(La primera parte de este reportaje está aquí)
—Pasemos a la segunda tanda de preguntas. ¿Qué vas a hacer para frenar la inflación? ¿Es viable una economía con el nivel actual de inflación?
—La economía hoy crece, aún con más de 20% de inflación. Crece fuerte y genera empleo. En lo que va del año, creció el empleo. El empleo privado registrado creció en más de 100.000 puestos de trabajo. No quita que la inflación sea algo que afecta negativamente al funcionamiento del sistema económico y es una de las dos grandes prioridades de la política económica: generar empleo y reducir la inflación. La inflación tiene múltiples causas. No se pueden atacar en forma de shock. Las exportaciones tienen que crecer para que haya más divisas y menos presión sobre el tipo de cambio. No puede saltar de un día a otro de 75.000 millones de dólares anuales a 100.000. Llevará tiempo ir reduciendo la inflación a los niveles adecuados para el funcionamiento del sistema económico.
—¿Estamos en un crecimiento o es un rebote?
—Es de recuperación, porque hay formación de capital en Argentina. La inversión este año crecerá alrededor de 30%. No hubo destrucción de capacidades productivas a causa de políticas como el ATP o el REPRO. No es que rebota sola la economía. Es el resultado de políticas públicas. Son la causa de que crezca la capacidad productiva de la economía.
“Es importante darle continuidad al crecimiento que se da en la Economía.”
—Las leliqs superan la base monetaria y provocan un déficit cuasi fiscal del 3%, un número, que en la medida que siga, el déficit fiscal continuará creciendo. ¿Cuál será la estrategia respecto de las leliqs?
—El tema de las leliqs más los pases debe abordarse. Durante 2020 hubo que recurrir fuertemente a la emisión monetaria. El Banco Central tuvo que esterilizar una parte de la emisión para evitar que ponga presiones sobre los tipos del cambio y la brecha cambiaria por encima de las que naturalmente ya existían. Para dar vuelta esta situación, es importante que la liquidez se vaya canalizando a donde más sirva al desarrollo del país, que el ahorro se canalice en inversión, que la estructura financiera se vaya adaptando a que esto ocurra. También la reducción de la emisión monetaria contribuirá al respecto. Hoy está reduciéndose el déficit al mismo tiempo que el Estado juega un rol contracíclico. Es el camino por el que continuaremos.
—Y también pregunta si los controles pueden justificarse para un corto período de tiempo a la espera del resultado de un plan integral macroeconómico, ¿Cuándo se levantarán? Se refiere al mercado cambiario, las importaciones y ahora de bienes.
—Hay un plan integral macroeconómico. Siempre los proyectos de ley de presupuesto constituyen el corazón de la programación macroeconómica. También se pensó en términos plurianuales, orientado con lo que llamo tranquilizar la economía, construir una estructura económica productiva inclusiva sobre la base de generación de trabajo. Hoy ocurre y hay que continuar. También ocurre que debe seguir. Hoy hay agregación de valor en la economía. Es importante que sea estable, porque generará más divisas, lo que también está sucediendo. Hay un camino que se recorre.
—¿Cuándo se levantarán?
—Hoy Argentina tiene regulaciones cambiarias y de capital de naturaleza defensiva. No constituyen el horizonte hacia el cual se busca converger. Se adoptaron en el contexto de una crisis cambiaria muy fuerte. Las adoptó el gobierno que nos precedió, luego de más de dos años de carry trade. Habían entrado dólares en la Argentina que se cambiaron por pesos para invertir en activos que daban un rendimiento superior a la tasa de devaluación. Lo que se llama la bicicleta financiera. Fue persistiendo en el tiempo hasta que pasó el cambio de expectativas y la consecuente devaluación abrupta del tipo de cambio. Una parte muy importante de esos fondos se fueron limpiando en estos últimos dos años. Pero todavía queda una parte importante atrapada en la Argentina. Estructuralmente no les interesa estar en la economía real del país. Vinieron a aprovechar oportunidades financieras en un corto plazo. Llevará tiempo resolver ese problema y construir un nivel de resiliencia externa. Que el país tenga suficientes reservas internacionales para transitar al esquema más adecuado en cuanto a los movimientos de flujo de capitales. El esquema se llama de regulaciones macroprudenciales, que alienta, facilita la inversión en la economía real, hace que salir del país sea fácil y por lo tanto que haya más incentivos a entrar. Desalienta el ingreso de capitales especulativos, de corto plazo de portafolio. Hay medidas que se tomaron en esa dirección. Una es el decreto de las grandes inversiones. En la transición, seguirá habiendo administración de comercio exterior y regulaciones cambiarias que evolucionarán.
