El gobierno plantea la electromovilidad como un proyecto estratégico ¿Se transformará la industria automotriz?

El presidente Alberto Fernández y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, han dado señales claras que ven en la fabricación local de vehículos eléctricos -en una primera etapa, híbridos- un desarrollo industrial que puede cumplir varios objetivos: incorporación de tecnología, creación de empleo para personal capacitado, paulatina adecuación a las políticas ambientales que Argentina ha suscripto en tratados internacionales, y, posiblemente, la incorporación a la producción local de las grandes reservas de litio de nuestro país.

El periodista Matías Alonso, de TSS-UNSAM ha resume en esta nota que reproducimos el estado actual de los proyectos que impulsa el gobierno.

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«Durante su discurso de apertura de las sesiones del Congreso, el presidente prometió que “este año se presentarán 6 proyectos de ley destinados a dinamizar la estructura de crecimiento que abordarán nuevos desafíos tecnológicos y productivos”. Uno de ellos se refiere a incentivos para la producción de vehículos eléctricos con baterías de litio o mediante el uso de hidrógeno. El proyecto abarca incentivos fiscales para la compra de estos vehículos y la creación del Instituto de la Movilidad, con el objetivo de atraer inversiones que se estiman en los 5.000 millones de dólares.

Será la séptima vez que se presenta un proyecto de ley sobre este tema y, aunque todavía ha sido presentado públicamente, son varios los borradores que circulan desde hace varios meses. En septiembre pasado, se había podido acceder a un proyecto de ley impulsado por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en el que se proponían beneficios fiscales para la fabricación y compra de vehículos cuya tracción no dependiese de un motor de combustión interna. Esto incluiría a vehículos eléctricos enchufables, híbridos y de hidrógeno, de manera indistinta.

El presidente también había anunciado el interés por la electromovilidad a principios de año, en el Foro de Davos, donde afirmó: “Creemos que hay condiciones para que la Argentina asuma el rol de liderazgo en materia de electromovilidad con un marco legal robusto que estamos diseñando”.

A través de un memorando de entendimiento con el Gobierno, la empresa china Jiangsu Jiankang Automobile se comprometió a instalar una fábrica de baterías de litio en el país y una fábrica de chasis completos para colectivos de 12 metros de largo, desde la que se abastecería la demanda interna y también exportaría a otros países de América Latina.

En diversos países se han diseñado políticas para aumentar la porción de automóviles que tienen motorización eléctrica o híbrida, ya que es una herramienta para descarbonizar un área que genera gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. Este tipo de vehículos son más eficientes y además más simples de producir, por lo que sería posible integrar en forma local más cantidad de componentes y así evitar los desequilibrios de la balanza comercial.

Claudio Damiano, coordinador del grupo de Energías Renovables y Nuevas Tecnologías: Generación Distribuida y Electromovilidad del Ente Nacional Regulador de la Energía (ENRE), afirmó:  “Podemos dividir un vehículo en tres partes: el chasis, con sus partes, el motor y, en el caso del auto eléctrico, una gran batería. En el caso del chasis, la Argentina es uno de los 21 países que tiene industria automotriz. Fácilmente se podría trasformar esta industria a chasis o plataformas que pudieran incorporar la movilidad eléctrica. El motor eléctrico también ya se fabrica en nuestro país y se controla con una electrónica que también se puede hacer aquí, con algunos componentes importados. Podríamos evitar las barreras que significaban fabricar un motor a nafta, que todos sabemos lo complejo que es hacer de forma eficiente, económica y durable, ya que un motor eléctrico es mucho más sencillo. Por último, están las baterías, y allí la Argentina tiene la ventaja de tener reservas de litio. Es una industria sumamente compleja y fabricar una batería completa en el país sería sumamente difícil, pero siempre se empieza por algo y este proyecto está tratando de sentar las bases para poder hacer los paquetes de celdas que componen la batería del auto”.

Dado que se espera que los vehículos eléctricos se vayan incorporando lentamente al mercado, no sería necesario realizar modificaciones a la red eléctrica. Lo que se suele hacer, para no recargar el sistema, es promover que la carga no se haga en horarios pico. Cuando la cantidad de autos eléctricos gane cierta masividad sería necesario realizar cambios en el sistema nacional de distribución y generación de energía eléctrica. “Si todo el parque automotor argentino se vuelve eléctrico, el aumento de demanda sería de un tercio de lo que se consume en la Argentina en energía eléctrica durante un año. Entonces, habría que ponerle al sistema un 33% más de inversión en generación y distribución”, afirmó Damiano.

Según los borradores que circulan del proyecto, se prohibiría la fabricación de motores de combustión interna para dentro de 20 años, es decir, en el año 2041, aunque se podrían otorgar permisos especiales para los casos que lo justifiquen. Desde la industria, hubo quejas indicando que es un tiempo demasiado breve como para adaptar las fábricas.

El debate sobre la electromovilidad traerá aparejada la discusión sobre si los vehículos eléctricos son realmente descarbonizantes, ya que esto depende de qué tan contaminante sea la matriz energética con las que se cargan sus baterías. Por eso, en el caso de que se masifique su uso y deba agregarse nueva generación de energía, también habrá que discutir si las nuevas fuentes serán de origen solar, eólico, nuclear, hidráulica o de hidrocarburos.

Damiano también remarcó algunos cambios de paradigma que se avecinan con el advenimiento de los vehículos eléctricos: “La electromovilidad permite un diseño de plataformas flexible, ya no tiene la tiranía del motor térmico, el tanque de nafta y demás, con lo que se pueden ubicar baterías y motores en cualquier lado. El Estado, en función de sus requerimientos, que podría ser desde el Correo hasta servicios en las plazas, podrían demandar vehículos diseñados específicamente para sus necesidades. Existe también mucha expectativa sobre el desarrollo de microvehículos, para tareas de micrologística, por ejemplo. Se están haciendo pequeños vehículos elécricos que pueden cargar hasta 500 kilos con estructuras muy simples, fáciles de hacer en talleres especializados, con motores que se consiguen localmente”.

En el año 2018 se modificó la ley que regula las categorías y requisitos de los vehículos que circulan por la vía pública y se incluyeron las categorías L6 y L7 para vehículos livianos de propulsión eléctrica y construcción de baja escala. Se trata de vehículos de hasta 400 kilos de peso (sin contar las baterías) y con limitaciones de velocidad que permiten también tener una normativa especial que evita costos y permite su fabricación por parte de pymes nacionales. En la Argentina se están construyendo vehículos de la categoría L (la categoría de los autos comunes es la M) que son unos cuatriciclos con carrocería más chicos, livianos y eficientes desde el punto de vista energético que un auto de calle”, dijo el funcionario.

Todavía es difícil de proyectar el efecto económico de una ley a partir de los borradores en danza, ya que en ellos prima un planteo general y se delegan las políticas específicas en la autoridad de aplicación, que estaría bajo la órbita del Poder Ejecutivo.

“La electromovilidad no es lo ideal para todos las necesidades pero rápidamente puede ocupar el 50% de los usos de movimiento. También está en discusión el modelo actual del uso del automóvil, ya que no es sustentable usar un auto por persona, las calles y autopistas colapsan y hay una necesidad de cambiar la forma de movernos”, concluyó Damiano.

VIAAgencia TSS / Unsam - Matías Alonso