Es difícil tenerlo presente ahora: el glifosato reemplazó en la mayor parte del planeta a herbicidas más tóxicos y menos eficaces. Pero la sociedad moderna ha aumentado sus exigencias, y su uso es cada vez más cuestionado, no solo en Argentina sino en todo el mundo. Alemania, por ejemplo, ha decidido prohibirlo en todo su territorio a partir de 2023.
Pero este desafío puede tener una salida «verde». A través de una sustancia de origen natural. Justamente en Alemania, en la Universidad de Tubinga, han descubierto que existe un alga verdeazulada (cianobacteria que fotosintetiza) que libera un compuesto con una molécula de glucosa llamado desoxisedoheptulosa 7 (7dSh), que posee el mismo efecto herbicida que el glifosato.
El nuevo compuesto hallado por los alemanes actúa con un amplio espectro de control de malezas. Se dice que esta cianobacteria de agua dulce tiene un comportamiento ‘egoísta’ porque naturalmente libera el compuesto para deshacerse de toda competencia verde que le aparezca alrededor.
Como publicó el portal Bioeconomía, el objetivo inicial del grupo de investigadores de Tubinga liderado por Klaus Brilisauer, Stephanie Grond y Karl Forchhammer era observar estas bacterias y el descubrimiento de la molécula de glucosa llegó por casualidad. Rápida de reflejos, la Universidad de Tubinga, que es pública, ya ha patentado la molécula. (Nuestras universidades deberían imitar ese ejemplo…)
Klaus Brilisauer y sus colegas descubrieron que la molécula 7dSh ataca el mismo proceso metabólico que el glifosato. “Aunque actúa sobre una enzima distinta, sigue la misma ruta metabólica, la llamada Ruta del ácido shikímico”, explicó Brilisauer. Por lo tanto, el efecto es el mismo. Las plantas tratadas con esta molécula de glucosa detienen su crecimiento.
A través de la Ruta del ácido shikímico, plantas y microorganismos fabrican importantes aminoácidos para ellas. Y como esta forma de metabolización no existe en formas superiores de vida, como el hombre y los animales, la 7dSh no es peligrosa para ellos. Su uso en el agro no debería ser cuesitonado.
“Hemos aplicado altas dosis de la molécula a embriones de peces cebra sin tener efectos negativos”, dijo Brilisauer. A pesar de ello, la 7dSh no puede emplearse todavía, ya que no ha sido probada fuera del laboratorio. Además, falta el permiso para poder utilizarse como herbicida. “Ya estamos en conversaciones con socios de cooperación”, agregó el investigador.
Desde la universidad ya se está en conversaciones con socios de cooperación”. El objetivo es que estos socios pongan a prueba la nueva sustancia. “Esperamos que tenga una buena biodegradabilidad y una baja toxicidad ecológica”, confía Brilisauer. En la práctica, precisamente ese podría ser el principal obstáculo para la adopción de la nueva sustancia en la agricultura a gran escala: si se degrada con demasiada rapidez, no podrá desplegar su efecto herbicida.
A Brilisauer no le preocupa que en Bayer se pongan nerviosos ante una nueva alternativa natural en el mercado. “De todos modos, el glifosato desaparecerá a largo plazo del mercado. Y las compañías podrían unirse al desarrollo de esta nueva sustancia”, añadió el investigador.
(Atención: debemos advertir que, aunque esta noticia está recién ahora siendo divulgada por los medios locales, el desarrollo científico mencionado es de marzo del año pasado. Pero eso no es sorprendente: la autorización para el uso a «campo abierto» es un proceso muy lento).