Rolando Rivera es Biólogo y Doctor en Bioquímica. Es Profesor Titular de Genómica y Genética del Desarrollo en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) e investigador del CONICET. Desde el inicio de la aparición del COVID-19 ha seguido muy de cerca la evolución de la crisis sanitaria. Y la semana anterior escribió un largo «hilo» en Twitter, donde sintetiza una serie de conceptos que se escuchan de manera poco frecuente en la comunidad científica argentina, pero que tuvo amplia repercusión. Creemos que vale la pena sumar su voz al debate. El autor en Twitter es @riverapomar.
Al final agregamos algunas observaciones de AgendAR.
Hoy no soy nada piadoso. Quiero explicar por qué, ya que tengo discusiones excelentes con gente que piensa muy distinto.
Las opiniones que siguen no son científicas son políticas.
Aviso, es largo.
Las cuarentenas son necesarias pero solas no alcanzan. En mi momento de “ser comprensivo” consideraba que aun estaban a tiempo de comenzar a planificar la salida, que era inexorable. No se hizo.
Se esperó, equivocadamente, que las personas con síntomas se presentaran para hacer los tests. Pero no se rastrearon ni testearon los contactos. Por lo tanto los asintomáticos que infectaban seguían allí.
Entre tanto se justificaba que no se testeaba más porque no era necesario. De justificaciones científicas a las más insólitas. Que nunca habría un “pico”. Que todo estaba planeado. Que la OMS. Y no.
Así fue como la cuarentena continuó sin explicarse claramente cual era el plan ni mostrar un horizonte. Ni yo, que entiendo un poco del tema, comprendía qué hacían.
(Como docente creo que lo del presidente buen profesor no es así: es un pésimo docente.)
Algunos asesores del gobierno plantearon las cosas como cuarentena o muerte. Un absurdo, porque no es una cosa o la otra. Pero si los científicos son soberbios, son insufribles si les hacen creer que sirven. Lo sé, soy del gremio. Ahi mi “ser comprensivo” se acabó.
Después se acabó con un gobierno que no era capaz o no quería ver más allá de eso. O bien el gobierno había renunciado a la política o bien le venía bien la cuarentena para distraer. Cualquier opción es mala y desearía estar equivocado.
Y cuando era necesario mostrar un horizonte de salida y posibles caminos (no hay uno solo) sin importar el tiempo, el gobierno optó por el miedo.
Y ahí terminó mi paciencia. Nadie me gobierna con miedo.
Gobernar metiendo miedo y agitando el fantasma de cadáveres ya lo vivimos en Argentina y no lo quiero más. El miedo es la peor forma de gobierno. Es pésima. Es vergonzosa en una democracia. La política se hace convenciendo, no metiendo miedo.
Pero el miedo o buscar excusas, creo, ha sido una fuga hacia adelante. Al costo de evitar el debate político, que hubiera permitido compartir errores.
Quizás es porque están en un brete en el que cualquier salida es mala o muy mala, luego de politizar de la peor manera el tema.
Es así que, cuando comenzaron a testear más, por suerte, aunque tardíamente, con el plan de DeTecTAR, comenzaron a ver más casos. Era lo esperable.
Y ahí comenzaron, para mi, los verdaderos problemas.
Todo parecía bajo control, pero no lo estaba. Los que toman decisiones parece que viven fuera del mundo real. Yo soy una rata de laboratorio, pero una rata que anda mucho por la calle y encima, rata de conurbano.
Pasamos 90 días de cuarentena en donde nadie diferenciaba si fase 1 de fase 2 porque el único mensaje era “quédate en casa”. Y se comenzó a sufrir la caída de la actividad económica. (Igual lo peor está por venir.)
Quienes viven de lo que facturan, cosa que no hace ninguno de los que toman decisiones, perdía. Y ya venían golpeados, por eso muchos habían votado a este gobierno. Pero «quédate en casa!».