—¿Cuáles son las diferencias con el Fondo que impiden un acuerdo?
—Es una gran pregunta, para hablar un rato de esto. No voy a comenzar por el marco conceptual de las negociaciones. Podemos hablar luego. Lo que más nos ayudaría es cerrar un acuerdo en que podamos llevar adelante nuestra visión para tranquilizar la economía argentina. Que la Argentina actúe como un Estado nación. Nos ayudaría que los factores de poder de nuestra sociedad en una negociación, que es geopolítica, nos apoyen para poder resolver este problema de una forma virtuosa. Es un camino que debemos recorrer. En muchas ocasiones se observan comportamientos que van en contra de los intereses de nuestro Estado nación. Sería muy importante un cambio.
“Aun con 20% de inflación la economía crece fuerte y genera empleo.”
—Otra de las preguntas ahora de predecesores de otro partido. Cuando vos reestructuraste la deuda pública, solicitaste un trabajo de asistencia técnica al Fondo Monetario para que indique bajo qué parámetros llevar adelante la reestructuración y el organismo podía calificar la deuda de la Argentina como sostenible o sustentable, con alta probabilidad en un futuro programa. Según este trabajo, la deuda pública de Argentina se situaría en 70% del Producto Bruto en 2022. Sin embargo, con el mayor déficit fiscal de 2020, de 2021, la misma se situó en 101% del Producto, según los últimos datos oficiales. ¿Implicaría que en un futuro el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional calificaría la deuda como sostenible, pero no ya con alta probabilidad o quizás incluso no sostenible?
—El análisis de la sostenibilidad de la deuda pública de Argentina del FMI fue realizado antes de la pandemia. Luego se actualizó. Cambió cuando vino la pandemia y el déficit fiscal fue mucho mayor. Imaginémonos si hubiéramos tenido un déficit fiscal primario de alrededor de 1% del Producto como anticipábamos antes de la pandemia para el año 2020. Hubiera implicado una masiva destrucción de empresas y empleo, un sufrimiento social en los sectores más vulnerables. La realidad cambió fuertemente por la pandemia. El dato de 2021 no es ese. La deuda pública bruta terminará alrededor del 89/90% para el año 2021, justamente porque creció la economía y porque buena parte del endeudamiento que se tomó en pesos fue a tasas de interés reales por debajo de la tasa de crecimiento real de la economía.
—¿La pandemia la hizo menos sustentable a la deuda?
—Emporó la situación, sin ninguna duda. Pero trabajamos para tener un acuerdo sustentable. Por eso actuamos con tanta firmeza.
—¿Los parámetros de sustentabilidad de hoy deberían ser distintos de los de hace un año y medio?
—Cerramos el acuerdo en el contexto de pandemia. El acuerdo final se anunció el día 3 de septiembre, cuando la pandemia golpeaba muy fuerte.
—Me estoy refiriendo a la sustentabilidad del acuerdo, porque también parte de la deuda es del Fondo Monetario Internacional.
—La sustentabilidad es un concepto probabilístico y con márgenes importantes. A la pregunta de si la situación de la pandemia afecta la sustentabilidad de la deuda, la respuesta es por supuesto. Tiene consecuencias para el crecimiento de la economía, como pasó en 2020, pero hoy se vive una recuperación muy fuerte. Recuperaremos gran parte de lo que se perdió en 2020.
