El descenso, con algunos altibajos, en el número de contagios y de muertes por Covid era notorio desde hace algunos días. Pero no hay razones evidentes para esto, como no las hubo para su aumento, y no queremos exhibir un triunfalismo sin base. En este trabajo, Nora Bär ha recopilado datos y la opinión de expertos muy respetados de todo el país. Creemos que este es el «cuadro de situación» más completo que puede ofrecerse hoy. El análisis… vendrá después.
«Aunque con cautela, la gran mayoría de casi una docena de expertos consultados coincidieron en que los números de Covid de los últimos diez días parecen empezar a consolidar una tendencia a la baja, en especial, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). No es tan claro en el resto del país, donde más que de un amesetamiento prefieren hablar de una reducción en el aumento. Como sea, constituye el primer cambio de rumbo después de meses de crecimiento en la cantidad de casos notificados y de fallecimientos.
«Sí, empezaron a bajar los casos -confirma Enio García, jefe de asesores del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. El conurbano viene con esta dinámica hace casi dos meses, y el interior empezó a mejorar la última semana».
«Para mí, efectivamente están empezando a bajar -arriesga Soledad Retamar, ingeniera del Grupo de Investigación en Bases de Datos (GIBD) del Departamento de Ingeniería en Sistemas de Información de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Concepción del Uruguay-. Pero si bien disminuyó mucho en el AMBA y se mantiene relativamente amesetado en Córdoba y Santa Fe, hay localidades donde recién está explotando. Puede ser porque mucha de la gente más joven, que quería o tenía que moverse en el momento de mayor circulación, ya se infectó. Hay una tendencia a la baja, lo que no implica que se mantenga».
Martín Barrionuevo, legislador de Corrientes que también sigue muy de cerca los números de la pandemia, coincide: «Hay una tendencia muy clara hacia la reducción. Si Córdoba y Santa Fe siguen como vienen en estos días, vamos a tener un descenso de casos. Soy optimista».
Para Barrionuevo esto podría explicarse porque el nivel de contagio fue muy grande en el interior del país, más intenso que en el AMBA. Y agrega: «También hay algo que siempre se subestimó: el clima. Aunque no sea por el calor, sí influye por las condiciones de ventilación. Creo que soslayamos este factor desde el principio al explicar el descenso de los casos en Europa y eso también explicaría por qué volvieron con el regreso del frío».
Mauro Infantino, creador de covidstats.com.ar, también considera que ya se puede hablar de descenso de casos. «Lo que nos estaría faltando es una mejor idea de la positividad por lugares porque, por ahora, solo tenemos el nuevo total de tests, pero nos faltaría conocer los datos desagregados. Lo que me sorprende es lo relativamente ‘rápido’ que habría ‘aflojado’ en Córdoba y Santa Fe en comparación con lo que ocurrió en el AMBA. Me pregunto si existe algún tipo de estacionalidad que no conocemos. La otra alternativa, no tan optimista, es que haya gran subregistro de fallecidos en esos lugares».
El bioquímico y analista de datos Santiago Olszevicki también se inclina por considerar que estamos ante una tendencia que se consolida: «En AMBA es innegable [que hubo un descenso]. En conjunto, la caída de la positividad, la ocupación de camas y los casos diarios muestran que hace ya varias semanas está bajando la circulación viral. Acá, creo que hay un fuerte componente de prevalencia; la población joven (que es la que más circula y menos se cuida) tiene muchos ya contagiados. En el país, al menos, cesó el crecimiento. La mayoría de las provincias tuvo una semana con menos casos que la anterior».
La mayoría destaca el rol que juegan los jóvenes. «Según las cuentas que hacen los que siguen estos temas, en AMBA ya hay mucho contagio [en ese grupo de edad] y eso explica que bajen los casos -subraya el físico Jorge Aliaga-. Pero no creo que sea independiente de los cuidados que tienen los mayores. En el interior, hay lugares donde falta, pero creció tan rápido que ahora el aumento es mucho más lento». El ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y actualmente secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham, se apresura a aclarar que es imprescindible valorar estas mediciones con cautela: «No creo que se pueda decir ‘terminó’. Si todo sigue así, seguirá bajando en AMBA y se amesetará en el interior».
