron en manos de Caputo y Techint”, afirma Castiglioni.
En la asamblea de accionistas del pasado 20 de abril se decidió recrear la Unidad de Proyectos Nucleares y devolverle a NA-SA su rol de constructor. Ya se empezaron a realizar los primeros presupuestos para continuar con las obras. “Hemos decidido revocar la licitación del edificio de almacenamiento en seco de combustibles nucleares gastados por el retraso considerable que tiene la obra, lo que pone en riesgo la operación de las centrales nucleares. La calidad de trabajo también dejó mucho que desear. A través de varios pedidos se le ha solicitado a Caputo que hiciera obras y como la empresa no cumplió se rescindió el contrato, pero seguiremos con los subcontratistas”.
Marcha atrás
En el año 2015 estaban firmados los acuerdos marco para la construcción de dos nuevas centrales nucleares que contarían con financiamiento de China, pero el presidente Macri ordenó una revisión de los contratos hasta que en 2018, debido a la crisis y al acuerdo con el FMI, se tomó la decisión de no avanzar con las obras.
Sin embargo, de los dos proyectos con China, solo el segundo, en el que no se pueden aprovechar las capacidades existentes en la Argentina en la tecnología CANDU, parece estar firme: “Hoy tenemos la posibilidad de tener financiamiento con China para poder hacer una obra de gran importancia energética que nos daría 1200 MW más de energía de base. Los contratos con China ya fueron discutidos y debatidos desde lo técnico, ahora queda la voluntad política, que claramente está, y se conseguirá el financiamiento para poder hacer realidad el proyecto”, dice Castiglioni. Y agregó: “Estamos trabajando en el proyecto CANDU y la decisión del Gobierno es darle una posibilidad también a esa tecnología”.
El contrato de construcción del CAREM fue dado de baja unilateralmente por Techint apenas se produjo el cambio de Gobierno y empezará la mediación judicial, al igual que en el contrato con Caputo, para definir las obligaciones incumplidas entre las partes. “Techint tomó la decisión de rescindir el contrato sin ponerse a negociar. La decisión no afecta solo al CAREM, sino que paró todas las obras que tenía. Techint despidió a 1600 trabajadores, así que nosotros nos haremos cargo de la parte que nos toca para poder continuar las obras. Trataremos de salir lo más rápidamente posible para generar empleo y evitar que esos proyectos se paren. Hoy nos encontramos en esta situación, tratando de poner todo en marcha, sabemos que es una situación difícil por la situación en la que está el país en el marco del aislamiento social obligatorio. Cuando se pueda volveremos a las obras”, sostiene el director de NA-SA.
Desde que empezó la cuarentena, NA-SA tomó la decisión de trabajar con guardias mínimas en su rol de gerenciador de las centrales nucleares. Si bien se ha declarado a la generación de energía eléctrica como servicio esencial, la gerencia decidió que sus trabajadores tengan 15 días de guardia y 15 de descanso. Castiglioni explica: “Recién hablábamos de cómo hacer cuando tiene que haber una persona sujetando a otra para hacer una tarea, estamos usando los elementos de protección personal para proteger a las personas y evitar riesgos”.
“Esperamos volver a las obras lo más rápido posible. No podemos empezar las obras del CAREM hasta que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) resuelva la situación con Techint. También sabemos que vamos a ir a un proceso judicial con Caputo porque ellos reclaman dinero que NASA no pagó y eso es cierto, pero ellos tampoco han cumplido con lo acordado, así que la única forma de terminar el proyecto es con un acuerdo, como se hizo con la gestión de Atucha II, llevando la dirección de los proyectos y sosteniendo a los trabajadores”.»