Encima se «romantizaba» la cuarentena. Mentira! Se la pasa mal en cuarentena!
En La Plata, por ejemplo, aparecieron carteles que decían “Te creés inmune al virus? Andate a tu casa”.
ESE era el mensaje.
Pero el tiempo pasaba y no había grandes cambios. Se perdía el miedo.
Entonces se creó el miedo a la saturación del sistema sanitario. Un problema MUY REAL.
Pero el mismo día y en el mismo diario el ministro de salud dice que hay 5% de ocupación de camas por covid y la periodista científica oficial dice que estamos en un límite peligroso.
Y esto después de que el ministerio de salud hizo hace 2 meses un informe afirmando que en junio GRACIAS a la cuarentena no iba a haber más 200.000 casos (hay 5 veces menos) por lo que el sistema iba a estar preparado.
Sí, era para todo el país, pero no es así como se entiende!
Tengo la percepción de mucha improvisación, muchas inconsistencias, falta de datos fidedignos (nada novedoso), y poca profesionalidad.
Pero el miedo, ese sí que no falla. Pero falla.
Y ahora la política.
Empezaron los casos porque empezaron los testeos. Y aquí se acaba la ciencia: si comenzás a ver casos a los dos meses, la pregunta que se hacen las personas es ¿pero si aumentan los casos igual, por qué fue la cuarentena?
Porque toda la gente común y silvestre que vive de su trabajo, que siempre sintió que estaba en cuarentena, que sufría pérdidas económicas vio que su esfuerzo fue inútil.
NO CREO QUE LO HAYA SIDO INUTIL, digo lo que se percibe.
Y la cuarentena se empezó a caer a pedazos.
Eso que dije tambien hace 7 semanas “las personas van a hacer su propio análisis de costo-beneficio” es lo que ocurrió.
Y no me alegra que eso pase, dije «será peor».
Y ahora se debe convencer a las personas que deben entrar en una esotérica e intangible “fase 1” cuando nunca se les dijo otra cosa que que “quedate en casa.” Eso era la cuarentena para la mayoría, no fase 1 o 5.
Convencer, eso es la política.
Si la política es convencer y estamos cerca de terminar como en el cuento del lobo.
Tanto gritar quédate en casa que viene el lobo y el lobo no venía, que cuando el lobo merodea ya no lo creen.
Y el lobo merodea.
Pero por no hacer nada y crear, y quizás soy injusto con esta afirmación, una zona de confort perfecta del mal político que es «el pueblo en casa que no moleste», ahora tendrán que hacer un balance de costo beneficio desfavorable y tomar decisiones quizás malas, quizás muy malas.
Por supuesto esto lo digo luego de 7 semanas. Es claro que hace 3 meses no se sabía mucho. Y yo era comprensivo.
Pero las políticas se juzgan por las acciones y resultados. Son las reglas de juego de la política. Y el resultado, hoy, a mi juicio, es que se desperdició tiempo.
Es una opinión política, que lógicamente es mucho más compleja que un par de Tweets y no es necesariamente la verdad.
Y seguiré discutiendo en buenos términos con quienes siempre discutimos y que me ayudan a pensar.»
ooooo
Observaciones de AgendAR:
Es necesario, creemos, empezar por aclarar el sentido del título que elegimos para la nota. Porque cuando se dice «opinar con el diario del lunes» generalmente se entiende que se opina conociendo los resultados del partido. Claro, así es muy fácil.
Pero no es así en este caso. El Dr. Rivera no los conoce. Tampoco el Dr. Pedro Cahn, para nombrar uno de los expertos que asesoran al presidente. Ni el Dr. Anthony Fauci, al frente del Instituto Nacional de la Salud, en EE.UU. Por cierto. el editor de este portal no tiene los resultados de este partido global.