Otros, como Guillermo Durán, director del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, ponen paños fríos: «Habría que dejar pasar unos días para ver si lo que parece se verifica. El porcentaje de infectados en CABA y AMBA, según nuestras estimaciones ya supera el 35%. Esto no alcanza para la tan mencionada ‘inmunidad de rebaño’, pero si a los cuidados que hay les sumamos la fuerte baja en el número de susceptibles, esto explicaría el descenso de la curva en CABA y Conurbano. El interior de la provincia de Buenos Aires y el resto del país debe estar en un 15% de infectados. Allí hay que ser muy cuidadosos aún».
Por su parte, Rodrigo Castro, director del Laboratorio de Simulación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, aclara que no hay que confundir el escenario que ofrecen los casos notificados con el de los casos «por inicio de síntomas» (que pueden analizarse con alrededor de 12 días de demora). Castro no es tan optimista: «No veo datos que justifiquen la idea de un amesetamiento. En AMBA, sí, el caso es diferente y hay que estudiarlo con cuidado. Pero ya sabemos que lo que fue AMBA ahora está en el país, y no hay ninguna garantía de que no vuelva. Obviamente nos va a encontrar con muchos más recuperados (o sea, con menos susceptibles), con lo cual el virus tendrá menos chances de propagarse que si estuviéramos en el comienzo de la pandemia. Pero una situación ‘aperturista’, como el regreso a clases, o gente viajando a la Costa y parando en el camino, es una invitación a que se rompa esa barrera que hay entre el AMBA y el interior de la provincia».
El especialista subraya que los datos de notificados, que dependen de la carga de cada jurisdicción, son más inciertos y no autorizan la conclusión de un cambio de tendencia.
Como ilustración de lo que se palpa en la ciudad y el conurbano, el domingo a la mañana, en el informe del Ministerio de Salud de la Nación, Alberto Maceira, director del Hospital Posadas, mencionó que hace un mes en ese centro estaban realizando 400 hisopados diarios, mientras hoy realizan alrededor de 100. Sin embargo, para los infectólogos Omar Sued y Pedro Cahn, ambos integrantes del comité de expertos que asesora al presidente, los números hay que tomarlos ‘con pinzas’.
«Es muy temprano para decir que la epidemia está pasando o que llegamos al pico -explica Omar Sued. La tensión sobre el sistema de salud en AMBA es mucho menor, la cantidad de internados disminuyó sensiblemente, gracias al esfuerzo de las personas, a las medidas de testeo y aislamiento, y a las restricciones que todavía rigen. En algunas provincias, la epidemia sigue en valores muy altos de casos diarios (por ejemplo, en Córdoba, Mendoza y Santa Fe), mientras que otras parecen haber tenido un pico y una disminución importante cuando se implementaron las medidas de restricción (como Salta y Jujuy), aunque a costa de una tasa de mortalidad también muy alta».
El presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) recomienda seguir sospechando Covid ante cualquier caso con síntomas, por muy leve que sea, contactar al sistema de salud para hacer el diagnóstico, y cumplir el aislamiento tanto de los casos como de los contactos. Y a las municipalidades, seguir expandiendo los programas de diagnóstico y rastreo de contactos, y empezar a trazar planes de contingencia para la eventualidad de nuevos brotes que pueden presentarse con la llegada del verano y el levantamiento de algunas restricciones en la temporada turística.
Cahn, por su parte, considera: «Si nos atenemos a los números comunicados por el Ministerio de Salud efectivamente se estaría consolidando el descenso de casos en el AMBA y daría la impresión de que en los últimos diez días habría una tendencia a la disminución del crecimiento en el resto del país».
Pero inmediatamente subraya: «No lo daría por definitivo. Tenemos que prestar mucha atención porque si pensamos que esto ya está resuelto, podemos relajar las medidas y volver hacia atrás. Hay que mirar a Europa para darse cuenta de que no se puede dar por ganada la batalla contra el coronavirus hasta que no haya una vacuna. De modo que bienvenidos los nuevos números, nos sacan una sonrisa a todos, pero evidentemente no puede traducirse en un festejo. Todavía se contagian y fallecen por esta causa muchas personas. Nos falta un trecho largo. A no bajar la guardia y por seguir con los cuidados».
