Un ataque aéreo, confirmado por el Pentágono, contra infraestructuras de milicias respaldadas por Irán en el este de Siria, dejó al menos 17 personas muertas, según fuentes médicas locales citadas por la agencia Reuters. Se trata del primer bombardeo de Estados Unidos en esta región ordenado por el presidente demócrata Joe Biden, tras su posesión presidencial hace poco más de un mes.
Hasta el momento Estados Unidos ha confirmado que el ataque aéreo lanzado en el este de Siria, en la noche del jueves, hora local, apuntó a instalaciones de milicias respaldadas por Irán, sin especificar posibles muertes. Fuentes médicas locales señalaron a Reuters este viernes que en el bombardeo fallecieron al menos 17 personas.
La cifra de víctimas podría ser mayor. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres y una amplia red de colaboradores en el terreno, indicó que al menos 22 combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular, en su mayoría chiítas respaldados por Teherán, murieron en ese ataque lanzado por EE.UU.
El Pentágono indicó un día antes que la operación se produjo en respuesta a un ataque con cohetes en Irak a principios de este mes que mató a un contratista civil e hirió a un miembro del servicio estadounidense y a miembros de otras tropas de la coalición.
«Confío en el objetivo que perseguimos, sabemos lo que acertamos», dijo el secretario de Defensa Lloyd Austin poco después de que se llevara a cabo el operativo.
Esta es la primera acción militar ordenada por la Administración del presidente Joe Biden, cuando persisten las amenazas en Medio Oriente. No obstante, la prensa estadounidense evalúa que la decisión de Biden de atacar en Siria no parece indicar una intención de ampliar la participación militar de su país en la región, sino más bien demostrar una voluntad de defender a las tropas de EE. UU. en Irak.
«Hemos actuado de una manera deliberada con el objetivo de desescalar la situación general tanto en el este de Siria y en Irak», explicó el portavoz del Pentágono, John Kirby, en un comunicado.
Desde que, en enero de 2020, Estados Unidos atacó y dio muerte al comandante iraní Qassem Soleimani a través de un bombardeo selectivo en Bagdad, un hecho que fue criticado por las fuerzas políticas iraquíes y las milicias proiraníes en Irak, los ataques a instalaciones estadounidenses en Irak han ido en aumento.
Igual, es sugestivo que, al mismo tiempo, la administración Biden da publicidad a un informe -suprimido por Trump- que acusa al príncipe Mohamed bin Salman de «aprobar» el asesinato del periodista Khashoggi. Bin Salman es quien gobierna Arabia Saudita, la potencia regional enfrentada a Irán.
Un dato histórico: con algunas excepciones -la más notoria es la de Bush hijo, que gobernó desde 2000 a 2008 e invadió Irak- las administraciones demócratas han sido más inclinadas a intervenciones armadas en el exterior que las republicanas.