Rivera está cometiendo, sin duda de buena fe, un error habitual en las discusiones políticas. Habla como si lo que se sabe ahora, se debería haber sabido antes, que «eran cosas evidentes». Y no, no lo eran. Y es seguro que dentro de algunos meses estaremos en posesión de datos que harán parecer equivocadas o absurdas algunas decisiones que se están tomando ahora. Pero hay que tomarlas. Y para usar otra expresión de barrio, «nadie tiene la bola de cristal».
No estamos diciendo que el manejo de la crisis sanitaria, en su conjunto, fue acertado. En lo que puedo opinar profesionalmente, la comunicación fue entre regular y mala. Pero ese es un juicio técnico, tan falible como cualquier otro. De las decisiones que señala como equivocadas, por acción u omisión, el Dr. Rivera, cabe decir que se tomaron a la luz de la información que se tenía en ese momento.
Ginés González García sigue siendo atacado en las redes sociales -por sus adversarios políticos, por supuesto- por haber dicho a comienzos de año que «era muy difícil que el virus llegara a Argentina». ¿Cuántos advertían en ese momento del peligro, entre nosotros? La gran mayoría de los disidentes de la estrategia del gobierno todavía afirmaban, semanas, meses después, que se estaba exagerando la respuesta oficial para obtener beneficios políticos. Un eco de esos argumentos todavía puede verse en el texto de arriba.
Esa estrategia oficial -de la que sus críticos inteligentes, como el Dr. Rivera, reconocen que fue la decisión correcta en su momento- estuvo pensada y planeada a la luz de lo que estaba sucediendo en China, y muy poco después en Italia y España: un aluvión de contagios, un «pico», y luego el paulatino descenso de los casos. Si hace menos de un mes, un prestigioso virólogo italiano afirmaba que la carga viral estaba desapareciendo… Y, atención, fue una estrategia exitosa en la mayor parte del territorio argentino, con excepción del Chaco y el Área Metropolitana.
Reconozcamos que el reclamo de más testeos y el rastreo y aislamiento de contacto es sin dudas correcto y necesario. Pero hay un toque de omnipotencia, típico en las redes sociales, por otra parte. Se asume que el personal entrenado y dispuesto a correr riesgos disciplinadamente está disponible por decenas de miles. Y también las facilidades para el aislamiento. Muchos porteños rehuyen el testeo, porque no quieren saber nada con los hoteles donde los aloja el gobierno de la C.A.B.A. si dan positivo. Y esto pasa en la ciudad más rica del país. Imaginemos en los municipios del conurbano. Y tengamos presente que el 1% (un porcentaje muy modesto de posibles infectados) de la población del AMBA son 150.000 personas. Tecnópolis no alcanzaría, y los hoteles disponibles tampoco.
En cualquier caso, hay un hecho fundamental que convierte a esta polémica en ociosa. A la luz de los datos actuales, que no son los de hace un mes (y que pueden variar en el futuro), no habría un «pico». O habría una sucesión de ellos. Aún en países donde supuestamente se había controlado el COVID-19, Nueva Zelanda, Alemania, Corea del Sur… ha habido rebrotes. Es posible entonces que los humanos debamos convivir con este virus, como convivimos por muchos siglos con la viruela, hasta que se descubra una vacuna o vacunas eficaces y se distribuyan masivamente.
Es prudente entonces asumir la posibilidad -presente desde el comienzo de esta peste- que todos nos contagiemos en algún momento. La estrategia posible, en ese caso, sería espaciar los contagios con cuarentenas y aislamiento para que los que presenten síntomas puedan ser tratados y el sistema hospitalario no se desborde.
Si es así, hemos señalado en AgendAR que la Argentina puede enfrentar mejor que otras naciones esta posibilidad. Porque la actividad que produce las divisas que necesita el país no ha sido detenida por las cuarentenas, ni es demasiado riesgosa porque en gran parte se realiza a cielo abierto. Al mismo tiempo, como somos un país con su población masivamente urbana, será una difícil «nueva normalidad». Pero eso es para otro tramo del debate.
A. B. F.