«Francia sigue oponiéndose al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur en su estado actual y considera que la deforestación es un problema mayor», afirmaron las autoridades francesas ayer viernes 18.
Tras recibir un informe de un comité de expertos independientes que alerta de los riesgos medioambientales que supondría la entrada en vigor del acuerdo, el gobierno francés presentó tres «exigencias» para seguir con las negociaciones, incluido el respeto del Acuerdo de París contra el cambio climático.
También reclama que las importaciones al bloque procedentes de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) respeten las normas sanitarias y medioambientales europeas.
«El proyecto de acuerdo no contiene ninguna disposición que permita disciplinar las prácticas de los países del Mercosur en materia de lucha contra la deforestación. Esto es lo que falta sobre todo a este acuerdo y la razón principal por la que en el estado actual, las autoridades franceses se oponen», declaró Macron. Además, Francia rechaza «la falta de ambición» en materia ambiental.
El informe había sido encargado por el gobierno francés el año pasado para evaluar el impacto de este acuerdo de libre comercio firmado el año pasado después de dos décadas de negociaciones.
Concretamente, el comité de expertos estima que la deforestación en el Mercosur podría «acelerarse un 5% anual» debido a la superficie adicional de pastoreo que sería necesaria para cubrir el aumento de producción de carne bovina destinada a la UE (entre 2 y 4%).
Evalúa además el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero que generaría el acuerdo en «entre 4,7 y 6,8 millones de toneladas equivalentes de CO2» y pone en duda que las «ganancias económicas» compensen «los costos climáticos».
En AgendAR no nos animamos a evaluar cuánto de preocupación ambiental y cuánto del tradicional proteccionismo francés en agricultura. Pero la consecuencia nos parece ineludible: el Mercosur, y la Argentina en particular deberán prestar más atención a las normas ambientales si quieren exportar a la Unión Europea. Y, paulatinamente, al resto del mundo.
Esto no es necesariamente negativo, en el largo plazo: un territorio muy extenso, en relación al tamaño de su población, le dan a nuestro país ventajas comparativas muy importantes. Pero el gobierno y los productores deben encarar en serio el tema.