El director ejecutivo de la CONAE habló desde Cabo Cañaveral, donde se realizan las últimas pruebas antes del lanzamiento del nuevo satélite de la misión SAOCOM, a fines de este mes.
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El Satélite Argentino de Observación con Microondas (SAOCOM) es casi único en su tipo en el mundo: cuenta con una gran antena –de 35 metros cuadrados–, que posee un radar de apertura sintética (SAR, en inglés) en banda L, que permite tomar registros de la superficie terrestres de hasta dos metros de profundidad, con múltiples aplicaciones en agricultura, prevención de inundaciones y manejo de incendios, entre otras.
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Es un gemelo del SAOCOM 1A, lanzado en el año 2018 por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que completa la misión por parte de la Argentina, pues los dos forman parte de una constelación (SIASGE), que también incluye a cuatro satélites COSMO-SkyMED, de la Agencia Espacial Italiana.
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Al sumar la información de todos ellos se obtienen paquetes de datos únicos en el mundo, cuyo objetivo principal es la gestión de emergencias, pero con múltiples misiones secundarias vinculadas con el desarrollo económico de ambos países y que permitirán brindar servicios de imágenes a terceros.
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El SAOCOM 1B había viajado a Estados Unidos en un Antonov AN124 y, tras una demora de varios meses, y se espera que pueda ser lanzado al espacio cuando las condiciones meteorológicas lo permitan en una fecha posterior a hoy, sábado 25 de julio, a bordo de un lanzador Falcon 9 de la empresa SpaceX, con base en Cabo Cañaveral.
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El ingeniero Raúl Kulichevsky, director ejecutivo de la CONAE, es uno de los 18 especialistas del organismo y de la empresa rionegrina INVAP que se encuentran en Florida, Estados Unidos, para la realización de las pruebas al satélite que forman parte de la preparación para su puesta en órbita. Aquí sus respuestas, en vísperas del lanzamiento:
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-¿Cómo se llevan a cabo los trabajos en Estados Unidos?
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-La semana pasada tuvimos una primera semana de cuarentena en el hotel pero fue con un trabajo muy intenso, cada uno desde su habitación, a través de videoconferencias, para preparar distintas cuestiones que tienen que ver con las comunicaciones con los grupos en la Argentina y eso incluyó una simulación completa del día de lanzamiento. Posteriormente, nos hicieron un test PCR y el domingo nos informaron el resultado negativo, así que el lunes empezamos a trabajar en la base.
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Los primeros dos días sacamos el satélite de la cofia en la que lo habíamos dejado guardado. Con el satélite a nuestra disposición volvimos a conectar los equipos electrónicos para ver el estado del satélite e hicimos las inspecciones visuales de los paneles solares. Hicimos el encendido del satélite para ver si estaba todo bien y resultó perfecto. Todos los subsistemas se encendieron sin ningún tipo de problema, así que no solo pudimos ver eso, además, pudimos probar los sistemas de comunicación con Córdoba, Bariloche y Buenos Aires. También revisamos toda la telemetría de encendido del satélite, así que ahora estamos completamente seguros de que está en perfectas condiciones.
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-¿Cómo es el protocolo que están siguiendo por el coronavirus?
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-Vinimos con un protocolo particular para nosotros sabiendo que las medidas que se tomaron en Estados Unidos son distintas a las que se aplicaron en Argentina. Acá no hay cuarentena estricta como la que hemos tenido en nuestro país. Pero nuestro protocolo incluye controles muy estrictos, y minimizamos cualquier posibilidad de contacto con gente que no sea el personal de SpaceX. Este protocolo lo preparamos con los sectores de Higiene y Seguridad de INVAP y de la CONAE, no solo para el cuidado de cada uno de nosotros, sino que, a su vez, cada uno está cuidando a todo el grupo.
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-¿Qué ventajas tiene sumar el segundo satélite a la constelación?
