El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, llegó ayer a Washington en el primer viaje internacional desde que asumió la presidencia.
Casi como respondiendo a la polémica que despertó, sobre todo en México, la visita de AMLO a su par de los Estados Unidos, Donald Trump, ambos líderes intercambiaron elogios en un tono que sus diferencias ideológicas hacían difícil predecir.
“Estoy aquí para expresarle al pueblo de EE.UU. que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto. Nos ha tratado como lo que somos, un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano. (…) Usted no ha pretendido tratarnos como colonia”, dijo López Obrador desde la Casa Blanca.
AMLO también le agradeció la “comprensión y la ayuda” que recibió por parte de la Administración Trump y resaltó que durante su mandato no recibió agravios hacia su persona ni hacia su país.
En un tono también distinto al que había usado en el pasado, Trump dijo que la relación con México nunca había sido “tan fuerte ni cercana como ahora” y expresó que los “increíbles ciudadanos mexico-americanos (…) enriquecen cada aspecto de la vida nacional estadounidense».
Ambos se concentraron en destacar la importancia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá TMEC, o United States–Mexico–Canada Agreement USMCA, en inglés) el ‘nuevo Nafta’ que promete fortalecer el intercambio comercial entre los tres países (que representa cerca de u$s 1,2 billón al año) y que Trump puso incluso por arriba del acuerdo comercial con China.
Mientras el presidente norteamericano mencionó rápidamente otros temas como el narcotráfico, la inmigración ilegal y la trata de personas, López Obrador se concentró en la cooperación bilateral e hizo una breve referencia histórica a la estatización de las petroleras, una de sus principales políticas de gobierno. Ninguno de los dos, obviamente, habló del muro entre EE.UU. y México.
La visita de López Obrador –que voló a Washington en clase turista– ha recibido críticas tanto desde un sector de la oposición mexicana como de una parte de los demócratas estadounidenses, que consideraron que la visita a la Casa Blanca, tan cerca de las elecciones estadounidenses, podría ayudar a Trump con el voto hispano, más afín a Joe Biden.
De hecho, ambos presidentes se refirieron a la comunidad de 36 o 38 millones de mexicanos (cada líder dio una cifra distinta) viviendo en los EE.UU.
Días antes de viajar, López Obrador aclaró en una conferencia de prensa que no era un «vendepatrias» y que su agenda en Washington estaba exclusivamente centrada en el TMEC, vigente desde el miércoles pasado, 1° de julio.
En su visita, el presidente de México estuvo acompañado por una delegación de empresarios mexicanos, incluyendo a uno de los hombres más ricos del mundo, el empresario de medios Carlos Slim, que tenía agendada una cena con Trump y un grupo de ejecutivos estadounidenses para anoche en la Casa Blanca.
La gira de AMLO por EE.UU. se acortó a sólo un día, después de que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, declinó la invitación en medio de nuevas amenazas de EE.UU. de imponer aranceles a productos canadienses. Trudeau prefirió quedarse en su país, para reuniones de gabinete y debate parlamentario. Sin embargo, tuvo una conversación telefónica con AMLO el lunes por la mañana, donde hablaron del TMEC.