Según el periodista Andrés Lerner, de Ámbito, el enviado de Joe Biden, Jake Sullivan, ofreció a funcionarios nacionales transferir la tecnología ARN mensajero que utilizaron los laboratorios norteamericanos para elaborar las vacunas contra el coronavirus. Reproducimos la nota y comentamos.
«Una comitiva de representantes del gobierno estadounidense sostuvo importantes reuniones con Alberto Fernández, Gustavo Béliz, Matías Kulfas y otros integrantes del ejecutivo argentino. En ese marco, Jake Sullivan, que es el principal asesor de Joe Bien en cuestiones de seguridad le dijo a funcionarios nacionales que Estados Unidos está dispuesto a transferir la tecnología necesaria para fabricar vacunas con la tecnología ARN mensajero.
Según pudo reconstruir Ámbito, el ofrecimiento de cooperación sanitaria se dio en este marco porque Estados Unidos considera que el acceso a las vacunas, y puntualmente la producción dentro del territorio de las mismas, es una herramienta fundamental para sostener la estabilidad y la seguridad en la región.
El ofrecimiento fue muy bien recibido por los funcionarios argentinos. No solo por la posibilidad de escalar la producción, sino también por el salto innovador que podría significar para la industria local ya que la tecnología de los fármacos contra el Covid-19 de Pfizer o Moderna potencia nuevos tratamientos contra otras patologías. En Argentina podría utilizarse un esquema similar para el dengue y la fiebre amarilla, entre otros.
Fuentes oficiales explicaron que la idea de Estados Unidos es cooperar para que cada país pueda fabricar sus propias vacunas. En ese sentido, Sullivan sostuvo que no alcanzará con vacunar a todos los estadounidenses, sino que para terminar con los efectos de la pandemia será necesaria la inoculación completa en todos los países.
En otro de los encuentros, el enviado de Biden destacó el rol que cumplen los sindicatos en Argentina y retomó las declaraciones del presidente de Estados Unidos: “las clases medias afianzan las democracias y las clases medias las hacen los sindicatos”, dijo. En ese sentido, consideró que los gremios se anticipan a los cambios en el mundo laboral y que son proactivos.
Para ser más específico, Sullivan tomó el ejemplo de Ricardo Pignanelli, titular del SMATA, y ponderó el diálogo con empresas y gobierno que llevó a la elaboración del proyecto de ley de movilidad sustentable que será presentado en el Congreso en los próximos días.
Los funcionarios del gobierno estadounidense aprovecharon la ocasión para plantear su postura en el debate por la proliferación de la tecnología 5G y contrarrestar los avances de China. Señalaron que hay empresas de su país que pueden brindar el servicio y que estas son “las más confiables del mercado”.
Otro de los capítulos que se abordó fue la negociación que Argentina sostiene con el Fondo Monetario Internacional. El embajador argentino en EEUU Jorge Argüello afirmó en declaraciones radiales que «hay diálogo y un reconocimiento recíproco por parte de los presidentes Joe Biden y Alberto Fernández» y que Estados Unidos transmitió «apoyo político en las negociaciones con el FMI”.»
Observación de AgendAR:
Esta propuesta sobre transferencia de la tecnología de las vacunas que emplean ARNm -de la que no tenemos confirmación por otras fuentes; sería una decisión con pocos antecedentes en el gobierno de EE.UU.- es muy interesante, sin dudas. Hace 10 días publicamos sobre los ensayos de una vacuna de ARN mensajero para el cáncer.
Pero… el problema de los acuerdos con firmas tecnológicas estadounidenses es el alcance de las restricciones comerciales. En EEUU es legalmente aceptable el patentamiento de naturaleza cruda. Eso significa que si se les reconoce derechos propietarios e inespecíficos sobre el uso vacunal de mARN (ARN mensajero), pueden exigir royalties sobre cualquier desarrollo posterior con esa base tecnológica, aunque la firma propietaria de la patente no haya tenido nada que ver.
Salvo que el gobierno y las empresas de EE.UU. estuvieran dispuestas a limitar el alcance de esas patentes (¿y por qué habrían de estarlo?) es mejor que desarrollemos aquí esa tecnología.
De lo contrario, se crearía -en la hipótesis más favorable- un usuario monopólico local con derechos inespecíficos sobre una tecnología con decenas de usos posibles, con pérdida ulterior de derechos para la investigación tecnológica y los laboratorios farmacológicos argentinos.
Una opción preferible es la que publica el diario Perfil (también sin confirmación oficial) «se definió un préstamo del Banco Mundial por US$ 500 millones para la compra de vacunas Moderna y Pfizer (el primero en su tipo que dará el organismo) y dos anuncios de inversión: uno, que venía demorado, de General Motors, por US$ 300 millones; y otro de la empresa de energía renovable AES por US$ 200 millones».
Creemos entonces que es mejor que el gobierno no use esos US$ 500 millones para la compra de vacunas. Es preferible que invierta (una centésima parte) en las fases I y II de una vacuna nacional contra el covid –la de UNSAM, por ejemplo-. Seguramente, cualquier laboratorio local o extranjero estaría interesado en financiar la fase III, el licenciamiento y la planta de fabricación, y el país podría retener la patente.