En estos días se completará la fusión que fue aprobada por el gobierno de los EE.UU., y Bayer -el adquiriente- decidió que los productos de la histórica, y controvertida, empresa multinacional norteamericana perderán su nombre empresarial.
- El monto total de la operación será de US$ 63 mil millones.
«El nombre de la empresa será Bayer. «Monsanto» dejará de utilizarse. Los productos adquiridos mantendrán sus marcas y pasarán a formar parte del portfolio de Bayer», indicó en un comunicado la firma alemana.
Si bien Bayer dice que seguirá manteniendo estándares ecológicos y sociales, eso aún está por verse.
Algunos observadores critican la fusión por ser una aventura cara y arriesgada. Sobre todo, es criticada por las organizaciones ecologistas. En Alemania se asocia a Monsanto con la modificación genética de semillas, y también con el herbicida «Roundup”, que contiene glifosato, del cual se sospecha que provoca cáncer.
Asimismo, los medioambientalistas critican desde hace tiempo la existencia de un monopolio de pocos mega grupos empresarios que controlan el negocio de las semillas en todo el mundo. Esas críticas se agudizan, lógicamente, con la compra de Monsanto por parte de Bayer. «Me parece problemático que la producción de semillas y herbicidas esté en manos de una sola empresa”, señaló a DW Sven Giegold, eurodiputado del partido Los Verdes. «Debería haber una clara división, y la concentración del mercado en esas empresas ya no tiene nada que ver con la economía de mercado”.
Con la fusión, Bayer se convertirá en el mayor productor de semillas del mundo. Pero no solo eso: además, venderá los pesticidas correspondientes a cada tipo de planta. Por un lado, eso es lógico, porque de esa forma los pesticidas, al meno en teoría, son más eficaces y su uso más eficiente. Pero por el otro lado, eso provoca que los productores agrícolas se vuelvan dependientes de un puñado de megaempresas, y en especial, de Bayer.
Al respecto, el director de Bayer no deja de recalcar que su empresa es consciente de la responsabilidad que tiene. «Haremos todo lo necesario para cumplir con esa responsabilidad”, dijo. Y agregó: «cumpliremos con los estándares éticos, ecológicos y sociales más altos para contribuir con una agricultura mejor y más sostenible”, añadió.
Fue un largo camino el que recorrió Bayer, pero la tarea aún está por comenzar. Todavía se tiene que cristalizar la fusión sin dificultades de dos gigantes a través del Atlántico. Y ambos deberán probar que la unión de Bayer y Monsanto no solo es beneficiosa económicamente, sino también ecológica y socialmente sostenible.