El gobierno británico encabezado por el primer ministro Boris Johnson presentó ayer un plan de defensa que incluye la ampliación de su arsenal de armas nucleares por primera vez desde la caída de la Unión Soviética en 1991, el señalamiento de Rusia y China como principales “amenazas” para la seguridad. La ratificación en su texto de la decisión de mantener una “presencia militar permanente” en las Islas Malvinas provocó un nuevo choque diplomático con la Argentina.
A través de un comunicado, la Cancillería lamentó la decisión del gobierno de Londres y le reiteró que “debe escuchar a la comunidad internacional”.
“Frente a la presentación realizada hoy por el primer ministro británico Boris Johnson en la Cámara de los Comunes, en la que expuso una Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior, la República Argentina sostiene una vez más que el Reino Unido debe escuchar a la comunidad internacional que promueve el fin del colonialismo en el mundo y que en particular en el caso de las Islas Malvinas ha planteado, a través de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, que el camino para la solución del diferendo por la soberanía es el diálogo bilateral”, arranca el comunicado emitido ayer a la tarde por la cartera que conduce Felipe Solá.
La Cancillería, agregó: “Las consideraciones postuladas por el primer ministro Johnson reiteran la tradicional mirada colonialista del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y el conjunto de posesiones británicas alrededor del mundo y para la Argentina no expresan novedad respecto de la política colonial británica. Bajo el argumento no reconocido por las Naciones Unidas de defender el ‘derecho a la libre determinación’, Reino Unido sostiene la ilegítima presencia en el Atlántico Sur, con el objetivo de apropiarse de las riquezas que allí existen y controlar tanto el acceso a la Antártida como del pasaje bioceánico entre el Atlántico y el Pacífico”.
“La Argentina denuncia en forma permanente que uno de los objetivos principales del Reino Unido es sostener una base militar en Malvinas, circunstancia que los países del Atlántico Sur de América Latina y África que conforman la Zona de Paz del Atlántico Sur (ZPCAS) han planteado como una amenaza para toda la región. La Argentina ha denunciado reiteradamente que esta base viola la resolución 31/49 de las Naciones Unidas que prohíbe las acciones unilaterales en la zona en disputa, como lo es esta base militar”, recordó Cancillería.
El texto sigue: “Esta situación ocurre además en un contexto de profunda preocupación por parte de quienes creen que el Brexit ha debilitado la posición británica en el mundo y en particular afectados por la exclusión de los territorios de ultramar como Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur y de los espacios marítimos circundantes del tratado de libre comercio con la Unión Europea”.
“La República Argentina reitera que, tal como está enunciado en su Constitución y como lo ha venido planteando permanentemente desde el retorno a la democracia, solo reconoce el diálogo, la diplomacia y la paz como los únicos caminos para recuperar el ejercicio de la soberanía en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Como ha señalado nuestro presidente Alberto Fernández en el último discurso del 1° de marzo en el Congreso de la Nación, creemos que es el tiempo del diálogo bilateral para la recuperación del ejercicio de la soberanía en las Islas Malvinas en los términos de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, ya que en pleno siglo XXI no debe existir más lugar para el colonialismo”, cierra el comunicado del gobierno argentino.
Una observación de AgendAR:
El primer ministro británico enfrentado a algunos desafíos difíciles, juega la carta del nacionalismo. Y en lo que hace a las Malvinas, apela a los sentimientos de una generación -la que está ahora al frente de las fuerzas políticas- que eran jóvenes cuando la guerra del Atlántico Sur.
El Brexit, pero mucho más el paso de dos siglos, han debilitado a la Gran Bretaña que emergió triunfante de las guerras napoleónicas. Pero sigue siendo válida -y no sólo para los ingleses- la frase de George Canning «No hay aliados ni enemigos permanentes. Hay intereses permanentes».
Boris Johnson la tiene muy presente. Por eso en la presentación dijo que «el Reino Unido quiere trabajar con China, aunque eso presente grandes desafíos para una sociedad abierta». Y en ese mismo discurso que confirma que mantendrá una “presencia militar permanente” en el Atlántico Sur, también dice que Argentina es un «socio clave».
Por nuestra parte, debemos tener presente que los ingresos de esa dependencia británica de ultramar, que le permiten un próspero nivel de vida a los isleños y cubrir buena parte de los gastos de esa presencia militar, provienen casi en su totalidad de los «derechos de pesca» que otorgan a las flotas pesqueras que depredan nuestra plataforma continental. Que son en su mayoría chinas.
No debemos, ni podemos, pelearnos con nadie. Pero sí debemos reforzar la capacidad de patrullaje y disuasión -desde hace décadas muy disminuida- de nuestra Armada y Fuerza Aérea.
A. B. F.