Una combinación de factores
«Los casos están empezando a bajar en diferentes provincias por diferentes motivos -explica el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba Rodrigo Quiroga-. Si uno mira los casos de Salta y Jujuy, por ejemplo, la velocidad de crecimiento fue rapidísima, mucho más que en el AMBA, y se infectó una gran mayoría de la población. Las muertes por exceso son 2,5 veces lo reportado por Covid; eso indicaría que se contagió cerca del 80%. Por otro lado, en el AMBA está bajando, al igual que en Córdoba y Santa Fe, por la combinación de tres factores: el porcentaje de inmunes (personas que ya se infectaron) combinado con los cuidados que sigue teniendo la mayoría de la población y las medidas estatales, como prohibición de diferentes actividades de alto riesgo (eventos masivos, bares, iglesias escuelas.). En otras provincias empieza a bajar muy lentamente. El problema es que si baja tan lento como en el AMBA, en los próximos meses vamos a acumular una enorme cantidad de fallecidos en esos lugares. Cuantos más cuidados haya, todavía estamos a tiempo de salvar miles de vidas».
También desde Córdoba, la socióloga Sol Minoldo observa que, luego de semanas de un crecimiento acelerado de casos detectados, la tendencia parece haberse amesetado. «No se trata de una tendencia ‘natural’ o aleatoria, sino que es resultado de las restricciones que se implementaron durante dos semanas, y las nocturnas a la movilidad. El objetivo de la gestión es que al abandonarlas no volvamos a la situación previa. Hay iniciativas orientadas a la reducción de riesgos y al rastreo de contactos que esperamos que puedan aportar. Sin embargo, soy muy pesimista sobre lo que puede resultar de habilitar la temporada en el verano».
Si todavía no es tiempo de festejar, entonces ¿qué habría que hacer?
Para Aliaga está claro: «Aprovechar cuando haya pocos casos en el AMBA para hacer de una vez por todas un buen programa de rastreo y aislamiento, testeando contactos para detectar asintomáticos».
«Estamos trabajando fuerte con el rastreo en el interior de la Provincia de Buenos Aires -cuenta Durán-. Gestamos 17 centros universitarios, que se suman a los 18 en el Conurbano, 35 en total. Eso podría ayudarnos a que la curva no se dispare, a pesar de que el número de susceptibles aun es muy alto». Según los cálculos de su equipo, la cantidad de personas que ya tuvieron contacto con el virus asciende al 24% en el país, 32% en Provincia de Buenos Aires (15% en el interior), 36% en CABA, y 15% el resto del país. «En este momento, detectamos un caso de cada nueve».
«Estamos diseñando algunas propuestas para seguir impulsando el descenso de la curva -dice García-. Los operativos Detectar en el interior fueron muy importantes. En los municipios chicos es más fácil entender qué hay que hacer, el problema siempre es encontrar una estrategia en el Conurbano por la complejidad que implica el tránsito entre jurisdicciones y de estas con CABA».
Olszevicki dice: «Esta aparente baja nos sitúa en niveles todavía altos de circulación del virus. Si se consolida y logramos llegar a una baja circulación viral en términos absolutos, como tuvo Europa, tenemos que aprender de sus errores y desarrollar los mecanismos para evitar rebrotes acá. Porque hay muchos claros ejemplos de tendencias a la baja que revierten rápido (como Israel, Estados Unidos o Irak, por citar algunos)».
Quiroga coincide: «No relajar hasta que el número de casos sea más controlable, el rastreo sea más efectivo y se puedan ir apagando todos los brotes que vayan surgiendo. Si empezamos a aflojar antes de que los casos bajen, vamos a tener una meseta de muchos meses y por consiguiente muchas muertes. Si pudiéramos mantener lo que hay o mejor, los casos van a bajar más rápido. Las provincias que no tengan implementado un sistema de rastreo de manera eficaz tendrían que hacerlo de manera urgente».