—¿Se cayó 9 y pico y se va a crecer 9 y pico?
—Crecerá 9 y pico. No va a llegar posiblemente al 100%, pero casi. Hicimos el acuerdo con la deuda en el contexto de pandemia. Tomamos una posición que fue evolucionando, entendiendo que había una pandemia. Debíamos tener una posición muy firme. Hacia adelante se presenta el tema del Fondo Monetario Internacional, que se resolverá en pasos, justamente por el tamaño de lo adeudado.
—El Banco Central realiza todos los días políticas cambiarias de mercado, de contado con liquidación, mediante compra y venta de títulos públicos. Vos reconociste que esa actividad por parte del Banco Central era política cambiaria, en una serie de tweets publicados en marzo de este año. ¿Es razonable que el Banco Central efectúe estas operaciones en un mercado poco transparente?
—No es poco transparente. Es un mercado de títulos públicos. El Banco Central busca mantener condiciones de estabilidad financiera y cambiaria que contribuyan a la estabilidad macroeconómica. Percibe esas condiciones para poder ir bajando la inflación. La estabilidad cambiaria es importante y hoy, con controles de capital. La estabilidad de la brecha también es importante. Se da una situación en la cual una compra de títulos públicos en moneda extranjera a los precios que hoy exhiben, implica netamente un desendeudamiento del sector público consolidado para la deuda de moneda extranjera.
“Me consta que en la oposición hay gente que quiere que a la Argentina le vaya bien.”
—¿Por qué no se informa todos los días acerca de ganancias o pérdidas de reservas de estas operaciones y se las oculta junto a otras operaciones, como la reevaluación de activos?
—El Banco Central informa sus balances. Es cuestión de leerlos. Se elige la periodicidad de los anuncios.
—Lo hace a posteriori.
—Pero es el funcionamiento institucional del Banco Central que lleva años. Cualquiera puede ver la evolución del balance del Banco Central y a partir de allí decidir. El armado institucional está hecho al servicio de la Argentina, no de quien quiera especular.
—Por lo que veo, en el tipo de preguntas que hacen los predecesores tuyos, dependiendo de la coalición que integran, hay miradas parecidas. Voy con otra. En el proyecto de ley de presupuesto de 2022, casi la mitad de las necesidades de financiamiento aparecen cubiertas por organismos internacionales. La pregunta es, si no solicitás dinero fresco al Fondo Monetario Internacional, estarías computando unos 12.000 millones de dólares de financiamiento neto del BID y del Banco Mundial, lo cual sería imposible. ¿De qué organismos planteás obtener el financiamiento?
—Esos datos no son correctos. Proyectamos un déficit primario del 3,3% del producto. Es una hipótesis prudente con el Estado jugando un rol que apuntale la recuperación. A eso hay que sumarle los intereses por la deuda. Eso suma, para el sector público nacional consolidado, 4,8% del producto. Hay que conseguir 4,8% del Producto del financiamiento. Si asumimos que entre 2 y 2,2 puntos del producto se financia vía mercado interno, y 1,8 del producto se financia vía asistencia del Banco Central al Tesoro, que son los adelantos transitorios. Ahí ya tenemos casi cuatro puntos, llegamos a 3,8 puntos del producto. Es mucho más que la mitad.
—¿Y si lo convertís en dólares hay un financiamiento externo previsto de cuánto?
—El financiamiento externo previsto está entre el 1,1% y el 1,3% del producto. Dependerá de la situación que se dé con el Fondo Monetario Internacional, de si el país puede refinanciar los 45 mil millones de dólares que se tomaron o no. Buscamos llegar a un acuerdo que nos permita refinanciar la deuda con el Fondo Monetario Internacional, y del crédito neto que se dé con los otros organismos multilaterales.
(Continuará mañana)