Minutos antes de la medianoche, y del comienzo de un paro de los productores agrarios que incluye el cese de la comercialización de granos, el Ministerio de Agricultura a cargo de Luis Basterra anunció un acuerdo entre exportadores de cereales y productores de carnes que garantiza el abastecimiento del maíz al mercado interno.
Así, resuelve «dejar sin efecto provisoriamente la medida de suspensión de registros de exportaciones«. El comunicado oficial reconoce que aún no se logró definir ni cantidades ni precios. Por ello, desde este martes 12 empezará a trabajar una mesa entre los negociadores privados y el Estado, a fin de «elaborar propuestas para desacoplar los precios internacionales de los domésticos«.
El comunicado del Ministerio de Agricultura destaca que hubo «intensas negociaciones con representantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CCA), incluidos dirigentes de Maizar, CIARA, CEC, y de las producciones aviar, entre otras«.
Este acuerdo ya se había alcanzado en la reunión que ambas partes mantuvieron el jueves pasado. Así consta en un comunicado que envió el ministerio tras el encuentro. Por eso llama la atención la demora en reabrir nuevamente las exportaciones, y que el anuncio se haga minutos antes del inicio de la protesta convocada por la Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria Argentina y Confederaciones Rurales Argentinas. Coninagro, aunque se pronunció en contra del cepo a las ventas al exterior de maíz, no adhiere a la protesta.
Ante este minué de marchas y contramarchas, los conocedores de la actividad rural hablan de «halcones y palomas» en ambos lados de la discusión. El ministro Basterra, dicen, desde el comienzo se inclinó por favorecer la negociación que proponía el Consejo Agroindustrial Argentino, que reúne a las grandes comercializadoras y sectores vinculados a los biocombustibles.
Como señaló AgendAR en numerosas notas, el CAA durante varios meses se ha reunido con el presidente, la vicepresidenta, el presidente de la Cámara de Diputados y varios gobernadores para impulsar una política exportadora. No es de extrañar que hiciera todo lo posible para lograr un acuerdo en este tema.
En cambio la Mesa de Enlace -con la excepción de Coninagro- refleja más el clima hostil al gobierno que se expresa en las asambleas rurales en varias localidades de la Pampa húmeda.
A su vez, los «halcones» (no mencionados) en el gobierno le hicieron difícil a Basterra conseguir la aprobación del -tentativo- acuerdo. De ahí la demora en el anuncio de la reapertura de las exportaciones.
Como sea, en opinión de AgendAR esa medida era una mala idea, con demasiadas consecuencias negativas -entre ellas la disminución de la recaudación fiscal- para conseguir un objetivo deseable: que la carne, el alimento favorito de los argentinos, no siga aumentando.