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-Varias. No es solo el hecho de poder tener mayor frecuencia de observación. Tener un segundo satélite también permite contar con nuevas aplicaciones. Una es poder desarrollar modelos digitales de elevación, que son una especie de mapas tridimensionales del suelo que nos permiten, por ejemplo, saber hacia dónde va a fluir el agua en el caso de una inundación. Tener en órbita el segundo SAOCOM nos va a permitir mayor frecuencia y también extraer todo el potencial que la misión tiene.
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-¿Cómo está la gestión comercial de las imágenes de los SAOCOM?
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-Estamos avanzando en ese sentido con VENG, la empresa controlada por CONAE, que está a su vez trabajando con e-GEOS, que es una empresa italiana con participación de la Agencia Espacial Italiana. Estamos trabajando para poder brindarle servicios a China, para distintos sectores de ese país, pero también hemos tenido solicitudes de información de los SAOCOM desde distintas partes del mundo.
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-¿En qué nuevos satélites está pensando la CONAE?
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-Estamos trabajando en la misión SABIA-Mar, un satélite dedicado al mar y el océano (en cooperación con Brasil, que debía construir uno también como parte del acuerdo, pero cuyo desarrollo fue retrasado), que ha completado la etapa de ingeniería de detalle y esperamos poder lanzar en el año 2023.
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Así como los SAOCOM tienen su mayor potencial en el sector continental de la República Argentina, aunque también servirán para controlar la pesca ilegal en el Mar Argentino, SABIA-Mar permitirá recolectar una cantidad de información muy importante, que tiene que ver con las necesidades del proyecto Pampa Azul, que el Gobierno ha relanzado hace poco. También estamos pensando en la serie 2 del SAOCOM y en acceso al espacio, a través del desarrollo de los vehículos Tronador II y III. Obviamente, hoy la misión SAOCOM se lleva gran parte de nuestra atención, pero seguimos trabajando muy intensamente en diversos proyectos.
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-El proyecto Tronador sufrió retrasos durante el Gobierno anterior. ¿Qué expectativas tienen ahora? ¿La idea sería contar con el microlanzador VLE (Vehículo Lanzador Espacial) y después con el Tronador?
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-Sí, el VLE va a ser un primer lanzador que nos va a permitir probar las capacidades de satelización de pequeños satélites de hasta 80 kilos, para poder hacer luego un aprovechamiento muy importante de todo lo que tenga que ver con el desarrollo del VLE en los Tronador II y III.
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En definitiva, gran parte de lo que se diseñe y se pueda probar con el VLE va a ser utilizado también en el proyecto Tronador. Por supuesto, hoy el país vive una circunstancia muy difícil pero entendemos que desde el Gobierno hay un interés en que el desarrollo del acceso al espacio en la Argentina se pueda llevar adelante, así que esperamos contar con los recursos presupuestarios que nos permitan avanzar con este proyecto, que es crítico para poder completar y tener independencia tecnológica y capacidades de lanzamiento propias para nuestro país.
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El VLE llegará a 300 kilómetros de altura con cargas útiles de hasta 80 kilos. Con menos carga, se podría llegar hasta 400 kilómetros. La idea es hacer una primera prueba hasta más o menos esa altura. El Tronador III, nos va a permitir colocar en órbita satélites de aproximadamente 650 kilos a una altura de entre 600 y 700 kilómetros.
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-¿Se espera que haya más vehículos experimentales de la serie VEX o ya se empezaría con el desarrollo del VLE?
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-No, ya empezamos con el VLE porque la etapa de vehículos experimentales, que eran los VEX, nos permitieron probar muchos subsistemas vinculados con la parte de propulsión y la de desarrollo de navegación guiada y control. Ahora, ya necesitamos de otras tecnologías que vamos a usar en el caso del VLE y que posteriormente servirán para el Tronador.
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-Si bien los plazos de desarrollo de tecnología son variables, ¿cuándo esperan hacer el lanzamiento del VLE?
-Si contamos con los recursos presupuestarios adecuados, entendemos que probablemente podríamos estar haciendo un primer vuelo de prueba hacia fines del año 2022.