Saint-Paul-les-Durance – El proyecto internacional ITER, en el que 35 países intentan desarrollar la fusión de hidrógeno para producir energía limpia, dio un nuevo paso este martes con el inicio del ensamblaje de su reactor en el sur de Francia.
«Con la fusión, la energía nuclear puede ser una promesa para el futuro, ofreciéndonos una energía no contaminante, descarbonizada, segura y prácticamente sin residuos», dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en un vídeo difundido durante la ceremonia.
El jefe de Estado surcoreano, Moon Jae-In, también acogió con satisfacción en un mensaje de vídeo «el mayor proyecto científico de la historia de la humanidad» y este «sueño compartido de crear energía limpia y segura para 2050».
El proyecto se inició por un tratado de 2006 y participan 35 países -toda la Unión Europea (más el Reino Unido), Rusia, China, India, Japón, Suiza, Corea del Sur y Estados Unidos.
Alternativa ideal a los combustibles fósiles como el petróleo, el gas o el carbón, que emiten CO2, la fusión de hidrógeno también podría sustituir a la energía nuclear.
La fisión atómica (que consiste en dividir un átomo de uranio, produciendo criptón, bario y un excedente de energía) genera residuos radiactivos que persisten decenas de miles de años.
En cambio la fusión (que se basa en unir dos átomos de hidrógeno, produciendo uno de helio y un excedente de energía) «no genera residuos de larga duración», explicó Bernard Bigot, director general de ITER.
Otra ventaja es que los combustibles necesarios para esta fusión, extraídos del agua y el litio, están disponibles y, según Bigot,»un gramo de combustible libera tanta energía como ocho toneladas de petróleo».
El problema de la fusión es que requiere temperaturas y presiones que ningún material puede resistir, por lo tanto el proceso debe ser confinado dentro de un campo magnético, algo que hasta ahora nunca se logró más allá de algunos microsegundos.
En los últimos meses, varios componentes de este reactor experimental, llamado «Tokamak» -algunos de ellos de la altura de un edificio de cuatro pisos y con un peso de varios cientos de toneladas- han sido traídos desde India, China, Japón, Corea del Sur e Italia.
Los elementos están llegando gradualmente, pero el millón de piezas de este rompecabezas tridimensional todavía tienen que ser ensambladas, un trabajo que debería durar hasta 2024 y en el que trabajan 2.300 personas.
Este gigantesco reactor debería permitir reproducir la fusión de hidrógeno que se produce en el corazón de las estrellas. En concreto, esta fusión se obtendrá llevando a una temperatura de unos 150 millones de grados una mezcla de dos isótopos de hidrógeno transformados en plasma, el cuarto estadio de la materia.
ITER podría empezar a producir plasma a finales de 2025 o principios de 2026, y el reactor podría alcanzar su máxima potencia en 2035.
Como reactor experimental, Iter no generará electricidad. Habrá que esperar en el mejor de los casos hasta 2060 para tener la primera conexión a la red eléctrica de un reactor de fusión.
Para generar electricidad, estos futuros reactores de fusión comerciales utilizarán simplemente el calor generado en las paredes de su «tokamak» por el bombardeo de neutrones de fusión. Este calor será evacuado a través de un circuito de agua a presión para alimentar, bajo forma de vapor, una turbina y un alternador.
Si se conectara a la red eléctrica, ITER produciría sólo 200 MW de electricidad, suficiente para alimentar unos 200.000 hogares. Los futuros reactores de fusión podrían alimentar dos millones de hogares, por un costo de construcción y un costo operacional «equivalente a los de un reactor nuclear convencional», según Bigot.
Sin embargo, estos «soles artificiales» son objeto de críticas recurrentes por parte de los ecologistas, que los ven como «un abismo financiero» y «un espejismo científico». El proyecto ya lleva cinco años de retraso, con un presupuesto inicial que se triplica hasta casi 20.000 millones de euros.