Alok Sharma, presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -conocida por sus siglas COP 26-, afirmó el miércoles 20 de julio que las negociaciones de cara a la próxima cumbre mundial pasan por hacer que el carbón como combustible pase a la historia.
Sharma es también el Secretario de Estado para el Desarrollo Internacional en el gabinete de Boris Johnson, y Gran Bretaña será la anfitriona del mayor evento climático internacional del año, en el mes de noviembre en Glasgow. Reunirá a representantes de unos 200 países con un objetivo declarado de mantener a raya el calentamiento global.
El llamamiento a dejar de usarlo como combustible suena paradójico desde el país que llegó a ser, gracias al carbón, la principal Potencia durante un siglo. En realidad, mucho de la movida climática se puede ver como un caso de «patear la escalera». Países que contaminaron más que ninguno, y aún ahora contaminan, son los que impulsan las medidas de salvaguardia ambiental. Pero ese no es el enfoque que nos conviene a nosotros, los argentinos.
El calentamiento global es un problema que afecta a todos los habitantes del planeta. Y la economía argentina está en mejores condiciones que la de la mayoría de los paises para adaptarse a las nuevas, e ineludibles, reglas de juego. Gran Bretaña ahora está recibiendo a los ministros de Clima y Medio Ambiente de 51 países para mantener conversaciones sobre la cumbre que se hará en noviembre, y debemos tener nuestros propios planteos.
Durante esta cita se pretende impulsar compromisos más ambiciosos por parte de los países que rubricaron el Acuerdo de París de 2015, en el que se comprometían a mantener el aumento de la temperatura media mundial «muy por debajo» de los 2 grados centígrados. Estas medidas están dirigidas a prevenir fenómenos meteorológicos devastadores y extremos como olas de calor, inviernos más fríos, inundaciones y sequías.
«He sido muy claro al decir que quiero que la COP 26 sea la cumbre en la que el carbón pase a la historia», asegura Alok Sharma en una entrevista con la agencia Reuters. El carbón es el combustible más contaminante si las emisiones no se capturan y almacenan bajo tierra.
Pero esa tecnología de captura va a la zaga, la mayoría de las centrales térmicas del mundo producen no solo emisiones de dióxido de carbono, responsables del calentamiento global, sino también otros contaminantes perjudiciales para la salud.
Por su parte, los países del G7 se han comprometido a reforzar las tecnologías y políticas que aceleren la transición a la descarbonización. Se han comprometido, a su vez, a poner fin a nuevas ayudas por parte de los gobiernos destinadas a este combustible. Aunque hay contradicciones de acción, ya que muchos países siguen financiándolo a la vez que planean la construcción de nuevas centrales térmicas.
Después de que las catastróficas inundaciones azotaran el noroeste de Europa la semana pasada y mientras los incendios forestales continúan haciendo estragos en el sur de Oregón (Estados Unidos), los ministros de Energía y Clima del G20 se reunirán en Italia durante los próximos días para tratar de aumentar los recortes de emisiones y las promesas de financiación para el clima.