Han sido las elecciones más emocionantes que Alemania recuerda en muchos años. Y la incertidumbre continúa.
El Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz aumentó con fuerza su porción del electorado y aventaja en el escrutinio a los democristianos de la CDU, que habrían hecho su peor elección desde la 2da. guerra mundial. Pero la distancia es tan pequeña—de unos dos puntos— que todo está abierto.
Según el recuento de la cadena ARD, el SPD habría obtenido un 25,8% de los votos frente al 24,1% de la CDU. La última palabra la tendrán los acuerdos que ambas fuerzas hagan con Los Verdes y/o los liberales del FDP, necesarios para conseguir en el Bundesrat (Parlamento) los votos para coronar a Scholz o al conservador Armin Laschet. Los alemanes se despertaron hoy sin saber quién gobernará los próximos cuatro años.
Los Verdes —dispuestos a coaligarse con unos y con otros, pero más proclives a Scholz— obtienen casi el 15%. Es el mejor resultado de su historia, y crecen entre los jóvenes, pero quedan muy lejos del objetivo de su candidata, Annalena Baerbock, de convertirse en canciller. Los liberales, más cerca de la CDU de Laschet, mejoran ligeramente sus resultados con un 11,5%.
Con estos datos, si se confirman, tanto Scholz como Laschet podrían ser el canciller de Alemania. Pero, si no hay ningún cambio en el recuento, el socialdemócrata podrá enarbolar su puesto de primera minoría como argumento para suceder a Angela Merkel al frente del país.
La participación de los votantes fue del 76%, prácticamente igual a la de 2017. En Alemania, el porcentaje que acude a las urnas nunca ha bajado del 70%. Las estimaciones indican que más del 40% de los votantes enviaron su voto por correo, un incremento importante respecto al 28% de hace cuatro años, fruto de la pandemia.
Observaciones de AgendAR:
El punto más importante a destacar -en nuestra opinión- es que estas elecciones no han mostrado ningún desplazamiento sorpresivo en las inclinaciones de los votantes alemanes. Hay cambios, y se pueden ver en el cuadro que encabeza esta nota, pero ya estaban en marcha 4 años atrás.
La CDU ha hecho una elección muy mala: claramente, sufrió una derrota. Y se vio anoche en los ojos enrojecidos de Merkel. A pesar de sus 16 años de gobierno, o probablemente por eso mismo. El factor «Ufa», que este editor suele mencionar en su blog personal.
Como sea, ni Laschet ni sus correligionarios bajarán las brazos. Van a tratar de conseguir los apoyos necesarios para encabezar el futuro gobierno.
De todos modos, el socialdemócrata Scholz tiene una fuerte chance de ser el próximo Canciller. Su «marca» -una tranquilidad imperturbable- le va a servir para sumar apoyos en un país preocupado por el actual desorden global.
Lo que resulta ineludible es que el próximo gobierno será una coalición. Del SPD y Los Verdes, si les alcanzan las bancas. Más probable, el SPD, Los Verdes y algunos liberales. Menos probable, la CDU, los liberales y algún Verde. Aún menos probable, en este equilibrio de las fuerzas, pero de ningún modo imposible, es una «gran coalición»: un cogobierno del SPD y la CDU. Ya ocurrió en el pasado; esta vez sería encabezada por Scholz.
Los otros aspectos significativos a señalar, creemos, es el derrumbe de Die Linke, el partido de izquierda al que se sumaron los ex comunistas, que quedaría fuera del Parlamento, y la persistencia de la AfD, la Alternativa por Alemania, una fuerza de derecha nacionalista con un mensaje «antisistema», al estilo del Frente Nacional Francés. Disminuyeron sus votos, pero sigue siendo una fuerza a tener en cuenta.
Cabe destacar que, en teoría, las bancas de la CDU, más las de los liberales y la AfD, alcanzarían para formar un gobierno claramente de derecha. Pero el compromiso de las demás fuerzas políticas alemanas, de no aceptar alianzas de ningún tipo con la AfD se ha mantenido firme hasta ahora.