Ayer, el Fondo Ruso de Inversión Directa anunció en una conferencia de prensa virtual a la que asistió un miembro del equipo de AgendAR, que la vacuna Sputnik Light -que requerirá una sola dosis, había sido aprobada, y asegura excelentes resultados. Por otra parte, la firma biotecnológica alemana CureVac está ensayando su vacuna en Fase III, y afirma que la Unión Europea podría aprobar su vacuna contra el COVID-19 a finales de mayo o junio.
Pero… pasarán meses -en el mejor de los casos- antes que se fabriquen y exporten esas nuevas vacunas. Y a hoy, el Monitor público de vacunación muestra que 6.207.969 compatriotas han recibido la primera dosis y están esperando la segunda. ¿Qué va a pasar con ellos, en este contexto de escasez de vacunas? Reproducimos el informe de Nora Bär:
«Según la base de datos abiertos del Ministerio de Salud, hasta esta mañana se habían aplicado en el país 8.533.232 dosis de vacunas contra el Covid-19, que permitieron inmunizar por lo menos con una dosis a alrededor del 75% de los mayores de 80 años, el 83% de los adultos de entre 70 y 79, el 63% de los de 60 a 69, el 16% de los de entre 50 y 59, y el 11% de los de 40 a 49. En otras palabras, más del 70% de los mayores de 60 recibieron su primera dosis.
Según estimaciones del bioquímico especializado en análisis de datos Santiago Olszevicki, si se excluye a los menores y se considera solo a la población adulta, esa cobertura alcanza al 23,5%.
Dejando de lado al equipo de salud y otros trabajadores esenciales (que mayoritariamente ya recibieron el esquema completo), varios de los primeros en ser vacunados a mediados de febrero ya están cumpliendo los 90 días del intervalo que debe mediar entre la primera y la segunda dosis, y ven con cierta inquietud las dificultades en el acceso a las vacunas.
La India ya anunció que suspendió las exportaciones de Covishield, elaborada por un acuerdo con la compañía AstraZeneca; el Instituto Gamaleya no alcanza a abastecer la demanda de su vacuna Sputnik V y entrega partidas menores a las comprometidas; y la fórmula británico-sueca, Oxford-AstraZeneca, cuya sustancia activa se elabora en nuestro país, todavía no envió ninguna de las acordadas en virtud del acuerdo firmado con la Fundación Slim, de México. Por último, aunque se recibieron los cuatro millones de dosis prometidas de la vacuna de Sinopharm, no hay seguridad de que se puedan adquirir más.
Sin embargo, Juan Manuel Castelli, director nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, pone paños fríos: “Los que recibieron Covishield, como es exactamente la misma vacuna que comercializa AstraZeneca, pero con diferente nombre, pueden recibir perfectamente la segunda dosis de esta última. Está explicitado en los lineamientos técnicos que publicamos en marzo, cuando ambas estaban disponibles en el país. Con respecto a la de Sinopharm, el 23 de abril dimos a conocer un comunicado especificando que a partir de ese día todas las dosis nuevas (dos millones) que estaban llegando se iban a destinar a completar los esquemas de los que habían recibido la primera. Esto ya lo están haciendo la mayoría de las jurisdicciones”.
Castelli aclara que, aunque desde mediados de marzo se puso en práctica la estrategia de priorización de primera dosis (es decir, vacunar a más gente con una y diferir la aplicación de la segunda), el Gobierno está trabajando para que ingresen “segundos componentes” y así poder completar los esquemas.
”Inicialmente, se está cumpliendo con el intervalo mínimo de 90 días –aclara–. Pero ese lapso no es taxativo, pueden ser 92, 93, 95… Si uno toma vacunas desarrolladas con otra plataforma, como en el caso de Canadá, el intervalo mínimo se fijó en cuatro meses. La estrategia de priorización está fundada en la eficacia que logra la primera dosis, que es la que despierta la respuesta inmune. La segunda lo que hace es aumentar un poco más la eficacia y prolongarla. En el caso de AstraZeneca, se mostró que se podía pasar de un 70% de eficacia en cuatro semanas a un 80% con intervalo mínimo de dos meses. Y en el de Sputnik, ya hay estudios locales que informan de una alta eficacia después de la primera dosis”.
La ecuación inmunológica
La eficacia después de la aplicación de una y dos dosis surge de los ensayos clínicos. Ayer se informó que la de Sinopharm ronda el 65% después de la primera (entre 18 y 59 años; no hay datos de mayores de 60) y el 78% después de la segunda.
Respecto de la Sputnik V, según los datos de su estudio de Fase III publicados en The Lancet, a los 21 días de la primera dosis arroja un 91,6% con las dos. No hay datos de seguimiento clinico de una sola dosis, pero un estudio realizado en la Provincia de Buenos Aires mostró presencia de anticuerpos en el 94% de las personas después de la primera aplicación. Según el presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued, este último trabajo vale para saber que es muy inmunogénica, pero eficacia se mide por “porcentaje de protección” frente al grupo control. “Creemos que una sola dosis es tan efectiva como dos (al menos a corto plazo), pero no tenemos evidencia concreta”.
AstraZeneca realizó ensayos clínicos en distintos países (Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos) y la eficacia no es exactamente la misma en todos: ronda el 60% después de la primera dosis y el 72% con dos, pero esta última aumenta cuando se las espacia tres meses entre sí. Sin embargo, cuando se habla de prevenir la enfermedad grave y la muerte por el nuevo coronavirus, la eficacia de la mayoría de las vacunas supera el 95%.
”El ejemplo del Reino Unido es contundente –destaca Daniela Hozbor, coordinadora de la subcomisión de vacunología de la Asociación Argentina de Microbiología e investigadora principal del Conicet–. Toma la medida de vacunar con una sola dosis cuando tenía en promedio más o menos 60.000 casos diarios y casi 2000 muertos. Y baja a casi 5000 casos y cientos de muertos. Ahora tiene 2000 casos y menos de 50 muertos por día. La segunda dosis robustece, mejora la calidad de la respuesta inmunológica y la prolonga en el tiempo. Lo que se estipula entre una dosis y otra es el tiempo mínimo, no máximo. Porque si uno se diera la segunda a la semana de la primera, no obtendría el efecto benéfico deseado. Hay que esperar hasta que haya proliferación de los linfocitos, que aparezca la población de memoria inmunológica… Un tiempo que en general son cuatro semanas. Y la respuesta no se debilita si se espera un poco más”.
Acerca de la posibilidad de combinar vacunas, tanto Castelli como Hozbor afirman que hay que esperar los resultados de estudios en curso.»