Osvaldo Lombardi, ex Director Nacional de Modernización y Competitividad de la ex SECTUR (actual Ministerio de Turismo y Deportes), ex Director General de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, escribió esta reflexiva, y crítica, columna sobre la situación y las promesas de la industria turística:
«Hay coyunturas como esta en donde nos toca vivir, donde tratar de comunicar certezas puede ser un verdadero desatino. El camino quizás sea otro donde las verdaderas certezas se construyen paso a paso, tomando las realidades y necesidades de la gente y las limitaciones del campo desde donde intentamos sentar las bases para esa reconstrucción.
Estuve leyendo unas notas en una prestigiosa revista especializada en turismo y las declaraciones y propuestas comerciales de una serie de operadores conocidos, muchos por haber trabajado intensamente en el turismo emisivo, otros tradicionales agentes del turismo nacional y unos pocos receptivos de destinos específicos como Iguazú o el Noroeste Argentino.
Mi sorpresa fue creciendo cuando descubrí que el relato, en general muy parecido de todos ellos, trataba de eludir la complejidad de actual situación sanitaria, con un mensaje marketinero induciendo a comprar sus productos. Un detalle: todos ofrecían seguro covid 19, flexibilidad en las fechas de viajes, usaban seguido la palabra protocolo y describían el plan pre viaje que lanzo el gobierno como una especie de panacea.
La oferta que incluía la flexibilidad en las fechas de viajes es la lógica consecuencia del hecho que nadie sabe cuando se va a poder viajar en serio. La primera incertidumbre es esta. Otras ¿se mantendrán los precios de estas ofertas? Surgen las dudas por la inestabilidad económica que estamos viviendo. Si se compra hoy ¿se mantendrá la calidad de lo pactado?
Si bien estamos en una inflación amenguada por la cuarentena extendida, miremos con un ojo la presión de la suba del dólar sobre los precios y con el otro a ver si viene alguien a desactivar esta bomba de tiempo. El crédito obtenido por la compra de un paquete o servicio turístico a través del plan pre viaje ¿tendrá el mismo valor a la hora de poder utilizarlo? Los destinos turísticos liberados ¿qué nivel de contagios y muertes tendrán en el momento de nuestro viaje? ¿Tendremos la frontera cerrada y nos tendremos que volver a casa? ¿Qué fortaleza tiene la infraestructura sanitaria de cada uno de los destinos que se promocionan para la temporada?
Hoy por hoy la apertura de la temporada de verano de la costa bonaerense tiene como una de sus debilidades este punto. ¿Se harán los testeos correspondientes cuando surjan casos derivados del natural movimiento turístico? Es lógico que se permita viajar en base a una declaración jurada y cumpliendo las normas de la aplicación Cuidar, pero la seguridad sanitaria significa articular cada destino turístico con centros de derivación rápida ante la detección de un caso, aislamiento y testeos al entorno una vez detectado.
También debe acompañar a toda esta apertura una campaña de cuidados personales y de nuevas conductas sociales. Como se descubre rápidamente, la complejidad de las incertidumbres requiere de este primer paso de certeza.
Pero la apertura requiere de otras premisas previas. Ya lo decíamos a medidos de abril, se debía trabajar para hacer atractivo el destino generando confianza al potencial visitante en base a tener un sistema sanitario adecuado a las circunstancias, tener una conectividad segura y eficiente, tener en cuenta el mercado de excursiones y cercanías, cambios de conductas en el personal de servicios y en los turistas y, como siempre, calidad en los productos turísticos acompañado de un precio justo.
Todo esto requiere más que de la voluntad de las partes involucradas, una alianza publico privada de magnitud respaldada por una política del gobierno coherente que facilite ese objetivo.
Si cada paso del sector turístico en ese sentido se ve luego afectado por una endeble política macro, vanos son los esfuerzos.
Muchas cosas más hay para agregar y reflexionar, pero ya está claro que se necesita repensar el sistema turístico argentino como tal, además de ser fundamental la necesidad de tener una apertura gradual pero simultánea de todos los factores que lo conforman.
También, está claro, la necesidad de tener políticas macro que resguarden ese camino que llevara un tiempo, hoy indescifrable.
Comunicar certezas, a veces tiene el sabor amargo de las falsas promesas y para aquel que viaja con las expectativas de tener una experiencia novedosa y nutritiva no hay nada peor que las promesas incumplidas.»