El 1° de agosto pasado el Aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires cerró sus operaciones aéreas para la realización de una serie de obras en la pista y para preparar la terminal para el regreso de los vuelos internacionales regionales.
Originalmente se había anunciado que el aeropuerto reabriría en diciembre dado que el tiempo de obra previsto era de cuatro meses. Si bien desde entonces se estuvieron llevando a cabo tareas previas, la pandemia demoró el inicio. Fuentes cercanas afirman que las operaciones regulares recién volverían al Aeroparque los primeros días de febrero.
La pista será ampliada hasta 2.715 metros de largo, sumando así 615 metros más que el tamaño actual. También se la ensanchará a 45 metros, se reconstruirán las calles de rodaje y se construirán calles de salida de alta velocidad, plataformas de viraje, además de instalar un sistema de balizamiento CAT III, entre otras obras complementarias. El sector internacional de la terminal será ampliado en 800 metros cuadrados. En total se invertirán más de ARS 5.500 millones.
Cuando los vuelos regulares se reinicien, está previsto que las operaciones se trasladen al Aeropuerto Internacional de Ezeiza (como sucede con los escasos vuelos especiales).
La aerolínea brasileña Gol -«low cost»- ya se anotó para estar entre las primeras que quiere aterrizar en la aeroestación porteña.
En cambio, la «low cost» local, Flybondi, no expresó interés, y también rechazó operar desde Ezeiza. Con un comunicado titulado «Palomar o nada», la empresa se manifestó contra la resolución del ORSNA, que, entiende, provocará el cierre de el aeropuerto de El Palomar.