El presidente Alberto Fernández visitó la planta de la automotriz Toyota Argentina, en Zárate. Y con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, presentaron el proyecto de Ley de Promoción de la Movilidad Sustentable, que aspira a generar en los próximos 10 años inversiones por US$ 8.300 millones y 21.000 puestos de trabajo. Prohibe la venta de autos de combustión interna -a nafta, gasoil- en
Argentina a partir de 2041.
El proyecto está pensado en el marco de la «transición energética», impulsada, sl menos en las declaraciones, por todas las Grandes Potencias, sobre la que nuestro país ha asumido compromisos que refirmará en noviembre en la Cumbre del Clima de Glasgow.
Los objetivos concretos de las medidas propuestas son crear un régimen de promoción industrial para fomentar la fabricación y venta de autos 100% eléctricos en nuestro país. También, impulsar la creación de la Agencia Nacional de Movilidad Sustentable, que establecerá las normativas que deberán cumplir los futuros autos fabricados y vendidos y nuestro país.
En caso de ser aprobada, la nueva Ley obligará a las dependencias del Estado y el transporte público tendrá que comenzar a incorporar, paulatinamente, a sus flotas nuevos vehículos eléctricos.
El objetivo es llegar al año 2030 con inversiones por un total de 8.000 millones de dólares en la industria automotriz local, que permitirá la creación de más de 21 mil nuevos puestos de trabajo en terminales, autopartistas y fabricantes de baterías.
El proyecto incluye “beneficios fiscales e incentivos para quienes compren autos eléctricos y seguramente tendrá un fuerte impacto en la renovación de la flota de transporte público”, señalaron desde el Ministerio de Desarrollo Productivo.
“Si bien en el capítulo autos eléctricos la renovación del actual parque automotor no será inmediata, sí somos optimistas en el caso del transporte público, lo que redundará en beneficio del medio ambiente para las grandes ciudades”, remarcaron fuentes oficiales.
En este sentido, se hizo hincapié en resultados cercanos como “el desarrollo de la cadena de litio, particularmente para la fabricación de baterías”.
Este futuro régimen de electromovilidad ofrecerá incentivos fiscales y tributarios para promover la inversión, como también para la adquisición de vehículos eléctricos con el requisito central que tengan componentes de fabricación en el país para potenciar la cadena de valor.
Todos los actores relevantes del sector minero están atentos a este proyecto de ley, ya que hay en juego “proyectos de inversión del orden de US$ 900 millones para los próximos 5 a 7 años”.
Pero también se esperan inversiones por parte de las empresas que se pueden denominar electroautopartistas y fabricantes de equipamiento auxiliar, como son los cargadores, en micromovilidad, que representa un sector novedoso y muy interesante para inversiones medianas y pequeñas.
También habrá lugar, según se asegura en despachos oficiales, para los retrofits (modernización de equipos y maquinarias) y conversiones a nuevas tecnologías, y también otras iniciativas vinculadas a las celdas de combustible o GLP (Gas Licuado de Petróleo).
Toda esta perspectiva de industrialización está basada en la capacidad de la Argentina de recursos naturales, de la experiencia de una industria química relevante en América Latina, la trayectoria automotriz con una cadena autopartista avanzada, y una red de ciencia y tecnología con capacidad de hacer aportes importantes.
En este escenario, el objetivo es “crear en Sudamérica el primer enclave productivo integral, que sirva como plataforma para el país y para exportar a los países vecinos, que ya están avanzando en integrar vehículos con baterías de litio a su parque”.
“La apuesta es que Argentina sea el primer fabricante continental de este complejo, lo que constituirá una oportunidad única”, auguraron, en referencia a una cadena de industrialización que incluye, pero va más allá del anhelo de fabricar las baterías de litio en el país.
Es que la Argentina, posee los segundos recursos de litio identificados más grandes del mundo (solo detrás de Bolivia) y la tercera cantidad más grande de reservas de litio comercialmente viables detrás de Chile y Australia.